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"Estados Unidos es materialmente rico, pero aún existe demasiada pobreza y desesperación en medio de la abundancia. El gobierno puede reunir a las fuerzas militares, pero no puede poner esperanza en nuestros
corazones ni darle propósito a nuestras vidas"."
El Presidente Bush
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Iniciativas Basadas en la Fe y Comunidad: Una Reunión
de las Fuerzas de la Compasión
In English
El Problema
Nuestro país tiene un honorable compromiso desde
hace mucho tiempo de asistir a las personas, familias y comunidades que
no han participado plenamente en la creciente prosperidad de los
Estados Unidos. A pesar de la multitud de programas y compromisos
renovados por el gobierno federal y los gobiernos estatales de combatir
el desamparo social, la pobreza y la desesperación aún afligen a
demasiados de nuestros vecinos en medio de nuestra abundancia.
Considere:
- Hasta 15 millones de jóvenes corren el riesgo de no tener una
vida adulta productiva al caer en las garras del crimen, las drogas
y otros problemas que dificultan su habilidad para educarse,
incorporarse exitosamente a la fuerza laboral o contribuir con la
sociedad de otras maneras;
- Los padres de más de 2 millones de niños están en la prisión o
cárcel; más de dos millones de niños se encuentran en hogares de
guarda, y más de un quinto de aquellos niños están esperando ser
adoptados;
- En el año 1997, nacieron más de un millón de bebés de
madres solteras, siendo muchas de éstas niñas también;
y
- Más de una de cada seis familias estadounidenses con hijos
tiene un ingreso anual de $17,000 o menos.
Millones de estadounidenses están esclavizados por las drogas
o el alcohol. Cientos de miles viven en las calles. Y a pesar de los
muchos logros de la reforma al bienestar social, demasiadas familias
continúan siendo dependientes y a muchas de aquellas que ya no son
parte de la nómina pública apenas les alcanza el dinero.
Una nación grandiosa y próspera puede y deber hacer más. Los
estadounidenses constituyen un pueblo muy compasivo y no tolerará la
indiferencia hacia los pobres. Pero también quieren resultados
compasivos, no sólo intenciones compasivas.
La Reforma del Bienestar Social
El pueblo estadounidense apoya un gobierno que desempeña
funciones vital, pero de otro lado quiere ver que sus dólares federales
tengan un impacto en las vidas de los desfavorecidos. Los
estadounidenses creen que nuestra sociedad debe encontrar maneras de
brindar recuperación y renovación. Y consideran que el gobierno debería
ayudar a los necesitados a lograr la independencia y responsabilidad
personal.
Para lograr estas metas, la asistencia federal debe hacerse
más efectiva y ajustarse más a las necesidades locales. No sólo debemos
delegar el apoyo federal a los gobiernos estatales y locales, cuando
sea apropiado, sino también transferir la asistencia a aquellos en los
vecindarios que propician la recuperación y brindan ayuda, a aquellos
que la necesiten más. Los programas sociales tradicionales a menudo son
demasiado burocráticos, inflexibles, e impersonales en satisfacer las
serias y complejas necesidades de los pobres. Las reformas deben hacer
del gobierno federal un socio de aquellos en los grupos comunitarios
basados en la fe y en la comunidad que atienden las necesidades de
otros y en quienes los afligidos ponen su confianza. Estas
organizaciones hacen milagros todos los días, gozan de éxitos poco
comunes, pero cuentan con pocas manos y muchos adversarios. Debemos
identificar y reforzar a estos héroes silenciosos, tanto consagrados
como laicos, que están logrando grandiosos resultados
cívicos.
Utilizar los éxitos como
Fundamento
Este gobierno propone una función distinta para el
gobierno en la política social social un nuevo inicio y una estrategia
audaz. Reestructuraremos la política y los programas federales para
movilizar, apoderar y colaborar de la mejor manera posible con grupos
de base y sin fines de lucro. Reforzaremos y respaldaremos los
programas que funcionan e incrementaremos sus dimensiones. También
debemos comprometernos a suscitar un caudal de donaciones privadas por
personas, corporaciones, fundaciones y otros a las fuerzas de la
compasión que laboran diariamente para fortalecer las familias y
comunidades.
Debemos seguir preguntándonos: ¿En qué consiste la
responsabilidad social del gobierno federal? ¿Qué porción de nuestro
presupuesto federal debe ser asignado a los programas sociales? Estas
son preguntas vitales. Pero de la misma importancia es la cuestión de
cómo debe desempeñar su labor social el gobierno federal. En la
política social, el sector independiente los proveedores laicos y
afiliados a grupos religiosos, las asociaciones cívicas, las
fundaciones y otros que otorgan donaciones
sido un socio indispensable y preciado del gobierno. Nuestro propósito
es contribuir a, mas no quitar de, sus buenas obras.
Nos concentraremos en ampliar la función en los servicios
sociales de los grupos basados en la fe y otros que prestan servicios a
la comunidad que tradicionalmente han estado apartados del gobierno. No
lo hacemos por favoritismo o porque son las únicas organizaciones
importantes, sino porque frecuentemente han sido descuidados o
excluidos de la política federal. Nuestro propósito es ofrecer las
mismas oportunidades a dichos grupos, reglas del juego equitativas,
oportunidades justas de participar si sus programas tienen éxito.
Exhortaremos a las agencias federales a que acojan más a los programas
de base y de pequeña escala, tanto consagrados como laicos, porque
tienen atributos únicos que el gobierno no puede replicar.
TEl gobierno federal debe continuar desempeñando una función
prominente en la búsqueda de soluciones a la pobreza y al desamparo
social. Pero esa función debe ir más allá del financiamiento de
programas tradicionales y desgastados, y colaborar en vez con los
ayudantes que residen en los corazones de los vecindarios pobres. Los
estadounidenses merecen una gran variedad de opciones porque, no puede
existir una sola solución cuando es cuestión de vencer a las
adicciones, la pobreza, la reincidencia, y otros problemas
sociales.
La Oficina de Iniciativas Basadas en la Fe
y Comunidad
La Oficina de Iniciativas Basadas en la Fe y Comunidad
tiene la responsabilidad principal de promover el programa del
Presidente para fortalecer y ampliar los servicios de base y basados en
la fe. La oficina colabora con agencias federales, el Congreso, y los
gobiernos estatales y locales para promover cambios en las políticas,
leyes y regulaciones. También colabora con grupos filantrópicos
privados, el sector de organizaciones sin fines de lucro, los negocios,
las muchas comunidades estadounidenses de la fe, y los grupos de
vecindario para exhortar, difundir y fortalecer un compromiso renovado
al servicio comunitario.
Centros para las Iniciativas Basadas en la
Fe y Comunidad
El Presidente ha establecido Centros para las
Iniciativas Basadas en la Fe y Comunidad en cinco agencias importantes
del Gabinete para, al cambiar la manera en que opera el gobierno
federal, promover así el programa de su gobierno basado en la fe y en
la comunidad. Estos centros evaluarán las políticas, los programas de
financiamiento, y las estrategias de comunicación y asistencia técnica
de la agencia para garantizar que pongan énfasis en la efectividad y
hospitalidad de las organizaciones basadas en la fe y
comunidad.
Centros
para las Iniciativas Basadas en la Fe y Comunidad en los Departamentos
de:
- Salud y Servicios Humanos
- Vivienda y Desarrollo Urbano
- Justicia
- Educación
- Trabajo
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