print-only banner
The White House Skip Main Navigation
  

Para su publicación inmediata
Oficina del Secretario de Prensa
19 de diciembre de 2008

Declaraciones del Presidente sobre el Plan del Gobierno para Ayudar a los Fabricantes de Automóviles
Salón Roosevelt

9:01 A.M. EST

EL PRESIDENTE: Buenos días. Durante años, los fabricantes de automóviles de Estados Unidos han enfrentado serios desafíos: costos abrumadores, una participación decreciente en el mercado y la disminución de ganancias. En los últimos meses, la crisis financiera mundial hizo que estos desafíos fueran incluso más severos. Ahora, algunos ejecutivos de la industria automotriz afirman que sus compañías están al borde del colapso y que la única manera en que pueden ganar tiempo para reestructurar es con ayuda del gobierno federal.

President George W. Bush delivers a statement regarding the automobile industry Friday, Dec. 19, 2008, from the Roosevelt Room of the White House. Said the President, "Today, I'm announcing that the federal government will grant loans to auto companies under conditions similar to those Congress considered last week. By giving the auto companies a chance to restructure, we will shield the American people from a harsh economic blow at a vulnerable time. And we will give American workers an opportunity to show the world once again they can meet challenges with ingenuity and determination, and bounce back from tough times, and emerge stronger than before." White House photo by Chris GreenbergÉsta es una situación difícil que conlleva preguntas fundamentales sobre la apropiada función del gobierno. Por un lado, el gobierno tiene la responsabilidad de no socavar el sistema empresarial privado. De otro, el gobierno tiene la responsabilidad de salvaguardar la salud y estabilidad de la economía en general.

La respuesta a los desafíos de la industria automotriz requiere que mantengamos el equilibrio entre estas dos responsabilidades. Si permitiéramos ahora que el libre mercado siga su curso, es casi seguro que esto llevaría a una quiebra desordenada y la liquidación de la industria automotriz. En circunstancias económicas normales, yo diría que éste es el precio que debe pagar una compañía que fracasa, y no estaría a favor de intervenir para evitar que la industria automotriz quebrara.

Pero éstas no son circunstancias normales. En medio de una crisis financiera y recesión, permitir que la industria automotriz de Estados Unidos colapse no es un curso de acción responsable. La cuestión es cómo le podemos dar la mejor oportunidad para tener éxito. Algunos dicen que el camino más sensato es permitir que las compañías automotrices se reorganicen dentro de las cláusulas del Capítulo 11 de las leyes de quiebra… y proporcionarles préstamos federales para mantenerlas en operación mientras intentan reestructurarse bajo la supervisión del tribunal de quiebras. Pero dado el actual estado de la industria automotriz y la economía, es improbable que el Capítulo 11 funcione para las compañías automotrices en este momento.

Los consumidores estadounidenses comprenden la razón: si oyen que una compañía automotriz está a punto de quebrar, les preocupa que los repuestos y el mantenimiento no estén disponibles, y cuestionan el valor de la garantía. Y si los consumidores titubean para comprar nuevos autos de las compañías automotrices en problemas, eso podría dificultar aun más que las compañías automotrices se recuperen.

Asimismo, la crisis financiera llevó a las compañías automotrices al borde de la quiebra mucho más rápido de lo que hubiéramos podido anticipar, y no han realizado los preparativos legales y financieros necesarios para llevar a cabo de una manera ordenada los procedimientos de quiebra que podrían posibilitar una reestructuración exitosa.

La convergencia de esos factores significa que ahora existe un riesgo demasiado alto de que la quiebra lleve a una liquidación desordenada de las compañías automotrices. Mis asesores económicos creen que un colapso de esta naturaleza sería un golpe doloroso e inaceptable para esforzados estadounidenses, que se extendería mucho más allá de la industria automotriz. Empeoraría un mercado laboral débil y exacerbaría la crisis financiera. Podría arrastrar a nuestra economía en dificultades a una recesión más larga y más seria. Y significaría que el próximo Presidente tendría que hacerle frente a la debacle de uno de los principales sectores económicos de Estados Unidos en los primeros días de su mandato.

Una opción más responsable es darles a las compañías automotrices un incentivo para reestructurarse fuera del proceso de quiebra y un breve plazo durante el cual hacerlo. Y es por eso que mi gobierno trabajó con el Congreso en una ley para otorgarles préstamos a los fabricantes de autos a fin de evitar la quiebra mientras formulan planes para la viabilidad. Esta legislación contó con el respaldo de ambos partidos y de una mayoría en ambas cámaras del Congreso. 

Desafortunadamente, a pesar del extenso debate y de estar de acuerdo en que debemos evitar bancarrotas desordenadas en la industria automotriz de Estados Unidos, el Congreso no pudo remitirme un proyecto de ley antes de levantar la sesión de este año. 

Esto significa que la única manera de evitar el colapso de la industria automotriz de Estados Unidos es que el poder ejecutivo intervenga. El pueblo estadounidense quiere que las compañías automotrices tengan éxito, y yo también. Por lo tanto, hoy estoy anunciando que el gobierno federal otorgará préstamos a las compañías automotrices bajo condiciones similares a las que el Congreso consideró la semana pasada. 

Estos préstamos proporcionarán ayuda de dos maneras. En primer lugar, les darán a los fabricantes de autos tres meses para poner en vigor planes para reestructurarlas y hacer que sean empresas viables, lo cual creemos que son capaces de hacer. En segundo lugar, si no se logra la reestructuración fuera de un proceso de quiebra, los préstamos les darán tiempo a las empresas para hacer los preparativos legales y financieros necesarios para un proceso ordenado conforme al Capítulo 11, que ofrece mejores posibilidades de éxito a largo plazo y les da a los consumidores la confianza para poder continuar comprando autos estadounidenses.

Ya que el Congreso no puso fondos a disposición para estos préstamos, el plan que estoy anunciando hoy provendrá del conjunto de medidas de rescate financiero que el Congreso aprobó anteriormente en el otoño. Las condiciones de los préstamos requerirán que las compañías automotrices demuestren cómo lograrían ser viables.  Deben devolverle al gobierno todo el dinero que se les preste y mostrar que sus empresas pueden obtener utilidades y lograr un capital neto positivo.  Esta reestructuración requerirá concesiones significativas de todas las partes en la industria automotriz: gerencia, sindicatos laborales, acreedores, tenedores de bonos, concesionarios y proveedores. 

En particular, los fabricantes de autos deben cumplir con las condiciones que los expertos concuerdan que son necesarias para la viabilidad a largo plazo, entre ellas, hacer que la base de sus planes para la jubilación sean sostenibles, convencer a los tenedores de bonos de que conviertan sus deudas en el capital que las empresas necesitan para hacerle frente al déficit financiero inmediato y hacer que su compensación sea comparable a las de fabricantes de autos extranjeros que tienen operaciones importantes en Estados Unidos. Si una empresa no produce un plan viable para el 31 de marzo, se requerirá que devuelva sus préstamos federales. 

Los fabricantes de autos y sindicatos deben comprender lo que está en juego y tomar las difíciles decisiones que son necesarias para la reforma. Estas condiciones envían un mensaje claro a todas las partes interesadas en el futuro de los fabricantes de autos estadounidenses: Es hora de tomar las difíciles decisiones necesarias para ser viables o la única opción será la quiebra. 

Las medidas que estoy anunciando hoy representan un paso que desearíamos que no fuera necesario. Pero dada la situación, es la forma más eficaz y responsable de confrontar este desafío que enfrenta nuestra nación. Al  darles a las compañías automotrices la oportunidad de reestructurarse, protegeremos al pueblo estadounidense de un severo golpe económico en un momento vulnerable. Y les daremos a los trabajadores estadounidenses la oportunidad de mostrarle al mundo, una vez más, que pueden hacerles frente a los desafíos con creatividad y determinación, y recuperarse de un momento difícil y salir de la situación con más solidez que antes.

Gracias.

                                        END               9:08 A.M. EST