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Oficina del Secretario de Prensa
3 de junio de 2006
Discurso Radial del Presidente a la Nación
EL PRESIDENTE: Buenos Días. La semana entrante el Senado de los Estados Unidos comenzará a debatir una enmienda constitucional que define el matrimonio en los Estados Unidos como la unión de un hombre y una mujer. El lunes me reuniré con una coalición de líderes comunitarios, autoridades constitucionales, organizaciones familiares y cívicas, y líderes religiosos. Son Republicanos, Demócratas e Independientes que se han juntado para apoyar esta enmienda. Hoy quiero explicar porqué yo apoyo la Enmienda de Protección del Matrimonio - y porqué estoy recomendando al Congreso que la apruebe y la envíe a los Estados para ser ratificada.
El matrimonio es la institución humana más duradera e importante - honrada y alentada en todas las culturas y por todas las religiones. Años de experiencia nos han mostrado que el compromiso de un esposo y una esposa al amor y a servir el uno al otro promueve el bienestar de los hijos y la estabilidad de la sociedad. El matrimonio no puede aislarse de sus raíces culturales, religiosas y naturales sin debilitar esta buena influencia sobre la sociedad. El gobierno, al reconocer y proteger el matrimonio, sirve los intereses de todos.
En nuestra sociedad libre, las personas tienen el derecho de escoger cómo vivir sus vidas. Y en una sociedad libre, las decisiones sobre una institución social tan fundamental como lo es el matrimonio deben claramente ser tomadas por las personas -no por los tribunales. El pueblo estadounidense se ha pronunciado claramente sobre este punto, tanto a través de sus representantes cómo en las urnas electorales. En 1996, el Congreso aprobó la Ley de Defensa del Matrimonio por mayorías bipartitas abrumadoras tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado - y el Presidente Clinton la sancionó. Y desde entonces, votantes en 19 estados han aprobado enmiendas a sus constituciones estatales que protegen la definición tradicional del matrimonio. Y hoy en día, 45 de los 50 estados tienen ya sea una enmienda constitucional estatal o un estatuto que define el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer. Estas enmiendas y leyes expresan un consenso amplio en nuestro país por proteger la institución del matrimonio.
Desafortunadamente, en años recientes, jueces activistas así como algunos oficiales locales han tratado en forma agresiva de redefinir el matrimonio. Desde 2004, tribunales estatales en Washington, California, Maryland y Nueva York han derrocado leyes que protegen al matrimonio en esos estados. Y en Nebraska un juez federal declaró nula una enmienda constitucional estatal que prohibía matrimonios entre personas del mismo sexo.
Estas decisiones en nuestros tribunales podrían tener un impacto sobre toda nuestra Nación. La Ley en Defensa del Matrimonio declara que ningún estado está obligado a aceptar la definición del matrimonio de otro estado. Si esa ley es nulificada por tribunales activistas, entonces los matrimonios reconocidos en una ciudad o en un estado podrían tener que ser reconocidos como matrimonios en otras partes. Eso significaría que cada estado tendría que reconocer los matrimonios redefinidos por jueces en Massachussetts o por oficiales locales en San Francisco - no obstante lo que digan sus propias leyes o constituciones estatales. Esta pregunta nacional ahora requiere una solución nacional - y en un tema de importancia tan profunda, esa solución debe venir del pueblo y no de los tribunales.
Una enmienda a la Constitución es necesaria porque los tribunales activistas han dejado a nuestra Nación sin ninguna otra opción. La enmienda constitucional que el Senado considerará la semana próxima protegería completamente al matrimonio contra ser redefinido - dejando al mismo tiempo que las legislaturas estatales estén en libertad de tomar sus propias decisiones para definir arreglos legales que no sean el matrimonio. Una enmienda constitucional es la solución más democrática para este tema, ya que debe ser aprobada por las dos terceras partes de la Cámara de Representantes y del Senado... y luego ratificada por las tres cuartas partes de las 50 legislaturas estatales.
A medida que este debate se lleve a cabo, debemos recordar que todo estadounidense merece ser tratado con tolerancia, respeto y dignidad. Todos tenemos un deber de llevar adelante esta discusión con civilidad y decencia el uno hacia el otro - y todas las personas merecen que sus voces sean escuchadas. Una enmienda constitucional pondrá una decisión que es fundamental para las familias estadounidenses y la sociedad estadounidense en manos del pueblo estadounidense - exactamente donde debe estar. La democracia, y no las órdenes judiciales, deberá decidir el futuro del matrimonio en los Estados Unidos.
Gracias por escuchar.