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Oficina del Secretario de Prensa
19 de marzo de 2007

Declaraciones del Presidente por el Cuarto Aniversario de la Operación Libertad de Iraq
Roosevelt Room

11:30 A.M. EDT

EL PRESIDENTE: Buenos días. Hoy se conmemoran cuatro años desde que las fuerzas de la coalición lanzaron la Operación Libertad de Iraq para derrocar a Sadam Husein. Lo hicieron para eliminar la amenaza que su régimen representaba para el Oriente Medio y el mundo. Las fuerzas de la coalición desempeñaron esa misión con gran valentía y talento. Hoy el mundo está libre de Sadam Husein, y su propio pueblo hizo que este tirano rindiera cuentas por sus crímenes.

Casi 12 millones de iraquíes votaron en elecciones libres conforme a una constitución democrática que redactaron ellos mismos. Y sus líderes democráticos ahora se esfuerzan por forjar una sociedad libre que respeta el imperio de la ley y los derechos de su pueblo, que les ofrece seguridad y es un aliado en la guerra contra el terrorismo.

En este momento en la guerra, nuestra misión más importante es ayudar a los iraquíes a proteger su capital. Si los pobladores de Bagdad no se sienten seguros en sus propias casas y vecindarios, será difícil para los iraquíes avanzar hacia la reconciliación política o reconstrucción económica, pasos necesarios para que Iraq desarrolle una sociedad democrática.

Entonces con nuestra ayuda, el gobierno de Iraq está poniendo en práctica un plan enérgico para la seguridad de Bagdad. Y continuamos entrenando a las fuerzas de seguridad de Iraq para que finalmente asuman plena responsabilidad por la seguridad de su propio pueblo.

El Primer Ministro Maliki de Iraq me acaba de poner al día sobre la situación. Mi conversación con el Primer Ministro fue después de una sesión informativa, temprano en la mañana, que incluyó a la secretaria Rice y el secretario Gates, como también al general Petraeus y el embajador Khalilzad, que participaron por video conferencia desde Iraq.

El Primer Ministro Maliki y el general Petraeus destacaron que el plan para la seguridad de Bagdad aún se encuentra en sus etapas iniciales, y que el éxito tardará meses, y no días ni semanas. Sin embargo, aquéllos en el terreno están viendo ciertas señales alentadoras. El gobierno de Iraq ha concluido la movilización de tres brigadas del Ejército de Iraq a la capital, donde se han unido a las siete brigadas del Ejército de Iraq y nueve brigadas de la policía nacional que ya están en la zona.

El gobierno de Iraq también ha suspendido las restricciones que alguna vez evitaron que las fuerzas iraquíes y de la coalición entraran a zonas como la ciudad de Sadr. Las fuerzas estadounidenses e iraquíes han establecido estaciones conjuntas de seguridad. Estas estaciones están diseminadas por todo Bagdad y están ayudando a los iraquíes a recuperar sus vecindarios antes tomado por terroristas y extremistas.

Juntos, hemos llevado a cabo operaciones enérgicas contra extremistas tanto suníes como chiítas; realizado operaciones contra terroristas de al Qaida. Hemos descubierto grandes reservas clandestinas de armas y destruido dos grandes fábricas de explosivos para autos bomba ubicadas en las afueras de Bagdad.

Deseo enfatizar que esta operación aún se encuentra en las etapas iniciales, aún está en sus inicios. Menos de la mitad de los refuerzos de soldados que estamos enviando han llegado a Bagdad. Tomará más tiempo que la nueva estrategia surta efecto. Y habrá días buenos y habrá días malos por delante, a medida que el plan de seguridad se desarrolle.

Mientras ayudamos a los iraquíes a resguardar su capital, sus líderes también están comenzando a cumplir con los objetivos que se han fijado para la reconciliación política. El mes pasado, el Consejo de Ministros de Iraq aprobó una ley que repartiría los ingresos derivados del petróleo entre los iraquíes. La legislatura de Iraq aprobó un presupuesto de $41,000 millones que incluye $10,000 millones para la reconstrucción y mejoras de capital. Y la semana pasada, el Primer Ministro Maliki visitó Ramadi, una ciudad en plena región suní, para comunicarse con líderes locales de las tribus suníes.

Se han alcanzado logros considerables. Queda mucho trabajo por hacer, y los líderes de Iraq deben continuar esforzándose por cumplir con los objetivos que han establecido.

Mientras los iraquíes se esfuerzan en cumplir con lo que han prometido, nosotros tenemos importantes compromisos propios que cumplir. Los miembros del Congreso actualmente tienen ante sí un proyecto de ley de emergencia para los gastos de guerra. Tienen la responsabilidad de asegurarse de que este proyecto de ley les dé a nuestras tropas los fondos y la flexibilidad necesarios para cumplir con su misión. Tienen la responsabilidad de aprobar un proyecto de ley claro, que no use el financiamiento de nuestras tropas para ejercer presión para la aprobación de gastos que responden a intereses particulares en sus distritos. Y tienen la responsabilidad de remitir este proyecto de ley a mi despacho sin condiciones ni demora.

Es tentador examinar los desafíos en Iraq y concluir que nuestra mejor opción es empacar y regresar a casa. Eso quizá sea satisfactorio a corto plazo, pero creo que las consecuencias para la seguridad de Estados Unidos serían devastadoras. Si las fuerzas estadounidenses se retirasen de Bagdad antes de que haya más seguridad, la violencia se propagaría por todo el país. Con el tiempo, esta violencia afectaría a toda la región. Los terroristas podrían surgir del caos con un refugio seguro en Iraq que remplazaría al que tenían en Afganistán, desde el cual planearon los atentados del 11 de septiembre de 2001. Por la seguridad del pueblo estadounidense, no podemos permitir que esto suceda.

No será fácil prevalecer en Iraq. El general Petraeus dice que el ambiente en Iraq es el más difícil que ha visto en más de 32 años de servicio. También dice que está impresionado por el profesionalismo y la capacidad y determinación de nuestros hombres y mujeres que llevan el uniforme. Ve en nuestras tropas "una verdadera voluntad de triunfar y un sincero deseo de ayudar a nuestros aliados iraquíes a lograr el éxito".

A cuatro años del inicio de esta guerra, la lucha es difícil, pero es posible ganarla. Es posible ganarla si tenemos la valentía y determinación de concluirla. Estoy muy agradecido con nuestros hombres y mujeres en las fuerzas armadas por todo lo que han hecho y porque honran el uniforme y al país. Estoy muy agradecido con las familias de nuestros militares por todos los sacrificios que han hecho por nuestro país. También recordamos con aprecio a los hombres y mujeres que sacrificaron la vida en esta lucha. Oramos por los seres queridos que dejaron atrás.

Las fuerzas armadas de Estados Unidos son la fuerza de combate más capaz y valiente del mundo. Independientemente de nuestras diferencias en Washington, nuestros soldados y sus familias merecen el aprecio y el apoyo de toda nuestra nación.

Gracias.

END 11:38 A.M. EDT