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Oficina del Secretario de Prensa
26 de noviembre de 2008
Discurso Radial del Presidente a la Nación
Buenos Días.
Esta semana los estadounidenses se reúnen con sus seres queridos para celebrar el Día de Acción de Gracias. Esta temporada de fiesta es un momento de fraternidad y de paz. Y es un momento para agradecer todas nuestras bendiciones.
Durante esta temporada de fiesta, damos gracias por las generaciones de estadounidenses que vencieron privaciones para crear y sostener una Nación libre. Cuando los Primeros Colonizadores de Nueva Inglaterra celebraron su primer Día de Acción de Gracias hace casi cuatro siglos, ya habían sufrido un invierno duro y amargo. Pero estaban dispuestos a soportar aquella adversidad a fin de vivir en una tierra donde pudieran adorar al Todopoderoso sin persecución. Cuando el Presidente Abraham Lincoln proclamó al Día de Acción de Gracias un feriado nacional en 1863, los Estados Unidos se encontraba en medio de una terrible guerra civil. Pero en esa hora de tribulación él dio gracias – porque consideraba que Estados Unidos podría capear el temporal y salir adelante a una nueva era de libertad.
Durante esta temporada de fiesta, damos gracias por aquellos que defienden nuestra libertad. Los hombres y mujeres de Estados Unidos en uniforme merecen nuestro respeto más alto – al igual que sus familias que los quieren y los apoyan. Últimamente me han preguntado qué es lo que más extrañaré al dejar la Presidencia. Y mi respuesta es que extrañaré ser el Comandante-en jefe de estos valientes guerreros. En esta época especial del año – cuando muchos de ellos están sirviendo en tierras lejanas – están en los pensamientos y las oraciones de todos los estadounidenses.
Durante esta temporada de fiesta, damos gracias por la bondad de ciudadanos en toda nuestra Nación. Es un testamento a la bondad de nuestro pueblo que en el Día de Acción de Gracias millones de estadounidenses dan una mano a aquellos que tienen poco. El verdadero espíritu de las fiestas se puede ver en los generosos voluntarios que traen confort a los pobres y a los enfermos y a las personas de mayor edad. Estos hombres y mujeres son miembros desinteresados de los ejércitos de compasión de nuestra Nación – y hacen de nuestro país un mejor lugar, un corazón y un alma a la vez.
Por último, tengo una nota especial de agradecimiento al pueblo estadounidense. En éste, mi último Día de Acción de Gracias como su Presidente, agradezco la buena voluntad, las palabras bondadosas y las oraciones sinceras que tantos de ustedes me han ofrecido durante los últimos ocho años. Siento que he sido bendecido de representar a personas tan decentes, valiosas y cariñosas. Por eso siempre estaré agradecido… y siempre me sentiré honrado. Gracias por escuchar.