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Oficina del Secretario de Prensa
24 de noviembre de 2007

Discurso Radial del Presidente a la Nación

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Buenos Días.

Esta semana nuestra Nación celebró el Día de Acción de Gracias. Familias y amigos estadounidenses se juntaron para expresar gratitud por todo lo que se nos ha dado. Damos gracias por las libertades que disfrutamos. Damos gracias por los seres queridos que enriquecen nuestras vidas. Y damos gracias por los muchos regalos que vienen de esta tierra próspera. El Día de Acción de Gracias es un momento en que reconocemos que todas estas cosas, y la vida misma, vienen no de la mano del hombre sino de Dios Todopoderoso.

A principios de esta semana, visité la Plantación Berkeley en Virginia. El relato de este entorno histórico se remonta casi cuatro siglos a otro día de gracias. En 1619 una banda de 38 colonos zarpó de Bristol, Inglaterra con destino a Berkeley. Al final de su largo viaje, los hombres revisaron las órdenes que traían. Las órdenes decían, y cito, "El día de la llegada de nuestro barco. será anualmente y perpetuamente mantenido santo como día de Acción de Gracias a Dios Todopoderoso." En respuesta, los hombres se arrodillaron para rezar. Y con este humilde acto de fe, los colonos celebraron su primer Día de Acción de Gracias en el Nuevo Mundo.

Los colonos de Berkeley nos recuerdan que dar gracias ha sido una tradición estadounidense desde el comienzo. En esta época del año, también recordamos los Peregrinos de Plymouth, quienes dieron gracias después de su primera cosecha en Nueva Inglaterra. Recordamos a George Washington quien condujo a sus hombres en una acción de gracias durante la revolución americana. Recordamos a Abraham Lincoln, quien revivió la tradición del Día de Acción de Gracias en medio de una terrible guerra civil.

A través de nuestra historia, los estadounidenses siempre han tomado tiempo para agradecer a todos cuyos sacrificios protegen y fortalecen a nuestra Nación. Continuamos esa tradición hoy en día - y damos gracias por una nueva generación de patriotas que están defendiendo nuestra libertad alrededor del mundo. Estamos agradecidos a todos nuestros hombres y mujeres en uniforme que están pasando este fin de semana feriado lejos de sus familias. Los guardamos en nuestros pensamientos y en nuestras oraciones. Y especialmente recordamos a aquellos que han dado sus vidas en defensa de nuestra Nación.

Uno de estos valientes estadounidenses fue el Teniente Michael Murphy. En Junio 2005 este oficial dio su vida en defensa de sus colegas SEAL de la Marina. Michael estaba llevando a cabo vigilancia en una cresta de montaña en Afganistán cuando su equipo SEAL de cuatro hombres fue rodeado por una fuerza enemiga mucho más grande. Su única forma de escapar era bajando la falda de la montaña. Los SEAL lanzaron un valiente contraataque mientras pasaban de escarpa en escarpa. Pero al acercarse más el enemigo, Michael reconoció que la salvación de sus hombres dependía de llamar a la base para pedir refuerzos.

Sin preocuparse para nada por su propia vida, Michael Murphy entró en un claro donde pudo obtener una señal. Mientras hacía la llamada, Michael cayó bajo fuego intenso. Aunque estaba gravemente herido, dijo "gracias" antes de colgar, y volvió a la lucha. Su heroísmo le costó la vida - y lo hizo acreedor de la decoración por valor más elevada de nuestra Nación, la Medalla de Honor. Este fin de semana, damos gracias por las bendiciones de jóvenes estadounidenses como el Teniente Michael Murphy, que arriesgan sus propias vidas para mantenernos a salvo.

También tenemos la bendición de los muchos otros estadounidenses que sirven una causa más grande que ellos mismos. Todos los días la policía y los bomberos de nuestra Nación, así como los que responden a emergencias y los voluntarios de organizaciones basadas en la fe y comunitarias, dedican su tiempo a servir a los demás. Mientras estuvimos disfrutando nuestros pavos en el Día de Acción de Gracias, decenas de miles de estos hombres y mujeres estuvieron trabajando - manteniendo seguros a sus conciudadanos y trayendo esperanza y compasión a nuestros hermanos y hermanas necesitados. Y su sacrificio nos recuerda que la verdadera fuerza de nuestra Nación es la bondad y la decencia de nuestro pueblo.

Desde el primer Día de Acción de Gracias de Estados Unidos, hemos cambiado en muchas maneras. Nuestra población ha crecido. Y nos hemos convertido en un gran faro de esperanza y libertad para millones alrededor del mundo. A pesar de estos cambios, la fuente de todas nuestras bendiciones sigue siendo la misma. Agradecemos al Autor de la Vida quien bendijo los primeros días de nuestra Nación, que fortaleció a Estados Unidos en tiempos difíciles y de guerra, y quien vela por nosotros hoy en día.

Gracias por escuchar.