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Oficina del Secretario de Prensa
18 de diciembre de 2006
Declaraciones del Presidente Durante la Ceremonia de Juramentación del Secretario de Defensa
El Pentágono
1:22 P.M. EST
EL PRESIDENTE: Gracias a todos. Es un placer visitarlos aquí en el Pentágono. Estamos aquí para felicitar a Bob Gates por convertirse en el 22º secretario de Defensa de nuestra nación.
Bob Gates inició su servicio público hace 40 años. Es un líder experimentado y juicioso. En su trayectoria tuvo que guiar a organizaciones grandes a través del cambio y la transformación. Sé que Bob Gates será un excelente secretario de Defensa.
Deseo darles las gracias a la esposa de Bob, Becky, y su familia, y sus muchos amigos que nos acompañan hoy aquí. Agradezco el hecho que el Vicepresidente esté aquí para tomarle el juramento. Quiero darles las gracias a los miembros de mi gabinete que nos acompañan para darle la bienvenida a un nuevo miembro del gabinete. Mi profunda gratitud al senador John Warner y al senador Carl Levin por estar con nosotros. Les agradezco a los demás miembros del Congreso de Estados Unidos que están hoy con nosotros, y especialmente a mi congresista, Chet Edwards, de Texas central. Me imagino que está aquí debido a la conexión con Texas A&M. (Risas.)
Quiero darle las gracias al subsecretario England por acompañarnos. Les agradezco al doctor Harvey y al doctor Winter y a Michael Wynne, secretarios del Ejército, Marina y Fuerza Aérea, por estar hoy con nosotros. También mi profunda gratitud al general Pete Pace, jefe del Comando Conjunto, y a su esposa, Lynne, como también a los otros miembros del Comando Conjunto. Les doy las gracias a nuestros distinguidos invitados.
Y lo que es más importante, les agradezco a quienes llevan nuestro uniforme. Éste tiene que ser un momento emocionante para Bob Gates. No puedo expresar el honor que significa para mí ser Comandante en Jefe de personas de tal calibre. Y, como secretario de Defensa, me imagino que compartirá ese mismo entusiasmo.
El cargo de secretario de Defensa es uno de los cargos más importantes en nuestro gobierno. El secretario debe comprender los desafíos del presente, y ver las amenazas del futuro, y encontrar la mejor manera de preparar a nuestras Fuerzas Armadas para hacerles frente.
Somos una nación en guerra. Y dependo de nuestro secretario de Defensa para que me asesore lo mejor posible y ayude a dirigir a las Fuerzas Armadas de nuestra nación, mientras luchan contra los enemigos de la libertad alrededor del mundo. Bob Gates es el hombre correcto para hacerles frente a estos desafíos. Será un líder sobresaliente para nuestros hombres y mujeres que llevan el uniforme, y será un orgullo para nuestra nación.
Bob es un hombre de visión, integridad y gran experiencia. En 1966, Bob inició su ascenso de un puesto de nivel inicial en la Agencia Central de Inteligencia hasta llegar a ser su director. Durante sus años de servicio público, Bob Gates ha trabajado para seis Presidentes de ambos partidos. Pasó casi nueve años en la Casa Blanca trabajando como parte del personal del Consejo de Seguridad Nacional. Ha acumulado casi 30 años de experiencia en asuntos de seguridad nacional. Toda una vida de preparación le vendrán bien a Bob Gates en su labor como secretario de Defensa.
Bob es el sucesor de un magnífico líder en el Departamento de Defensa. Durante casi seis años, Don Rumsfeld prestó sus servicios con excepcional fuerza y energía en tiempos de desafíos y cambios, y produjo resultados impresionantes. Durante su periodo, desarrolló una nueva estrategia de defensa, estableció una nueva estructura de mando para nuestras Fuerzas Armadas, ayudó a transformar la Alianza de la OTAN, llevó la defensa contra los misiles balísticos de la teoría a la práctica, y emprendió la transformación más completa del posicionamiento de las defensas mundiales de Estados Unidos desde el inicio de la Guerra Fría. Dirigió a nuestras Fuerzas Armadas con determinación y distinción. Y el viernes en el Pentágono, los hombres y mujeres a su cargo le mostraron su admiración y devoción.
Deseo agradecerle a Don Rumsfeld por sus servicios, y les deseo lo mejor a él y a su familia.
Cuando Bob Gates levante la mano y preste juramento, lo hará en un momento de gran trascendencia para nuestra nación. Sabe lo que está en juego en la guerra contra el terrorismo. Reconoce que ésta es una larga lucha contra un enemigo diferente a cualquier otro que nuestra nación ha combatido antes. Comprende que vencer a los terroristas y los radicales y los extremistas en Iraq y el Oriente Medio es esencial para llegar a la paz.
Como secretario de Defensa, ayudará a nuestro país a encontrar un nuevo camino en Iraq para que podamos ayudar a los iraquíes a lograr nuestro objetivo común de un Iraq unificado y democrático que pueda gobernarse, sostenerse, defenderse y ser un aliado en nuestra lucha contra los extremistas y radicales.
Bob Gates es un líder de mucho talento e ingenio que aporta una perspectiva fresca al Departamento de Defensa. Me complace que haya aceptado el llamado de ponerse nuevamente al servicio de la patria. Cuenta con toda mi confianza. Y cuenta con la gratitud y las oraciones del pueblo estadounidense.
Y, entonces, estoy deseoso de trabajar con Bob Gates. Lo felicito, señor. Le agradezco que aceptara este cargo. Y ahora, le pediré al Vicepresidente que le tome el juramento al 22º secretario de Defensa de nuestra nación. (Aplausos.)
(Se tomó el juramento.) (Aplausos.)
EL SEÑOR GATES: Gracias. Señor presidente, es un gran honor para mí contar con la confianza que ha depositado en mi persona. Me ha pedido mi franqueza y mi asesoría sincera en este momento crucial en la historia de nuestra nación, y recibirá ambas.
Señor Vicepresidente, gracias por tomarme el juramento. Trabaj estrechamente con el Vicepresidente por primera vez cuando era un secretario de Defensa sumamente exitoso, y espero que se me haya pegado algo de eso.
Mi sincero agradecimiento a los miembros del Congreso de Estados Unidos que están hoy aquí. Agradezco la audiencia pronta y justa que recibí en el Senado y la confianza que los senadores depositaron en mí.
General Pace, gracias. Estoy deseoso de trabajar con usted y el Comando Conjunto.
A los jefes de las Fuerzas Armadas y al personal de las Fuerzas Armadas, a todos los militares de uniforme presentes hoy, valoro su profesionalismo y su experiencia, y me apoyaré en sus perspicaces consejos en las próximas semanas y meses.
Finalmente, quiero darles las gracias a Becky, mi esposa desde hace 40 años, y a mis hijos, Eleanor y Brad, por su infinita paciencia. Deseo darles las gracias a otros familiares y amigos que están aquí, y en especial, a mi madre, de 93 años. Me dijo que si podía ir de Kansas a los partidos de fútbol de Texas A&M cada otoño, ciertamente podía estar presente en Washington para esta ceremonia. (Risas y aplausos.)
Yo, también, quiero decir unas cuantas palabras sobre mi predecesor. Donald Rumsfeld ha dedicado varias décadas de su vida al servicio público. Le importan sinceramente nuestros hombres y mujeres de uniforme, y el futuro de nuestro país. Le agradezco por su largo y distinguido servicio, y les deseo lo mejor a él y a Joyce, y a su familia.
Es un honor tener la oportunidad de trabajar con la gente de este departamento, profesionales dedicados cuya prioridad ante todo es la defensa de nuestra nación. Hace mucho tiempo aprendí algo sobre el liderazgo en las grandes instituciones: Los líderes van y vienen, pero los profesionales perduran hasta mucho después de la partida de las personas nombradas. La clave de un liderazgo exitoso, en mi opinión, es hacer que participen en el proceso de la toma de decisiones quienes, en última instancia, pondrán en práctica las decisiones. Haré todo lo posible por hacer precisamente eso.
Este departamento, como siempre, está desempeñando muchas actividades diferentes a la vez. Todas son valiosas, todas son importantes. Sin embargo, como dije en las audiencias para mi confirmación, Iraq es la primera en la lista. En los días transcurridos desde mi confirmación por el Senado, he participado en la mayoría de las reuniones del Consejo Nacional de Seguridad sobre Iraq, he recibido muchos informes aquí en el Departamento de Defensa, y he hablado a fondo con el Presidente sobre la situación y el camino a seguir en Iraq.
Tengo la intención de viajar muy pronto a Iraq y reunirme con nuestros líderes militares y otro personal allá. Espero escuchar sus opiniones francas de la situación en el terreno y de contar con el beneficio de su asesoría --directa y sin adornos-- sobre cómo proceder las próximas semanas y meses.
Otro asunto urgente es Afganistán. Los logros alcanzados por el pueblo afgano en los últimos cinco años están en peligro. Estados Unidos y sus aliados de la OTAN le han hecho una promesa al pueblo afgano y tenemos la intención de cumplir con ella. No podemos dejar que Afganistán se vuelva a convertir en un refugio de extremistas. La manera en que les hagamos frente a éstos y otros desafíos en la región durante los próximos dos años determinará si Iraq, Afganistán y otras naciones que se encuentran en una encrucijada seguirán caminos de progreso gradual hacia gobiernos sostenibles, que sean aliados en la guerra mundial contra el terrorismo, o si las fuerzas del extremismo y caos ganarán mayor influencia.
Todos nosotros queremos encontrar una manera de traer a los hijos e hijas de Estados Unidos a casa. Pero, como el Presidente ha dejado en claro, simplemente no podemos darnos el lujo de fracasar en el Oriente Medio. El fracaso en Iraq en esta coyuntura sería una calamidad que abrumaría a nuestra nación, perjudicaría nuestra credibilidad y pondría a los estadounidenses en peligro por muchas décadas.
Finalmente, está el asunto de lo que se llama la transformación de la defensa. Como mencioné durante mis declaraciones ante el Senado, me impresionó cuán fáciles de desplegar se han vuelto nuestras fuerzas militares desde la última vez que fui parte del gobierno. Antes de que el Presidente asumiera el mando, dijo que una de sus prioridades primordiales era contribuir a que nuestras fuerzas militares se volvieran más ágiles, más letales y mejor preparadas para misiones en el extranjero. Se ha avanzado mucho en este campo, pero queda mucho por hacer. Esto sigue siendo una necesidad y una prioridad.
Vuelvo al servicio público con la esperanza de hacer una buena labor en un momento en que nuestra nación enfrenta tremendos desafíos y decisiones difíciles. Señor Presidente, le agradezco nuevamente la oportunidad que me brinda y les agradezco a todos por su presencia. (Aplausos.)
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