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Oficina del Secretario de Prensa
5 de agosto de 2007

Declaraciones del Presidente

Cuando los profesionales de nuestros servicios de inteligencia cuentan con las herramientas legales para recopilar información sobre las intenciones de nuestros enemigos, Estados Unidos está más seguro. Y cuando estas mismas herramientas legales protegen también las libertades civiles de los estadounidenses, ellos pueden tener la certeza de que podemos mantener nuestras libertades y, a la vez, hacer que Estados Unidos sea más seguro.

La Ley para Proteger a Estados Unidos (Protect America Act), aprobada con respaldo de ambos partidos en la Cámara de Representantes y el Senado, logra estos dos objetivos al modernizar la Ley de Vigilancia Extranjera para fines de Inteligencia (Foreign Intelligence Surveillance Act o FISA). Durante las últimas tres décadas esta ley no se ha mantenido a la par de los revolucionarios cambios en la tecnología. Como resultado, los profesionales de nuestros servicios de inteligencia nos han dicho que les falta información de inteligencia que resulta esencial para proteger al país.

La S.1927 reforma la FISA al tomar en cuenta los cambios en tecnología y reincorporar en la ley su propósito original de proteger adecuadamente los derechos de las personas en Estados Unidos, y no de los objetivos extranjeros ubicados en territorio extranjero.

Hoy nos enfrentamos a la amenaza dinámica de enemigos que saben cómo usar la tecnología moderna contra nosotros. Ya sean terroristas extranjeros, países hostiles u otros agentes, cambian sus tácticas a menudo y procuran explotar precisamente esa apertura y esas libertades que valoramos tanto. Nuestras herramientas para disuadirlos también deben ser lo suficientemente dinámicas y flexibles para hacerles frente a los desafíos que presentan. Esta nueva ley les da a los profesionales de nuestros servicios de inteligencia mayor flexibilidad y al mismo tiempo acaban con los peligrosos vacíos que existían en nuestras actividades de recopilación de información que amenazaban con debilitar nuestras defensas.

Sabemos que la información que hemos podido adquirir sobre amenazas extranjeras nos ayudará a detectar y evitar ataques contra nuestro territorio nacional. Mike McConnell, el director de Inteligencia Nacional, me ha asegurado que este proyecto de ley le da las herramientas más inmediatas que necesita para frustrar las intenciones de nuestros enemigos. Y, entonces, al promulgar esta ley hoy, me alienta saber que se reforzará su crucial labor y estaremos mejor equipados para evitar ataques en el futuro.

Felicito a los miembros del Congreso que apoyaron estas importantes reformas, y que también actuaron antes de levantar la sesión para el receso. En particular, quiero darles las gracias a Mitch McConnell y John Boehner por su firme liderazgo con respecto a este asunto, y a los senadores Kit Bond y Dianne Feinstein por llegar a un acuerdo en el Senado y lograr una buena solución para ambos partidos. En la Cámara de Representantes, Pete Hoekstra y Heather Wilson jugaron un papel decisivo para conseguir la promulgación de esta ley vital antes del receso de agosto, y les agradezco por su liderazgo.

Si bien aprecio el liderazgo que fue necesario para aprobar este proyecto de ley, debemos recordar que nuestra labor no ha concluido. Esta propuesta es una ley temporal, con un propósito muy limitado de resolver los defectos más inmediatos de la ley.

Cuando el Congreso vuelva a entrar en sesión en septiembre, los comités de inteligencia y líderes de ambos partidos tendrán que completar el trabajo en las reformas integrales solicitadas por el director McConnell, entre ellas el importante asunto de proporcionar protección significativa en cuestiones de responsabilidad a quienes presuntamente ayudaron a nuestra nación tras los ataques del 11 de septiembre de 2001.

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