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Oficina del Secretario de Prensa
23 de enero de 2007
Discurso Sobre el Estado de la Nación por el Presidente
United States Capitol
Hojas Informativas: Estado de la Nación del 2007
9:13 P.M. EST
EL PRESIDENTE: Muchísimas gracias. Y esta noche, tengo un gran privilegio y honor, como el primer Presidente que comienza el Discurso sobre el Estado de la Nación con estas palabras: Señora presidenta de la Cámara de Representantes. (Aplausos.)
Un día como hoy, el difunto congresista Thomas D'Alesandro, hijo, de Baltimore, Maryland, vio a los Presidentes Roosevelt y Truman en esta tribuna. Pero nada podría compararse con la imagen de su única hija, Nancy, presidiendo esta noche como presidenta de la Cámara de Representantes. (Aplauso.) Felicitaciones, señora presidenta. (Aplausos.)
Dos miembros de la Cámara de Representantes y el Senado no están hoy con nosotros, y oramos por la recuperación y el pronto regreso del senador Tim Johnson y el congresista Charlie Norwood. (Aplausos.)
Señora presidenta, vicepresidente Cheney, miembros del Congreso, distinguidos invitados y conciudadanos:
El rito nos reúne en un momento crucial, cuando las decisiones son difíciles y el valor es necesario. Iniciamos el año 2007 con muchas tareas ya iniciadas y otras que debemos iniciar. En todo esto, se nos pide mucho. Debemos tener la voluntad para confrontar difíciles retos y enemigos decididos, y la sabiduría para enfrentarlos simultáneamente.
Algunos en este recinto son nuevos en la Cámara de Representantes y el Senado. Mis felicitaciones a la mayoría demócrata. (Aplausos.) El Congreso ha cambiado, mas no nuestras responsabilidades. Nuestras convicciones nos guían y a ellas les debemos lealtad. Sin embargo, todos estamos sometidos a los mismos estándares y se nos pide que estemos al servicio de los mismos buenos propósitos: aumentar la prosperidad de esta nación, gastar sensatamente el dinero del pueblo, resolver los problemas y no dejárselos a las futuras generaciones, defender a Estados Unidos contra todo mal y mantener la fe en quienes hemos enviado para que nos defiendan. (Aplausos.)
No somos los primeros en venir aquí con un gobierno dividido y donde soplan vientos de incertidumbre. Como muchos otros anteriormente, podemos resolver nuestras diferencias y obtener grandes logros para el pueblo estadounidense. A nuestros ciudadanos no les importa mucho de qué lado del pasillo se sientan, mientras estén dispuestos ustedes a cruzar ese pasillo cuando haya trabajo por hacer. (Aplausos.) Nuestra labor es mejorar la vida de nuestros conciudadanos y ayudarlos a forjar un futuro de esperanza y oportunidades, y ésa es la tarea que tenemos ante nosotros esta noche.
Un futuro de esperanza y oportunidades comienza con una economía en crecimiento, y eso es lo que tenemos. Nos encontramos en el cuadragésimo primer mes de crecimiento ininterrumpido en el empleo, una recuperación que hasta ahora ha creado 7.2 millones de empleos nuevos. El desempleo es bajo, la inflación es baja y los salarios están aumentando. Esta economía está en marcha, y nuestra labor es hacer que permanezca así, no con más gobierno sino con más sentido empresarial. (Aplausos.)
La próxima semana voy a presentar un informe completo sobre el estado de la economía. Esta noche, quiero tratar sobre tres reformas económicas que merecen ser prioridades para este Congreso.
Primero, debemos equilibrar el presupuesto. (Aplausos.) Lo podemos hacer sin aumentar los impuestos. (Aplausos.) Lo que necesitamos hacer es imponer disciplina fiscal en Washington D.C. Nos pusimos la meta de reducir el déficit federal a la mitad para el 2009 y logramos nuestro cometido tres años antes de lo programado. (Aplausos.) Ahora debemos dar el siguiente paso. En las próximas semanas voy a someter un presupuesto que elimina el déficit federal en los próximos cinco años. Les pido que ustedes asuman el mismo compromiso. Juntos podemos reducir el apetito del gobierno federal y equilibrar el presupuesto federal. (Aplausos.)
Luego está el asunto de las asignaciones disimuladas para programas particulares (earmarks). Estas partidas para intereses especiales generalmente se insertan en los proyectos de ley a último minuto, cuando ni siquiera C-SPAN está mirando. (Risas) Sólo en el 2005, el número de asignaciones disimuladas para programas particulares aumentó a más de 13,000 por un total de casi $18,000 millones de dólares. Lo peor es que más de 90 por ciento de estas asignaciones disimuladas nunca se discutieron en el recinto de la Cámara o el Senado. Se incorporaron en informes de los comités que ni siquiera son parte del proyecto de ley que llegó a mi escritorio. Los miembros del Congreso no votaron por ellas. Yo no las promulgué. Sin embargo, se las trata como si tuvieran fuerza de ley. Ha llegado el momento de terminar con esta práctica. De modo que trabajemos juntos para reformar el proceso de aprobación del presupuesto que salga a la luz cada asignación disimulada para programas particulares y que el Congreso las someta a votación y reduzcamos el número y el costo de las asignaciones disimuladas para programas particulares en por lo menos la mitad para el fin de esta sesión. (Aplausos.)
Y finalmente, para mantener la solidez de esta economía debemos enfrentarnos al desafío del sistema de beneficios sociales. La seguridad social y Medicare y Medicaid son compromisos de conciencia, de modo que es nuestro deber salvaguardar la permanencia de estas instituciones. Sin embargo, no estamos cumpliendo con nuestro deber. Y este fracaso les dejará tres malas alternativas a nuestros hijos: enormes alzas en los impuestos, enorme déficit o enormes e inmediatos recortes en los beneficios. Todos en este recinto sabemos que esto es cierto, no obstante, no hemos puesto manos a la obra. De modo que pongámonos a trabajar juntos ahora mismo. Con suficiente sentido común y buena voluntad podemos arreglar Medicare y Medicaid, y salvar el Seguro Social. (Aplausos.)
Crear oportunidades y esperanza en Estados Unidos también requiere que las escuelas públicas les den a los niños los conocimientos y el temple que necesitan para la vida. Hace cinco años, superamos las diferencias entre partidos para aprobar la ley No Child Left Behind Act, manteniendo el control local, elevando los estándares y haciendo responsables a las escuelas por los resultados obtenidos. Y debido a que actuamos, el rendimiento de los estudiantes en lectura y matemáticas es mejor, y la disparidad en el rendimiento de los estudiantes de grupos minoritarios se está reduciendo.
Ahora la tarea es ampliar los éxitos logrados, sin bajar los estándares, sin quitarles el control a las comunidades locales sin retroceder para luego llamarlo reforma. Podemos elevar el rendimiento escolar incluso más si les damos a los líderes la flexibilidad para transformar escuelas de bajo rendimiento y si les damos a las familias con niños estancados en escuelas de bajo rendimiento la opción de escoger algún lugar mejor. (Aplausos.) Debemos aumentar los fondos para los estudiantes que tienen dificultades y asegurarnos de que estos niños obtengan la ayuda que necesitan. (Aplausos.) Y al mejorar las aptitudes en matemáticas y ciencias nos aseguramos de que nuestros niños estén preparados para los empleos del futuro, y que nuestro país sea más competitivo. La ley No Child Left Behind ha beneficiado a los niños estadounidenses, y le pido al Congreso que reautorice esta sensata ley. (Aplausos.)
Un futuro de esperanza y oportunidades requiere que todos nuestros ciudadanos tengan acceso a atención médica económica. (Aplausos.) En cuanto a atención médica, el gobierno tiene la obligación de cuidar de los ancianos, los discapacitados y los niños pobres. Y cumpliremos con esas responsabilidades. Para todos los demás estadounidenses, el seguro médico privado es la mejor manera de cubrir sus necesidades. (Aplausos.) Pero muchos estadounidenses no pueden pagar el costo de una póliza de seguro médico.
Y entonces, esta noche propongo dos nuevos programas para ayudar a que más estadounidenses puedan pagar su propio seguro. Primero, propongo una deducción tributaria estándar por seguro médico similar a la deducción tributaria estándar por dependientes. Las familias con seguro médico no pagarán impuesto a la renta ni de planilla. ni de planilla por los primeros $15,000 de su salario. Los estadounidenses solteros no pagarán impuesto a la renta ni de planilla por los primeros $7,500 de su salario. Con esta reforma, más de 100 millones de hombres, mujeres y niños que ahora están cubiertos por seguros proporcionados por empleadores se beneficiarán de una reducción en sus impuestos.
Al mismo tiempo, esta reforma crea condiciones equitativas para quienes no reciben seguro médico de su empleador. Para los estadounidenses que ahora compran su propia póliza de seguro médico, esta propuesta significaría ahorros considerables en impuestos: $4,500 dólares para una familia de cuatro con un ingreso de $60,000 dólares al año. Y para los millones de estadounidenses que carecen de seguro médico, esta deducción pondrá más a su alcance una póliza privada de seguro médico básico. La reforma del código tributario es un paso vital y necesario para hacer que la atención médica esté al alcance de más estadounidenses.
Mi segunda propuesta es ayudar a los estados que están encontrando formas innovadores de cubrir a los no asegurados. Los estados que ponen a disposición de todos sus residentes pólizas privadas de seguro médico básico deben recibir fondos federales para ayudarlos a proporcionar cobertura a los pobres y los enfermos. Le he pedido al secretario de Salud y Servicios Humanos que trabaje con el Congreso para usar fondos federales existentes a fin de crear subvenciones para "Opciones Económicas". Estas subvenciones les darían a los gobernadores de nuestra nación más dinero y flexibilidad para conseguir seguro médico privado para quienes más lo necesitan.
El Congreso puede ayudar de muchas otras maneras. Necesitamos ampliar las Cuentas de Ahorro para la Salud. (Aplausos.) Ayudar a las pequeñas empresas con los Planes de Salud para Asociaciones. (Aplausos.) Necesitamos reducir los costos y los errores médicos con mejor tecnología informática de salud. (Aplausos.) Alentaremos la transparencia en los precios. Y para proteger a los buenos médicos de demandas judiciales frívolas aprobaremos una reforma a la responsabilidad médica. (Aplausos.) En todo lo que hagamos, debemos recordar que las mejores decisiones sobre la atención médica no las toma el gobierno ni las compañías de seguro, sino los pacientes y los médicos. (Aplausos.)
Extender la esperanza y las oportunidades en nuestro país requiere de un sistema de inmigración digno de Estados Unidos, con leyes justas y fronteras seguras. Cuando no se respetan las leyes ni las fronteras rutinariamente, nuestro país se perjudica. Para proteger nuestra frontera aumentamos al doble el personal de la Patrulla Fronteriza y otorgamos fondos para infraestructura y tecnología.
Sin embargo, incluso con todas estas medidas, no podemos proteger nuestra frontera del todo a no ser que aligeremos la presión sobre la frontera, y eso requiere de un programa de trabajadores temporales. Debemos establecer una vía legal y ordenada para que los trabajadores extranjeros entren a nuestro país a trabajar por un periodo limitado de tiempo. El resultado será que no entrarán clandestinamente, lo que permitirá que los agentes fronterizos puedan encargarse de perseguir a narcotraficantes, criminales y terroristas. (Aplausos.) Vamos a verificar el cumplimiento de nuestras leyes de inmigración en los centros de trabajo, y darles a los empleadores las herramientas para verificar el estatus legal de sus empleados, a fin de que no haya excusa para que no cumplan con la ley. (Aplausos.)
Necesitamos mantener la tradición del crisol de culturas que da la bienvenida a los recién llegados y los asimila. (Aplausos.) Y necesitamos resolver el estatus de los inmigrantes ilegales que ya se encuentran en nuestro país, sin animosidad ni amnistía. (Aplausos.)
Con respecto a la inmigración, las convicciones en este capitolio son profundas. Tengamos un debate serio, civilizado y concluyente, para que puedan aprobar y yo promulgar una reforma integral de la inmigración que se convierta en ley. (Aplausos.)
Extender la esperanza y las oportunidades depende de un suministro estable de energía que mantenga la economía de Estados Unidos en marcha y la limpieza del medio ambiente de Estados Unidos. Por demasiado tiempo, nuestra nación ha dependido del petróleo extranjero. Y esta dependencia hace que seamos más vulnerables a regímenes hostiles y a terroristas, quienes podrían causar grandes trastornos en los envíos de petróleo, aumentar el precio del petróleo, y perjudicar seriamente a nuestra economía.
Es de vital interés para nosotros diversificar el suministro energético de Estados Unidos, y los avances los dicta la tecnología. Debemos continuar cambiando la manera en que Estados Unidos genera electricidad por medio del uso aun más extendido de la tecnología de carbón limpio, energía solar y eólica, y energía nuclear segura y no contaminante. (Aplausos.) Necesitamos exigir mayor investigación en baterías para vehículos eléctricos e híbridos y ampliar el uso de vehículos diesel y biodiesel no contaminantes. (Aplausos.) Debemos continuar invirtiendo en nuevos métodos para producir etanol, (aplausos), usando de todo: astillas de madera, hierbas y desechos agrícolas.
Hemos progresado mucho gracias a medidas sensatas aquí en Washington y la sólida respuesta del mercado. Y ahora están a nuestro alcance logros aun más impresionantes. Esta noche, le pido al Congreso que nos unamos para lograr una importante meta. Aprovechemos el progreso logrado y reduzcamos el uso de gasolina en Estados Unidos en 20 por ciento en los próximos 10 años. (Aplausos.) Cuando hagamos eso, habremos reducido así nuestras importaciones totales en un equivalente a tres cuartos de todo el petróleo que importamos actualmente del Oriente Medio.
Para lograr esta meta, debemos incrementar el suministro de combustibles alternativos mediante el establecimiento de un estándar obligatorio de combustibles que requerirá 35,000 millones de galones de combustibles renovables y alternativos en el 2017, y eso es casi cinco veces el objetivo actual. (Aplausos.) Al mismo tiempo, necesitamos reformar y modernizar los estándares de ahorro de combustible para autos de la manera en que lo hicimos para las camionetas livianas, y ahorrar así hasta 8,500 millones de galones de gasolina para el 2017.
Si logramos estas ambiciosas metas reduciremos considerablemente nuestra dependencia del petróleo extranjero, pero no la eliminaremos. Y entonces, mientras continuamos diversificando nuestro suministro de combustibles, debemos aumentar la producción interna de petróleo de maneras responsables hacia el medio ambiente. (Aplausos.) Y para proteger aun más a Estados Unidos en caso de severas interrupciones en el suministro de petróleo, le pido al Congreso que aumente al doble la capacidad actual de la Reserva Estratégica de Petróleo. (Aplausos.)
Estados Unidos está a punto de acceder a tecnología que nos permita vivir sin ser tan dependientes del petróleo. Y esta tecnología nos ayudará a ser mejores custodios del medio ambiente y nos ayudará a enfrentar el serio desafío del cambio climático mundial. (Aplausos.)
Un futuro de esperanza y oportunidades requiere un sistema judicial justo e imparcial. La vida de nuestros ciudadanos en toda nuestra nación se ve afectada por el resultado de casos pendientes en nuestras cortes federales. Compartimos la obligación de asegurar que las cortes federales tengan suficientes jueces para escuchar los casos e impartir sus dictámenes oportunamente. Como Presidente, tengo el deber de designar a hombres y mujeres calificados para que ocupen los puestos vacantes en el tribunal federal. Y el Senado de Estados Unidos también tiene el deber de otorgarles a los candidatos una audiencia justa en el recinto del Senado, y pronta votación positiva o negativa. (Aplausos.)
Para todos nosotros en esta sala, no existe mayor responsabilidad que proteger del peligro a los ciudadanos de este país. Han pasado cinco años desde que presenciamos las escenas y sentimos el dolor que los terroristas pueden causar. Hemos tenido tiempo de evaluar nuestra situación. Hemos puesto en práctica muchas medidas cruciales para proteger a nuestra patria. Sabemos con certeza que los horrores de esa mañana de septiembre fueron sólo una pequeña muestra de los planes que los terroristas tienen para nosotros, a menos que los detengamos.
Con el paso del tiempo nos encontramos debatiendo las causas del conflicto y el curso que tomamos. Esos debates son esenciales cuando una gran democracia enfrenta importantes asuntos. Pero un asunto está diáfanamente claro: Para ganar la guerra contra el terrorismo debemos llevar la lucha donde el enemigo. (Aplausos.)
Desde un inicio, Estados Unidos y nuestros aliados han protegido a nuestra gente permaneciendo a la ofensiva. El enemigo sabe que hace mucho tiempo se acabaron los días de santuario cómodo, movimiento fácil, financiamiento seguro y libre flujo de comunicaciones. Para los terroristas, la vida nunca ha sido igual desde el 11 de septiembre.
Nuestro éxito en esta guerra con frecuencia se mide por los eventos que no sucedieron. No podemos saber la dimensión total de los ataques que nosotros y nuestros aliados hemos evitado, pero les digo lo que sí sabemos: Desbaratamos un plan de al Qaida para secuestrar un avión y estrellarlo contra el edificio más alto en la Costa Oeste. Desmantelamos una célula terrorista en el sudeste de Asia que preparaba a agentes para ataques dentro de Estados Unidos. Descubrimos una célula de al Qaida que desarrollaba ántrax para usarlo en ataques contra Estados Unidos. Y en agosto pasado, las autoridades británicas desbarataron un plan para hacer estallar aviones de pasajeros con destino a Estados Unidos en la mitad del Océano Atlántico. Por cada vida salvada, tenemos una deuda de gratitud con los valientes servidores públicos que dedican su vida a encontrar a los terroristas y detenerlos. (Aplausos.)
Cada éxito contra los terroristas es un recordatorio de las descomunales ambiciones de este enemigo. La maldad que inspiró y celebró el 11 de septiembre todavía ronda por el mundo. Y mientras éste sea el caso, Estados Unidos es todavía una nación en guerra.
En la mente terrorista, esta guerra empezó mucho antes del 11 de septiembre y no terminará hasta que su visión radical se haga realidad. Y estos últimos cinco años nos han dado una idea mucho más clara de la naturaleza de este enemigo. Al Qaida y sus seguidores son extremistas suníes, poseídos por el odio y bajo las órdenes de una ideología estrecha y severa. Si tomamos cualquier principio civilizado, su meta es la opuesta. Predican con amenazas, enseñan con balas y bombas, y prometen el paraíso a cambio del asesinato de inocentes.
Nuestros enemigos son bastante explícitos en sus intenciones. Quieren derrocar a gobiernos moderados y establecer refugios desde donde planear y ejecutar nuevos ataques contra nuestro país. Creen que si matan y aterrorizan a estadounidenses forzarán a nuestro país a retirarse del mundo y abandonar la causa de la libertad. Entonces podrán imponer su voluntad y propagar su ideología totalitaria. Escuchen esta advertencia del fallecido terrorista Zarqawi: "Sacrificaremos nuestra sangre y cuerpo para poner fin a sus sueños, y lo peor está por venir". Osama bin Laden declaró: "La muerte es mejor que vivir en este planeta con infieles entre nosotros".
Estos hombres no acostumbran hablar por hablar, y son sólo una facción en el movimiento islámico radical. Recientemente, también hemos podido ver que enfrentamos peligros provenientes de extremistas chiítas, igualmente hostiles con Estados Unidos y decididos también a dominar el Oriente Medio. Se sabe que muchos reciben órdenes del régimen en Irán, que financia y arma a terroristas como Jezbolá, un grupo que ocupa el segundo lugar después de al Qaida como la causa de muertes estadounidenses.
Los extremistas chiítas y suníes son ángulos diferentes de la misma amenaza totalitaria. Sea cual sea el lema que repiten, cuando matan a inocentes, tienen los mismos propósitos malvados. Quieren matar estadounidenses, acabar con la democracia en el Oriente Medio y acceder a armamento para matar a una escala aun más horrenda.
En el sexto año desde que nuestra nación fue atacada, me gustaría poder informarles que el peligro ha pasado. Pero no es así. Por eso este gobierno mantiene la política de usar todos los instrumentos legales apropiados de inteligencia, diplomacia, orden público y acciones militares para cumplir con nuestro deber, encontrar a estos enemigos y proteger al pueblo estadounidense. (Aplausos).
Esta guerra es más que un conflicto; es una lucha ideológica decisiva, y la seguridad de nuestra nación está en juego. Para prevalecer debemos acabar con las condiciones que inspiran un odio ciego y llevaron a 19 hombres a abordar aviones y venir a matarnos. Lo que todos los terroristas temen es la libertad humana, sociedades donde hombres y mujeres toman sus propias decisiones, son fieles a su conciencia y viven inspirados por sus esperanzas y no por sus resentimientos. Las personas libres no se inclinan por ideologías violentas y llenas de odio, y la mayoría de la gente escoge una mejor opción si se le da la oportunidad. Nuestros intereses de seguridad se benefician cuando ayudamos a los moderados y reformistas, y a voces valientes a favor la democracia. La gran pregunta de nuestra época es si Estados Unidos ayudará a los hombres y mujeres del Oriente Medio a construir sociedades libres y gozar de los derechos intrínsecos de toda la humanidad. Y yo les digo que, por nuestra propia seguridad, lo debemos hacer. (Aplausos).
En los dos últimos años, hemos visto el deseo de libertad en el gran Oriente Medio, y la fiera reacción del enemigo nos dejó estupefactos. En el 2005, el mundo vio cómo los ciudadanos del Líbano ondearon la bandera de la Revolución del Cedro, forzaron el retiro de los invasores sirios y eligieron nuevos líderes en elecciones libres. En el 2005, el pueblo de Afganistán desafió a los terroristas y eligió una legislatura democrática. Y en el 2005, el pueblo iraquí llevó a cabo tres elecciones nacionales, votó por un gobierno transitorio, adoptó la constitución más progresista y democrática del mundo árabe, y luego eligió a un gobierno en el marco de esa constitución. A pesar de las innumerables amenazas de los asesinos en su entorno, casi 12 millones de ciudadanos iraquíes salieron a votar en una demostración de esperanza y solidaridad que no debemos olvidar jamás. (Aplausos).
Un enemigo pensante observó todas estas escenas, reajustó sus tácticas y en el 2006 volvió a atacar. En el Líbano, asesinaron a Pierre Gemayel, miembro prominente de la Revolución del Cedro. Terroristas del Jezbolá, con el apoyo de Siria e Irán, sembraron el conflicto en la región y tienen como meta socavar el gobierno legítimamente electo del Líbano. En Afganistán, combatientes del Talibán y al Qaida se reagruparon y atacaron a las fuerzas afganas y de la OTAN en un intento de retomar el poder. En Iraq, al Qaida y otros extremistas suníes bombardearon uno de los santuarios más sagrados para los musulmanes chiítas, la Mezquita Dorada de Samarra. Esta atrocidad, dirigida a un templo musulmán, tenía como propósito provocar las represalias de los chiítas iraquíes y esto se logró. Elementos radicales chiítas, algunos de los cuales reciben apoyo de Irán, formaron escuadrones de la muerte. El resultado fue una trágica escalada en la furia y represalias sectarias que ocurren hasta la fecha.
Ésta no es la batalla que queríamos luchar en Iraq, pero estamos inmersos en esta batalla. Todos nosotros quisiéramos que esta guerra ya se hubiera terminado y ganado. Pero nosotros no acostumbramos incumplir nuestras promesas ni abandonar a nuestros amigos, ni arriesgar nuestra propia seguridad. (Aplausos). Damas y caballeros, hoy, en este momento, todavía estamos a tiempo para decidir el resultado de esta batalla. Encontremos la voluntad para transformar estos sucesos en una victoria. (Aplausos).
Estamos poniendo en práctica una nueva estrategia en Iraq, un plan que exige más del gobierno electo de Iraq, y les da a nuestras fuerzas en Iraq los refuerzos que necesitan para concluir su misión. Nuestro objetivo es un Iraq democrático que defiende el imperio de la ley, respeta los derechos de su pueblo, le proporciona seguridad y es un aliado en la guerra contra el terrorismo.
Para avanzar hacia este objetivo, el gobierno de Iraq debe detener la violencia sectaria en su capital. Pero los iraquíes aún no están listos para hacer esto por sí solos. Por lo tanto, estamos movilizando refuerzos de más de 20,000 soldados e infantes de Marina adicionales a Iraq. La gran mayoría de ellos irán a Bagdad, donde ayudarán a las fuerzas iraquíes a despejar y afianzar vecindarios, y actuarán como asesores anexados a unidades del Ejército iraquí. Con los iraquíes a la cabeza, nuestras fuerzas ayudarán a proteger la ciudad persiguiendo a los terroristas, insurgentes y los escuadrones de la muerte que se desplazan libremente. Y estamos enviando a la provincia de Anbar -donde los terroristas de al Qaida se han congregado y las fuerzas locales han comenzado a demostrar que están dispuestos a combatirlos- a 4,000 infantes de Marina adicionales, con órdenes de encontrar a los terroristas y desalojarlos. (Aplausos). No echamos a al Qaida de su refugio en Afganistán para simplemente permitir que establezca un nuevo refugio en un Iraq libre.
El pueblo de Iraq quiere vivir en paz, y es hora de que su gobierno actúe. Los líderes de Iraq saben que nuestro compromiso no es ilimitado. Han prometido movilizar más de sus propios soldados para resguardar Bagdad, y deben hacerlo. Han prometido que se enfrentarán a los radicales violentos de cualquier facción o partido político, y es necesario que cumplan su promesa y eliminen las restricciones innecesarias para las fuerzas iraquíes y de la coalición, a fin de que estas tropas puedan lograr su misión de proporcionar seguridad a toda la gente de Bagdad. Los líderes de Iraq se han comprometido a una serie de parámetros para lograr la reconciliación: repartir los ingresos del petróleo entre los ciudadanos de Iraq, invertir la riqueza de Iraq en la reconstrucción de Iraq, permitir que más iraquíes se reincorporen a la vida política del país, llevar a cabo elecciones locales y asumir responsabilidad por la seguridad de todas las provincias de Iraq. Pero para que todo esto suceda, es necesario garantizar la seguridad de Bagdad. Y nuestro plan ayudará al gobierno de Iraq a recuperar su capital y cumplir con sus promesas.
Conciudadanos, nuestros comandantes militares y yo hemos sopesado las opciones detenidamente. Analizamos todas las estrategias posibles. Finalmente, escogí esta línea de acción porque ofrece las mejores probabilidades de éxito. Muchos en esta cámara comprenden que Estados Unidos no debe fracasar en Iraq, porque saben que las consecuencias del fracaso serían penosas y de gran repercusión.
Si las fuerzas estadounidense se retiran antes de que Bagdad esté seguro, el gobierno de Iraq será invadido por extremistas por todas partes. Podríamos esperar una batalla épica entre los extremistas chiítas respaldados por Irán y los extremistas suníes apoyados por al Qaida y los partidarios del antiguo régimen. Una epidemia de violencia se desbordaría por el país, y con el tiempo, podría arrastrar al conflicto a toda la región.
Para Estados Unidos, esto sería la peor pesadilla. Para el enemigo, éste es el objetivo. El caos es su mejor aliado en esta lucha. Y del caos en Iraq, surgiría un enemigo envalentonado con nuevos refugios, nuevos reclutas, nuevos recursos e incluso más decidido a causarle daño a Estados Unidos. Permitir que esto suceda sería ignorar las lecciones del 11 de septiembre y arriesgarse a una tragedia. Damas y caballeros, nada es más importante en este momento de nuestra historia que el éxito de Estados Unidos en el Oriente Medio: la victoria en Iraq y evitarle este peligro al pueblo estadounidense. (Aplausos).
Ésta es la situación esta noche, aquí y ahora. He hablado con muchos de ustedes personalmente. Los respeto y respeto los argumentos que han presentado. Entramos en esto mayormente unidos, en nuestras suposiciones y en nuestras convicciones. Y no importa si votaron a favor o en contra, no votaron por el fracaso. Nuestro país sigue una nueva estrategia en Iraq, y les pido que le den la oportunidad de funcionar. Y les pido que respalden a nuestras tropas en el terreno y a las que están en camino. (Aplausos).
La guerra contra el terrorismo que libramos hoy es una lucha generacional que continuará mucho después de que ustedes y yo hayamos delegado nuestros deberes a otros. Por eso es importante trabajar juntos para que nuestra nación pueda ver los logros de este esfuerzo. Ambos partidos y ambos poderes deben trabajar en estrecha consulta. Por eso propongo crear un consejo extraordinario de asesores sobre la guerra contra el terrorismo compuesto por líderes del Congreso de ambos partidos políticos. Intercambiaremos ideas para encontrar la mejor posición desde la cual Estados Unidos le haga frente a cada desafío que enfrentemos. Les mostraremos a nuestros enemigos en el extranjero que estamos unidos en el objetivo de la victoria.
Y uno de los primeros pasos que podemos dar juntos es engrosar las filas de nuestras Fuerzas Armadas, para que estén listas para todos los futuros desafíos. (Aplausos). Esta noche le pido al Congreso que autorice un aumento de 92,000 soldados en nuestro Ejército e Infantería de Marina durante los próximos cinco años. (Aplausos). Una segunda tarea que podemos emprender juntos es planear y crear un cuerpo voluntario de reservas civiles. Dicho cuerpo funcionaría de manera parecida a nuestra reserva militar. Aliviaría la carga de las Fuerzas Armadas al permitirnos contratar a civiles con destrezas fundamentales para que trabajen en misiones en el extranjero cuando Estados Unidos los necesite. Les daría a personas en todo Estados Unidos que no llevan el uniforme la oportunidad de servir en la lucha decisiva de nuestros tiempos.
Los estadounidenses pueden confiar en el resultado de esta pugna, porque no nos encontramos solos en esta lucha. Tenemos una estrategia diplomática que está procurando el apoyo del mundo en la lucha contra el extremismo. En Iraq, las fuerzas multinacionales están operando bajo órdenes de las Naciones Unidas. Estamos trabajando con Jordania y Arabia Saudita y Egipto y los Estados del Golfo para aumentar el apoyo al gobierno de Iraq.
Naciones Unidas ha impuesto sanciones contra Irán y dejado en claro que el mundo no permitirá que el régimen de Teherán adquiera armas nucleares. (Aplausos). Con los demás miembros del Cuarteto -la ONU, la Unión Europea y Rusia- estamos en negociaciones diplomáticas para contribuir a lograr la paz en Tierra Santa y el establecimiento de un Estado Palestino democrático que viva lado a lado con Israel en paz y seguridad. (Aplausos). En Afganistán, la OTAN ha asumido la delantera para revertir la ofensiva del Talibán y al Qaida, la primera vez que la Alianza ha movilizado tropas fuera de la región del Atlántico Norte. Junto con nuestros aliados en China, Japón, Rusia y Corea del Sur, estamos llevando a cabo intensivas negociaciones diplomáticas para lograr una Península Coreana libre de armas nucleares. (Aplausos).
Continuaremos pronunciándonos a favor de la causa de la libertad en lugares como Cuba, Bielorrusia y Myanmar, y continuaremos despertando la conciencia del mundo para salvar al pueblo de Darfur. (Aplausos).
La política exterior de Estados Unidos es más que un asunto de guerra y diplomacia. Nuestro trabajo en el mundo también se basa en una verdad ancestral: A quien mucho se da, mucho se le exige. Escuchamos el llamado para hacerles frente a los desafíos del hambre y la pobreza y la enfermedad, y eso es precisamente lo que Estados Unidos está haciendo. Debemos continuar luchando contra el VIH/SIDA, particularmente en el continente africano. (Aplausos). Debido a que ustedes financiaron nuestro Plan de Emergencia para la Mitigación del SIDA, el número de personas que está recibiendo medicamentos que salvan vidas ha aumentado de 50,000 a más de 800,000 en apenas tres años. Les pido que continúen financiando nuestros esfuerzos por combatir el VIH/SIDA. Les pido que otorguen $1,200 millones durante los próximos cinco años para que podamos combatir la malaria en 15 países africanos. (Aplausos).
Les pido que asignen fondos a la Cuenta del Desafío del Milenio (Millennium Challenge Account), para que la ayuda estadounidense llegue a las personas que la necesitan, en naciones donde la democracia está en auge y la corrupción se bate en retirada. Y continuemos apoyando la expansión del comercio y la condonación de la deuda, que es la mayor esperanza para mejorar la calidad de vida y eliminar la pobreza. (Aplausos).
Cuando Estados Unidos atiende las necesidades de los demás, mostramos la fortaleza y generosidad de nuestro país. Estos actos reflejan el carácter de nuestro pueblo. Nuestro mejor atributo es la bondad heroica, la valentía y el sacrificio del pueblo estadounidense. Se ve este espíritu a menudo si sabemos dónde buscarlo, y esta noche, sólo es necesario mirar hacia arriba en la galería.
Dikembe Mutombo creció en África, en medio de gran pobreza y enfermedades. Vino a la Universidad de Georgetown con una beca para estudiar medicina, pero el entrenador John Thompson le echó una mirada a Dikembe y se le ocurrió otra idea. (Risas). Dikembe pasó a ser una estrella de la NBA y ciudadano de Estados Unidos. Pero nunca olvidó su país natal ni su deber de compartir su buenaventura con otros. Ha construido un hospital nuevo en su ciudad de origen. Dijo un amigo sobre este hombre de buen corazón: "Mutombo cree que Dios le ha dado la oportunidad de hacer cosas grandiosas". Y estamos orgullosos de llamar ciudadano de Estados Unidos a este hijo del Congo. (Aplausos).
Después del nacimiento de su hija, Julie Aigner-Clark buscó maneras de compartir su amor por la música y las artes con ella. Por lo tanto, pidió equipo prestado y comenzó a filmar videos infantiles en su sótano. Nació así la empresa Baby Einstein, y en apenas cinco años su negocio creció hasta lograr ventas de más de $20 millones. En noviembre del 2001, Julie vendió Baby Einstein a la Walt Disney Company, y con su ayuda Baby Einstein ha pasado a ser un negocio de $200 millones. Julie representa el gran espíritu empresarial de Estados Unidos. Y ella está aprovechando su éxito para ayudar a otros, produciendo videos sobre seguridad infantil con John Walsh del Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados (National Center for Missing and Exploited Children). Dice Julie sobre su nuevo proyecto: "Considero que es lo más importante que he hecho. Creo que los niños tienen el derecho de vivir en un mundo seguro". Por lo tanto, esta noche nos complace darle la bienvenida a esta talentosa empresaria y generosa activista social: Julie Aigner-Clark. (Aplausos).
Hace tres semanas, Wesley Autrey estaba esperando en una estación del subterráneo en Harlem con sus dos hijitas, cuando vio a un hombre caer en los rieles del tren. Tenía apenas unos segundos para actuar, y Wesley saltó a las vías, jaló al hombre al espacio entre los rieles y lo sostuvo mientras el tren les pasaba justo encima de la cabeza. Insiste en que no es un héroe. Asegura: "Hay muchachos y muchachas en el extranjero que están muriendo para que nosotros tengamos nuestras libertades. Es necesario que nos mostremos amor unos a los otros". Hay algo maravilloso sobre un país que produce a un hombre valiente y humilde como Wesley Autrey. (Aplausos).
Tommy Rieman era un adolescente que echaba gasolina en Independence, Kentucky, cuando se enroló en el Ejército de Estados Unidos. En diciembre de 2003, se encontraba en una misión de exploración en Iraq cuando su equipo se enfrentó a fuerte fuego enemigo. Desde su Humvee, el sargento Rieman devolvió el fuego; utilizó su cuerpo como escudo para proteger a su artillero. Le dispararon en el pecho y el brazo, y fue herido por metralla en las piernas, pero rechazó atención médica y permaneció en la lucha. Ayudó a repeler un segundo ataque, lanzando granadas hacia la posición del enemigo. Por su excepcional valentía, al sargento Rieman se le otorgó una Estrella de Plata. Y como tantos otros estadounidenses que se han ofrecido de voluntarios para defendernos, se ha ganado el respeto y la gratitud de todo nuestro país. (Aplausos).
En esa valentía y compasión, damas y caballeros, vemos el espíritu y el carácter de Estados Unidos, y estas cualidades no escasean. Somos un país decente y honorable, y también resistente. Hemos pasado por mucho juntos. Hemos enfrentado desafíos y peligros, y sabemos que quedan más por delante. Sin embargo, podemos proseguir con confianza, porque el estado de nuestra nación es sólido, la causa que defendemos en el mundo es la correcta, y esta noche, esa misión continúa. Que Dios los bendiga. (Aplausos).
Los veo el próximo año. Gracias por sus oraciones.
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