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Oficina del Secretario de Prensa
7 de mayo de 2008
Declaraciones del Presidente ante el Consejo de las Américas
Department of State
Washington, D.C.
1:14 P.M. EDT
EL PRESIDENTE: Gracias a todos. Sírvanse tomar asiento. Bill, gracias por la amable presentación. Gracias por darme la oportunidad de pasar por aquí y ver que el comedor de la secretaria de Estado es mucho mejor que el comedor del Presidente. (Risas.) Es un honor para mí estar aquí. Me complace volver a estar con el Consejo de las Américas (Council of Americas). Les agradezco lo que hacen por promover la libertad personal y económica en toda la región, en todo el continente americano. Les agradezco su gran preocupación por la necesidad de que se propague la libertad, la libertad en la forma de gobierno y la libertad en el tipo de economía.
Es un honor para mí estar aquí con la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, mejor conocida en la región como la señorita Arroz. (Risas.) Me complace estar con Carlos Gutiérrez, el secretario de Comercio; Susan Schwab, la representante comercial de Estados Unidos. Es un placer estar aquí con Susan Segal, presidenta y CEO del Council of Americas; un amigo muy querido de la familia, ex miembro del gabinete 41, Robert Mosbacher; Mack McLarty, también personas muy interesadas en la región. Gracias por acompañarnos aquí. También me complace estar aquí con ministros, representantes, embajadores de los gobiernos de Canadá, Colombia, México y Perú Es un honor que todos ustedes estén presentes.
La base de una buena política exterior es una buena relación con los vecinos. Una región pacífica y segura es de interés para Estados Unidos de Norteamérica. Y, entonces, deseo hablarles sobre el hemisferio que compartimos, los desafíos que enfrentamos y la enérgica labor que Estados Unidos está realizando para ayudar a hacer del continente americano un lugar de esperanza y libertad.
En décadas recientes, ha habido sucesos positivos en América Latina. Los países han dejado atrás la era de las dictaduras, la era de los disturbios civiles. Desafortunadamente, hoy en día, algunos países de la región están presenciando el resurgimiento del radicalismo y la inestabilidad. Y una nación en la región permanece atascada en la tiranía de una era pasada, y ésa es Cuba.
Ayer tuve la fascinante oportunidad de hablar con un destacado disidente cubano, un ex prisionero político y la esposa de un hombre que está detenido en una prisión cubana simplemente porque expresó su creencia de que todas las personas deben vivir en una sociedad libre. Las videoconferencias son una de las grandes maravillas del siglo XXI, y fue inspirador poder sentarme en la Casa Blanca y hablar con estas valientes personas en La Habana. Me recordó cuánto puede hacer Estados Unidos para ayudar al pueblo cubano a alcanzar los frutos de la libertad. También me recordó un par de cosas: La primera, que existe una verdad imperecedera cuando se trata de la libertad, que hay un Todopoderoso, y un don de ese Todopoderoso a cada hombre, mujer y niño sea estadounidense, cubano o de otra nacionalidad es la libertad; y que ayudar a inspirar a la isla a escoger la libertad requiere de la valentía y determinación de personas como las tres que conocí.
El gobierno cubano anunció un cambio de mando recientemente. Algunos en el mundo se maravillaron ante la posibilidad de que el cambio estuviera en camino. Yo no lo veo así. Hasta que haya un cambio en la forma de pensar y un cambio en la compasión y un cambio en la forma en que el gobierno cubano trata a su pueblo, no habrá ningún cambio en absoluto. El régimen ha hecho gestos vanos de reforma, pero Cuba aún es gobernada por el mismo grupo que ha oprimido al pueblo cubano por casi medio siglo. Cuba no será un país libre mientras se penalice la libre expresión y ésta sólo pueda darse en susurros y plegarias silenciosas. Y Cuba no pasará a ser un lugar próspero simplemente disminuyendo restricciones en la venta de productos fuera del alcance del cubano promedio.
Si Cuba quiere unirse a la comunidad de naciones civilizadas, entonces los gobernantes de Cuba deben iniciar un proceso pacífico de cambio democrático. Y el primer paso debe ser poner en libertad a todos los prisioneros políticos. Deben respetar los derechos humanos, de palabra y acción. Y deben permitir lo que el pueblo cubano desea desde hace varias generaciones: elegir a sus propios líderes en elecciones libres e imparciales. Ésta es la política de Estados Unidos, y no debe cambiar hasta que el pueblo de Cuba sea libre. (Aplausos.)
También enfrentamos otros desafíos en el hemisferio. Me preocupa muchísimo el desafío que representa el tráfico ilícito de drogas. En primer lugar, comprendo muy bien que si hay demanda, habrá oferta. Y Estados Unidos de Norteamérica está implementando una estrategia para reducir una estrategia integral para convencer a nuestra gente de que deje de consumir drogas ilegales. Converso regularmente con mis homólogos en la región y hablo sobre formas en que podemos trabajar juntos y explicaré algunas de las estrategias en un minuto pero también les recuerdo que mientras Estados Unidos consuma drogas ilegales, los narcotraficantes encontrarán maneras de traer sus productos aquí.
Hemos logrado reducir la demanda un poco. Desde el 2001, la tasa de consumo de drogas entre los jóvenes ha bajado 24 por ciento. El consumo de marihuana entre los jóvenes se ha reducido 25 por ciento. El consumo de éxtasis ha bajado más de 50 por ciento. El consumo de metanfetaminas se ha reducido 64 por ciento. En general, se calcula que 860,000 jóvenes menos en Estados Unidos consumen drogas ahora que cuando comenzamos. Pero obviamente, aún nos queda mucho trabajo por delante. Y, por lo tanto, mi promesa a nuestros amigos en la región es que Estados Unidos continuará implementando esta estrategia integral para poner de nuestra parte a fin de reducir la demanda de drogas ilegales.
En segundo lugar, estamos esforzándonos por interceptar las drogas ilegales antes de que lleguen a nuestros ciudadanos. Todos los días, los hombres y mujeres de la DEA, el Servicio de Guardacostas, la Patrulla Fronteriza y otras agencias de la ley trabajan incansablemente para interceptar drogas, para detener el lavado de dinero y para desbaratar las pandillas que están distribuyendo este veneno en nuestra sociedad. Hemos tenido cierto éxito. Hemos incautado cantidades récord de cocaína que estaba camino a Estados Unidos. El año pasado, estos esfuerzos disminuyeron significativamente la disponibilidad de cocaína en 38 ciudades importantes. Aún nos queda trabajo por hacer.
Y el último aspecto de nuestra estrategia es éste: Trabajaremos con nuestros socios, México y los países de Centroamérica, para hacerle frente al narcotráfico internacional. Estoy sumamente preocupado por lo letales y crueles que pueden ser estos barones de la droga. He observado con admiración cómo el Presidente Calderón ha adoptado una posición firme para asegurarse de que su sociedad esté libre de estos barones de la droga. Y mientras más firme se pone México, mayores las probabilidades de que estas familias de narcotraficantes y estos cabecillas traten de encontrar refugio en Centroamérica.
Y es por eso que mi gobierno se ha comprometido con el Iniciativa Mérida. Es una sociedad, una sociedad en colaboración con México y Centroamérica que los ayudará a hacerle frente al flagelo de estos líderes del narcotráfico, que son sumamente ricos y sumamente violentos. Y deseo trabajar con el Congreso para asegurarnos de que, en primer lugar, aprueben en su totalidad nuestra solicitud en el próximo debate sobre la [asignación] suplementaria, y también les recuerdo a los miembros del Congreso que la estrategia que hemos ofrecido es una estrategia concebida con los líderes de los países centroamericanos, como también México. Es una estrategia concebida de manera que sea eficaz. Y, entonces, cuando el Congreso apruebe nuestra solicitud [de una asignación] suplementaria, también deben asegurarnos de que implementarán en su totalidad la estrategia que propusimos.
Otro desafío es promover la justicia social en la región. Casi una de cada cuatro personas en América Latina vive con $2 al día. Los niños nunca terminan la primaria. Las madres tienen dificultad para encontrar un médico. En esta era de creciente prosperidad y abundancia, Estados Unidos debe tomar muy en serio este problema. Ya que somos el país más próspero del mundo, Estados Unidos está haciendo un esfuerzo por ayudar a nuestros aliados a mejorar la vida de sus ciudadanos.
La justicia social requiere acceso a atención médica decente. Y, por lo tanto, estamos ayudando a atender las necesidades médicas en algunas de las regiones más remotas de América Latina, principalmente usando el personal militar de Estados Unidos para tratar a los lugareños.
Nunca olvidaré cuando fui a Guatemala y vi las clínicas operadas por nuestros soldados. Estados Unidos es un país compasivo. Somos muy fuertes cuando es necesario que lo seamos. Pero nuestros militares han prestado atención de excelente calidad a muchas personas que nunca antes habían recibido atención médica. Las misiones del año pasado les dieron tratamiento a 340,000 personas en 15 países. Y este año, una nueva serie de misiones humanitarias les proporcionará tratamiento a 320,000 más. Y es muy importante que cuando la gente piensa en Estados Unidos y piensa en la región, que comprenda que la justicia social es una de nuestras principales prioridades.
La justicia social también requiere acceso a una educación decente. Y desde el 2004, los contribuyentes de Estados Unidos han proporcionado más de $300 millones para programas educativos en toda la región, con particular énfasis, particular atención a las poblaciones rurales y marginadas.
También el año pasado, la secretaria y yo anunciamos una nueva alianza a favor de los jóvenes latinoamericanos, para ayudar a miles de jóvenes en el continente americano con su inglés y otorgarles la oportunidad de estudiar en Estados Unidos. Y el motivo es simple: Queremos que la gente de nuestra región cuente con las aptitudes necesarias para aprovechar las oportunidades del siglo XXI. Es de interés para Estados Unidos que promovamos una buena política de salud y una buena política de educación.
La justicia social también requiere acceso a instituciones que son justas, eficaces y están libres de corrupción. Es difícil tener una sociedad que promueve la esperanza cuando los líderes roban el dinero de los contribuyentes. Es difícil tener un lugar que promueve la esperanza cuando la gente no está cómoda con la forma de gobierno. Y, entonces, continuaremos nuestra ayuda bilateral, y me siento orgulloso de la cantidad de dinero que estamos gastando en la región. Pero también hemos cambiado la manera en que estamos proporcionando ayuda al insistir en normas de buen gobierno, el imperio de la ley, la educación la inversión en la educación y salud de sus pueblos, y en que los gobiernos acojan la economía de mercado.
Y hacemos esto, lo que se denomina por medio de lo que se denomina la Cuenta del Desafío del Milenio (Millennium Challenge Account). Es una nueva manera de decir que, sí, vamos a proporcionarles el dinero de los contribuyentes, pero esperamos algo a cambio de los gobiernos a los que ayudamos. No creo que sea mucho pedir que un gobierno que recibe ayuda de Estados Unidos combata la corrupción. De hecho, considero que es una solicitud que se debió hacer hace mucho tiempo. No creo que sea demasiado pedir que un gobierno al que ayudamos invierta en la salud y educación de sus niños. Ni creo que sea demasiado pedir que un gobierno acepte la economía de mercado.
La Millennium Challenge Account ha invertido hasta ahora $930 millones en nuestra región para ayudar a los países de El Salvador, Guyana, Honduras, Nicaragua, Paraguay y Perú. Permítanme hablar sobre sólo unas cuantas de las iniciativas para darles una idea del tipo de programas de que estamos hablando.
En Honduras, Estados Unidos está prestando ayuda a casi 1,300 agricultores para que puedan trabajar sus tierras y mantener a sus familias. En Nicaragua, hemos ayudado a pequeños agricultores y empresarios a aumentar su productividad en comunidades rurales. En Paraguay, estamos trabajando para con los líderes locales para reducir el costo de iniciar nuevas empresas.
¿Ven? El propósito es fomentar el sentido empresarial, la infraestructura que ayudará a la gente a llevar productos al mercado; proporcionar la capacidad que estos países tengan la capacidad de ofrecerle más esperanza a su pueblo. Éste es un programa realmente bueno, y el Congreso debe financiarlo en su totalidad cuando debata las medidas de asignaciones este año.
La Millennium Challenge Account es una manera de promover la prosperidad, pero quizá la más no "quizá" la forma más efectiva es por medio del comercio. El comercio brinda oportunidades económicas adicionales tanto a la gente de América Latina como a la gente de Estados Unidos.
El Congreso reconoció esta oportunidad y el Congreso examinó si debíamos o no tener tratados de libre comercio en nuestra región, y empezaron a hacerlo con Perú. Y el proyecto de ley afortunadamente, una amplia mayoría compuesta por miembros de ambos partidos aprobó el tratado comercial con Perú. Es un buen tratado. Es bueno para Perú. Y resulta que también es bueno para Estados Unidos. Y ahora hago un llamado al Congreso para que, con el mismo espíritu con el que aprobaron el tratado de libre comercio con Perú, hagan lo mismo por Colombia y Panamá.
Hace 17 meses, Estados Unidos firmó un tratado de libre comercio con Colombia. Desde entonces, mi gobierno ha trabajado estrechamente con el Congreso para encontrar la manera de proseguir, con el respaldo de ambos partidos, a fin de que este acuerdo se lleve a votación. Comprendo que votar sobre asuntos de comercio es difícil. Y es por eso que nos comunicamos continuamente con el Congreso. Hemos realizado 400 consultas, reuniones y llamadas. Hemos llevado comitivas a Colombia en las que participaron 50 miembros del Congreso. Y trabajamos estrechamente con los líderes del Congreso de ambos partidos. Respondimos a las inquietudes sobre estándares laborales y ambientales al incluir algunas de las más estrictas protecciones en la historia de tratados comerciales suscritos por Estados Unidos. Nos hemos desvivido por trabajar con los miembros de ambos partidos en el Capitolio.
Y a pesar de eso, el Congreso se ha rehusado a actuar. Hace un mes envié el proyecto de ley envié al Congreso el proyecto de ley para implementar el tratado. Sin embargo, la presidenta de la Cámara de Representantes optó por bloquearlo en lugar de permitir que el Congreso cumpla con su compromiso de someterlo a votación para aprobarlo o no. Su decisión no tiene precedente. Y es extremadamente lamentable. Espero que la presidenta de la Cámara de Representantes cambie de opinión. Y espero que ustedes la ayuden a cambiar de opinión. Si no lo hace, será el fin de este tratado , y esto será nefasto para nuestros trabajadores, nuestras empresas, y será nefasto para la seguridad nacional de Estados Unidos.
La aprobación de este tratado fortalecería nuestra economía. Hoy en día casi todas las exportaciones de Colombia entran a Estados Unidos libres de impuestos. Sin embargo, los productos estadounidenses exportados a Colombia pagan aranceles de hasta 35 por ciento para productos no agrícolas, y mucho mayores para productos agrícolas. Pónganse a pensar. Ellos exportan a Estados Unidos libres de impuestos, pero nosotros no tenemos la misma ventaja. Yo llamaría a eso un acuerdo económico parcializado.
Por lo tanto, dejar de aprobar el tratado de libre comercio está haciendo que vender nuestros productos a Colombia sea mucho más difícil. Para tratar de ponérselo en perspectiva, este fin de semana, lamentablemente, alcanzamos una cifra significativa: desde que se firmó el tratado de libre comercio, las exportaciones estadounidenses a Colombia pagaron aproximadamente $1,000 millones en aranceles. He allí ahí tienen $1,000 millones de razones buenas por las que el Congreso de Estados Unidos debe aprobar este proyecto de ley. Con la aprobación del tratado podríamos crear el (aplausos).
Los miembros del Congreso deben pensar en esto. Una vez implementado, el tratado de libre comercio con Colombia eliminaría inmediatamente los aranceles que recaen en 80 por ciento de las exportaciones estadounidenses de productos industriales y para el consumidor. Muchas exportaciones estadounidenses de equipo agrícola y de construcción, repuestos para autos y aeronaves, y equipo científico y médico, entrarían a Colombia libres de impuestos inmediatamente, al igual que exportaciones agrícolas de carne de alta calidad, algodón, trigo, frijol de soja y fruta. Y con el tiempo, el tratado eliminaría todos los aranceles que recaen en bienes y servicios estadounidenses.
La apertura de mercados es especialmente importante en tiempos de incertidumbre económica. El año pasado, 40 por ciento del crecimiento económico total de Estados Unidos se debió a las exportaciones. Cuarenta por ciento del crecimiento fue el resultado de bienes y servicios que Estados Unidos vendió en mercados extranjeros. Con la desaceleración de nuestra economía, me parece que deberíamos estar haciendo todo lo posible para abrir nuevos mercados para bienes y servicios estadounidenses. Más de 9,000 empresas estadounidenses, entre ellas 8,000 pequeñas y medianas empresas, exportan a Colombia. Y la aprobación de este tratado, la apertura de mercados para sus bienes y servicios, las ayudaría a incrementar las ventas, las ayudaría a ampliar sus operaciones y las ayudaría a generar empleos bien remunerados.
Si les interesa el empleo en Estados Unidos, si les interesa la vitalidad económica, deben hacer todo lo posible para facilitar que las empresas estadounidenses exporten.
Y finalmente, la aprobación de este acuerdo es urgente para nuestra seguridad nacional. Colombia es uno de nuestros aliados más leales en el Hemisferio Occidental. Admiro mucho al Presidente Uribe. Es valiente. Comparte nuestros valores. Es un aliado firme y capaz en la lucha contra las drogas y el crimen y el terrorismo. El gobierno colombiano informa que, desde el 2002, los secuestros en Colombia se han reducido 83 por ciento, los ataques terroristas han disminuido 76 por ciento, los asesinatos se han reducido 40 por ciento. [El Presidente Uribe] tiene una sólida trayectoria de hacer lo que dice que va a hacer.
Y a pesar del progreso, Colombia continúa bajo intensa presión en la región. Enfrenta el continuo ataque del grupo terrorista conocido como las FARC, que toma rehenes y asesina a civiles inocentes. Colombia tiene a un hostil vecino anti Estados Unidos en Venezuela, un régimen que ha forjado una alianza con Cuba, ha colaborado con los terroristas de las FARC y ha proporcionado santuario a las unidades de las FARC.
El Presidente Uribe se ha mantenido firme. Lo ha hecho con la seguridad de contar con el respaldo estadounidense. El hecho que el Congreso no haya aprobado el tratado de libre comercio con Colombia ha puesto en duda este respaldo. El Presidente Uribe les dijo a los miembros del Congreso que la aprobación de este tratado es una de las maneras más importantes en que Estados Unidos puede mostrar su compromiso inquebrantable con Colombia. Los líderes del Congreso deben enviar el mensaje de que respaldamos a este líder decidido y valiente, y que no le daremos la espalda a uno de nuestros aliados más leales. (Aplausos.)
Ayer me reuní con el Presidente de Panamá. Le aseguré que nuestros esfuerzos para conseguir que se apruebe el tratado comercial con Panamá serían tan enérgicos y visibles como nuestros esfuerzos para conseguir la aprobación del tratado comercial con Colombia. El Congreso debe comprender que tiene la oportunidad de propagar prosperidad en nuestra región, que tiene la oportunidad de respaldar a amigos en nuestra región. Y no hay mejor manera de expresar esa amistad que respaldar el tratado de libre comercio con Colombia, el tratado de libre comercio con Panamá, y cuando lo hagan, enviar alrededor del mundo el claro mensaje de que el tratado de libre comercio con Corea del Sur también es bueno para la economía de Estados Unidos.
Los lazos entre los pobladores de Estados Unidos y los pobladores de América Latina son importantes para nuestro país. Son importantes para nuestra prosperidad y son importantes para los intereses de seguridad nacional del país. Compartimos un vínculo estrecho, un vínculo de amigos y un vínculo de vecinos. Y debido a este vínculo, Estados Unidos debe y deberá seguir cerciorándose de que América Latina sea un lugar de oportunidades, un lugar con esperanza, un lugar con justicia social, un lugar donde las necesidades básicas como atención de salud y educación no sean un sueño imposible para ningún niño. Que sea un lugar donde la pobreza le cede terreno a la prosperidad, y sobre todo, un lugar donde la libertad sea el derecho fundamental de cada ciudadano.
Quiero agradecerles por tomar esta causa en sus manos. Les agradezco por su visión, les agradezco por su inquebrantable respaldo a lo que es lo correcto para nuestra región. Y ha sido un honor venir y compartir algunas ideas con ustedes. Que Dios los bendiga. (Aplausos.)
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