Para su publicación inmediata
Oficina del Secretario de Prensa
14 de diciembre de 2005
Declaraciones del Presidente sobre la Guerra Contra el Terrorismo
The Woodrow Wilson Center
Ronald Reagan Building and International Trade Center
Washington, D.C.
11:08 A.M. EST
EL PRESIDENTE: Muchísimas gracias. Sírvanse tomar asiento. Gracias por la cálida bienvenida. Estoy encantado de estar aquí con los hombres y mujeres del Wilson Center. Según su declaración de objetivos, el centro se creó para unir a dos grupos: líderes políticos y estudiosos. Veo a algunos de los líderes políticos que están aquí y asumo que me invitaron para defender el lado de los estudiosos. (Risas.)
He venido a hablar sobre un asunto de vital importancia para el pueblo estadounidense, y ese es: La victoria en la guerra contra el terrorismo. El 11 de septiembre de 2001, nuestra nación se despertó ante un ataque repentino y aceptamos nuevas responsabilidades. Estamos haciéndoles frente a peligros nuevos con firme determinación. Estamos persiguiendo a los terroristas y sus partidarios. Libraremos esta guerra sin titubear. y prevaleceremos. (Aplausos.)
En la guerra contra el terrorismo, Iraq es ahora un frente central. y durante las últimas semanas, he estado hablando sobre nuestra estrategia política, económica y militar para la victoria en ese país. Mañana se celebrarán elecciones históricas en Iraq. Y ya que millones de iraquíes están por emitir sus votos, deseo hablar hoy sobre por qué fuimos a la guerra en Iraq, por qué permanecemos en Iraq y por qué no podemos salir de Iraq -ni lo haremos- hasta que se logre la victoria. (Aplausos.)
Quiero darle las gracias al embajador Gildenhorn por invitarme y presentarme. Y quiero darles las gracias a los miembros de la junta de directores que están presentes. Le agradezco a Lee Hamilton, que sirve a la patria tan distinguidamente en tantas capacidades diferentes. Gracias por ser el presidente y director del Woodrow Wilson Center.
Me enorgullece viajar hoy con miembros de mi gabinete: la secretaria de Estado Condi Rice; el secretario of Defensa Donald Rumsfeld, y el secretario de Seguridad Nacional Mike Chertoff. Gracias a todos por asistir. (Aplausos.) Les agradezco a los miembros del Congreso que están presentes. Gracias por darse el tiempo para venir. Quiero darles las gracias a los miembros del cuerpo diplomático que nos acompañan hoy. Y gracias a todos por estar aquí también.
Vivimos en un momento crucial de la historia de la libertad. La mayoría de la atención ahora está dirigida a las elecciones de esta semana. y con razón. Los iraquíes acudirán a las urnas a elegir un gobierno que será la única democracia constitucional del mundo árabe. Sin embargo, necesitamos recordar que estas elecciones también son un aspecto vital de una estrategia más extensa para proteger al pueblo estadounidense de la amenaza del terrorismo.
Vimos el futuro que los terroristas pretenden para nuestra nación la mañana fatídica el 11 de septiembre de 2001. Ese día nos dimos cuenta de que los océanos extensos y los vecinos amistosos ya no bastaban para protegernos. El 11 de septiembre cambió a nuestro país; cambió la política de nuestro gobierno. Adoptamos una nueva estrategia para proteger al pueblo estadounidense: Perseguiríamos a los terroristas dondequiera que se escondiesen; no haríamos distinción alguna entre los terroristas y aquéllos que los protegen, y reforzaríamos nuestra seguridad dentro del país al promover la libertad en el Oriente Medio.
El 11 de septiembre también cambió la manera en que veíamos las amenazas como Sadam Husein. Vimos la destrucción que los terroristas podían causar con aviones llenos de combustible. e imaginamos la destrucción que podían causar con armas incluso más poderosas. Entonces, los líderes de ambos partidos políticos reconocieron esta nueva realidad: No podemos permitir que los hombres más peligrosos del mundo les echen mano a las armas más peligrosas del mundo. En una era de terrorismo y armas de destrucción masiva, si esperamos a que las amenazas se materialicen plenamente, habremos esperado demasiado tiempo. (Aplausos.)
Derrocamos a Sadam Husein porque era una amenaza para nuestra seguridad. Había procurado obtener y utilizado armas de destrucción masiva. Patrocinó a terroristas. Ordenó a sus militares a que dispararan contra pilotos estadounidenses y británicos en zonas de exclusión aérea. Invadió a sus vecinos. Libró una guerra contra Estados Unidos y una coalición extensa. Había declarado que Estados Unidos de Norteamérica era su enemigo.
Durante el transcurso de una década, Sadam Husein rehusó cumplir con más de una docena de resoluciones de las Naciones Unidas, entre ellas exigencias que respetase los derechos del pueblo iraquí, mostrase sus armas y cumpliese a con las condiciones de una tregua de 1991. Engañó a los inspectores internacionales y les negó el acceso incondicional que necesitaban para cumplir con su labor. Cuando un Consejo de Seguridad unánime le dio una oportunidad final de proporcionar información y deponer las armas o enfrentar serias consecuencias, rehusó aprovechar esa última oportunidad. En cualquier momento, Sadam Husein pudo haber evitado la guerra al cumplir con las exigencias justas de la comunidad internacional. Estados Unidos no escogió la guerra; la decisión fue de Sadam Husein.
Cuando tomamos la decisión de entrar a Iraq, muchas agencias de inteligencia en todo el mundo consideraban que Sadam poseía armas de destrucción masiva. Este criterio era compartido por las agencias de inteligencia de gobiernos que no respaldaron mi decisión de derrocar a Sadam. Y es cierto que gran parte de esos datos resultaron ser erróneos. Como Presidente, soy responsable por la decisión de entrar a Iraq. y también soy responsable por solucionar lo que falló con reformas a nuestros servicios de inteligencia. Y estamos haciendo precisamente eso. Al mismo tiempo, debemos recordar que una investigación después de la guerra por el principal inspector de armamentos, Charles Duelfer, descubrió que Sadam estaba usando el programa de petróleo por alimentos de la ONU para ejercer influencia en países y empresas en un esfuerzo por menoscabar las sanciones, con la intención de reiniciar su programa de armamentos una vez que las sanciones se acabasen y el mundo apartara la vista. Dada la historia de Sadam y las lecciones del 11 de septiembre, mi decisión de derrocar a Sadam Hussein fue la decisión correcta. Sadam era una amenaza. y el pueblo estadounidense y el mundo están en mejor situación porque ya no está al mando. (Aplausos.) Estamos hoy en Iraq porque nuestro objetivo siempre ha sido más que derrocar a un dictador brutal; es dejar a cambio un Iraq libre y democrático.
Como declaré en un discurso antes de la guerra, un Iraq liberado mostraría el poder de la libertad para transformar al Oriente Medio al producir esperanza y progreso en las vidas of millones. Por lo que estamos ayudando a los iraquíes. al pueblo iraquí a forjar una democracia perdurable que sea pacífica y próspera, y un ejemplo para el gran Oriente Medio. Los terroristas lo comprenden, y es por eso que ahora han hecho de Iraq el frente central en la guerra contra el terrorismo.
El enemigo de la libertad en Iraq es una combinación de personas que rechazan el cambio, partidarios de Sadam y terroristas. Los que rechazan el cambio son iraquíes comunes y corrientes, la mayoría de ellos árabes sunitas, que extrañan el estatus privilegiado que tenían con el régimen de Sadam Husein. Creemos que, con el tiempo, se persuadirá a la mayor parte de este grupo a apoyar a un Iraq democrático gobernado por un gobierno federal que sea lo suficientemente fuerte como para proteger los derechos de los grupos étnicos minoritarios. Nos animan los indicios que muchos sunitas tienen la intención de participar en las elecciones de mañana.
Los sadamistas son partidarios del antiguo régimen que tienen sueños de volver al poder y están tratando de fomentar una opinión antidemocrática contra la comunidad sunita en general. Sin embargo, carecen de respaldo popular, y con el tiempo, podrán ser marginados y vencidos por las fuerzas de la seguridad para un Iraq libre.
Los terroristas afiliados a Al Qaida o inspirados por él son el grupo más pequeño pero letal. Son dirigidos por un terrorista brutal llamado Zarqawi. Es el encargado de las operaciones de al Qaida en Iraq. Ha jurado lealtad a Osama bin Laden. Los terroristas tienen ambiciones; tienen objetivos. Quieren detener el avance de la libertad en Iraq. Quieren hacer de Iraq lo que Afganistán era bajo el Talibán. un refugio desde el cual pueden planear ataques contra nuestra gente people. Su brutalidad no tiene límite. Matan a los inocentes para lograr sus propósitos. Este es un enemigo sin consciencia. y contra tal enemigo, sólo hay una respuesta eficaz: Nunca retrocederemos, nunca claudicaremos y nunca aceptaremos nada que no sea la victoria absoluta. (Aplausos.)
El mes pasado, mi gobierno publicó un documento llamado "Estrategia Nacional para la Victoria en Iraq". En semanas recientes, he estado hablando sobre parte de nuestra estrategia con el pueblo estadounidense. En la Academia Naval de Estados Unidos, hablé sobre cómo cambiamos nuestra estrategia para entrenar a las fuerzas de seguridad de Iraq, por lo que pueden llevar la lucha donde el enemigo y, a fin de cuentas, aceptar la responsabilidad por la seguridad de sus ciudadanos sin mayor asistencia extranjera. Las fuerzas de Iraq se están volviendo más y más capaces.
Hace un año, sólo había un puñado de batallones iraquíes listos para el combate. Ahora hay más de 125 batallones de combate del Ejército y la policía de Iraq en la lucha contra los terroristas. De ellos, más de 70 batallones de Iraq luchan de lado de las fuerzas de la coalición, y más de 50 otros están tomando la delantera en la lucha. Hasta ahora en diciembre, ha habido más de 900 operaciones de combate en Iraq en el nivel de compañía o superior, y 75 por ciento de aquéllos involucraron a las fuerzas de seguridad de Iraq, ya sea en la delantera o luchando de lado de nuestra coalición. En la medida que las filas de estas fuerzas iraquíes aumentan y se hacen más poderosas, las fuerzas estadounidenses y de la coalición pueden concentrarse en entrenar a los iraquíes y perseguir objetivos de alto valor como Zarqawi y sus asociados.
La semana pasada ante el Consejo de Relaciones Exteriores (Council on Foreign Relations), expliqué cómo habíamos cambiado nuestra estrategia para ayudar a los iraquíes a aferrarse a ciudades rescatadas del enemigo y reconstruirlas, y maneras de ayudarlos a revitalizar la infraestructura y economía de Iraq. Ahora, muchas ciudades como Mosul y Najaf están cobrando vida, y la economía de Iraq está creciendo. Miles de empresas nuevas han comenzado a operar en Iraq, los ingresos personales han aumentado, y según una encuesta, siete de cada 10 iraquíes dicen que sus propias vidas van bien, y casi dos tercios esperan que las cosas mejoren el próximo año.
Anteriormente esta semana en el Consejo de Asuntos Mundiales de Filadelfia (Philadelphia World Affairs Council), hablé a fondo sobre cómo habíamos cambiado nuestra estrategia para ayudar a los iraquíes a desarrollar su democracia. A solicitud de los líderes iraquíes, aceleramos la transición para la autonomía iraquí. Fijamos cuatro puntos decisivos importantes para guiar la transición de Iraq a una democracia constitucional: la transferencia de la soberanía, las elecciones para un gobierno de transición, la adopción de una constitución democrática y las elecciones para un nuevo gobierno conforme a la constitución. A pesar de la violencia, los iraquíes han cumplido con cada plazo, y esto está cambiando el panorama político en Iraq.
Los árabes sunitas que dejaron de participar en las elecciones de enero ahora hacen campaña enérgicamente en las elecciones de esta semana. y podemos esperar una participación más alta de votantes sunitas. En la medida en que los sunitas se unan al proceso político, la democracia de Iraq incluye a todos más, y los terroristas y partidarios de Sadam están siendo marginados.
Cada uno de los cambios que hemos hecho en nuestra estrategia en Iraq nos está ayudando a lidiar con realidades difíciles y los hechos en el terreno. Hemos adaptado nuestra tácticas; hemos solucionado lo que no estaba funcionando, y hemos escuchado a aquéllos que están mejor enterados: nuestros comandantes militares. y el pueblo de Iraq.
Nuestras tácticas continúan cambiando, pero nuestro objetivo en Iraq no ha cambiado: un Iraq libre y democrático. Creo firmemente que un Iraq democrático es un aspecto crucial de nuestra estrategia para vencer a los terroristas, porque solamente la democracia puede producir libertad y reconciliación en Iraq, y paz en esta región del mundo aquejada de problemas. Nuestros esfuerzos para promover la libertad en Iraq son impulsados por nuestros intereses vitales y nuestras creencias más arraigadas. Estados Unidos fue fundado con el principio que todos los hombres son creados iguales, y creemos que la gente del Oriente Medio desea la libertad tanto como nosotros. La historia ha mostrado que las naciones libres son naciones pacíficas. Y en la medida que la democracia de Iraq eche raíces, los ciudadanos de Iraq tendrán una participación en un futuro común y pacífico.
Al promover la causa de la libertad en Iraq, nuestra nación puede proceder con confianza porque hemos hecho este tipo de trabajo antes. Después de la Segunda Guerra Mundial, el Presidente Harry Truman creía que la manera de contribuir a que hubiese paz y prosperidad en Asia era plantar las semillas de la libertad y democracia en Japón. Como hoy, había muchos escépticos y pesimistas que decían que los japoneses no estaban listos para la democracia. Afortunadamente, el Presidente Harry Truman se aferró a sus ideales. Creía, como yo, en el poder de la libertad para transformar a un adversario en un aliado. Y porque se aferró a sus convicciones, hoy Japón es uno de los países más libres y prósperos del mundo, y uno de los aliados más firmes para mantener la paz. La propagación de la libertad a Iraq y el Oriente Medio requiere la misma confianza y persistencia, y llevará a los mismos resultados. (Aplausos.)
El pueblo de Iraq ahora ve algunos de los beneficios tangibles de la nueva democracia. Ven que a medida que la libertad aumenta, sus vidas mejoran. Los iraquíes han aprobado una constitución audaz que garantiza el imperio de la ley, la libertad de celebrar reuniones, los derechos de propiedad y la libertad de expresión y de prensa y los derechos de la mujer, y el derecho al voto. Ven que su libertad es defendida cada vez más por sus propios soldados y la policía en vez de las fuerzas extranjeras. Y ven que la libertad está resultando en oportunidades y una vida mejor.
Los iraquíes aún enfrentan muchos desafíos, entre ellos la seguridad y la reconstrucción y la reforma económica. Pero están desarrollando una democracia fuerte que pueda lidiar con estos desafíos y que será un modelo para el Oriente Medio. La libertad en Iraq inspirará a los reformistas desde Damasco hasta Teherán. Este nuevo Iraq comparte nuestros valores más profundos, y comparte nuestros enemigos más decididos. Al ayudar a los iraquíes a forjar una nación que pueda gobernarse a sí misma, sostenerse y defenderse, obtendremos un aliado en la guerra contra el terrorismo y un socio a favor de la paz en el Oriente Medio.
Hay mucho en juego en Iraq, y no partiremos hasta que se logre la victoria. (Aplausos.) Hoy hay un debate intenso sobre la importancia de Iraq para la guerra contra el terrorismo. Los titulares constantes sobre los coches bomba y las matanzas han hecho que algunos pregunten si nuestra presencia en Iraq ha hecho que Estados Unidos sea menos seguro. Este punto de vista asume que si no estuviésemos en Iraq, los terroristas nos dejarían tranquilos. La realidad es que los terroristas han estado atacando a Estados Unidos durante muchos años, mucho antes de que pusiésemos un pie en Iraq.
No estábamos en Iraq en 1993, cuando los terroristas trataron de derrumbar el World Trade Center en Nueva York. No estábamos en Iraq en 1998, cuando los terroristas atacaron con bombas nuestras embajadas en Kenia y Tanzania. No estábamos en Iraq en 2000, cuando los terroristas mataron a 17 marineros estadounidenses a bordo del USS Cole. No había un sólo soldado estadounidense en Iraq el 11 de septiembre de 2001, cuando los terroristas asesinaron a casi 3,000 personas en el peor ataque contra nuestro país desde Pearl Harbor.
Estos actos son parte de una gran estrategia por los terroristas. Su objetivo declarado es sacar a las fuerzas de Estados Unidos y la coalición del Oriente Medio para que puedan tomar el control de Iraq y usar al país como una base desde la cual lanzar ataques contra Estados Unidos, derrocar a los gobiernos moderados en el Oriente Medio, y establecer un imperio totalitario que vaya desde España hasta Indonesia. Escuchen las palabras de los terroristas. En una carta al líder terrorista Zarqawi, un líder de al Qaida, Zawahiri, describe planes que tendrán lugar en varias etapas. Éstas son sus palabras: ". Expulsar a los estadounidenses de Iraq. . Establecer un poder islámico en la mayor extensión de terreno posible para que pueda aumentar su poder en Iraq. Extender la ola del yijad a los países seculares vecinos a Iraq". Fin de la cita.
Para lograr estos objetivos, los terroristas están atacando a hombres, mujeres y niños inocentes. El enemigo sólo tiene la capacidad de crear caos para las cámaras con actos espectaculares de violencia. Saben que no pueden vencernos militarmente. Por lo que tratarán de quebrantar nuestra voluntad con la esperanza de que Estados Unidos deje el campo de batalla temprano, y mencionan a Vietnam como una razón por la cual prevalecerán. Zawahiri, en su carta a Zarqawi, escribió, " La secuela del colapso del poder estadounidense en Vietnam --y cómo huyeron y dejaron a sus agentes- son dignos de notar." En el pasado, al Qaida ha dicho que las retiradas de Estados Unidos de Líbano y Somalia mostraron que éste era débil y se podía hacer que se replegara. Y ahora los terroristas creen que pueden hacer que Estados Unidos se retire de Iraq. Sólo hay una manera de que los terroristas prevalezcan: si perdemos nuestra valentía y nos vamos antes de que se cumpla con la labor. Y eso no sucederá durante mi mando. (Aplausos.)
Algunas personas en Washington exigen que se retiren nuestras fuerzas en Iraq de manera rápida y completa. Dicen que nuestra presencia allí es la causa de la inestabilidad en Iraq, y que la respuesta es fijar un plazo para el repliegue. No estoy de acuerdo. He escuchado todos los argumentos detenidamente, y hay cuatro razones por las cuales considero que fijar un plazo artificial sería una fórmula para el desastre.
En primer lugar, fijar un plazo artificial enviaría el mensaje equivocado a los iraquíes. Ya que los iraquíes están arriesgando la vida por la democracia, les diría que Estados Unidos está más interesado en irse que en ayudarlos a tener éxito, poner en peligro todo el progreso democrático que han hecho durante el año pasado.
En segundo lugar, fijar un plazo artificial enviaría el mensaje equivocado al enemigo. Les diría que si esperan lo suficiente, Estados Unidos desaparecerá rápidamente. Reivindicaría las tácticas de los terroristas de decapitaciones y atentados suicidas y asesinato masivo. Envalentonaría a los terroristas e propiciaría ataques nuevos contra Estados Unidos.
Tercero, fijar un plazo artificial enviaría el mensaje equivocado a la región y al mundo. Les diría a nuestros amigos y partidarios que Estados Unidos es un aliado débil y poco fiable, y que cuando las cosas se ponen difíciles, Estados Unidos se retira.
Finalmente, fijar un plazo artificial enviaría el mensaje equivocado al público más importante: nuestros soldados en el frente. Les diría que Estados Unidos está abandonando la misión por la cual están arriesgando la vida y que el sacrificio de sus compañeros matados en esta lucha ha sido en vano. Les hago esta promesa a las familias de los caídos: Continuaremos la lucha, completaremos su misión y ganaremos. (Aplausos.)
Se logrará la victoria cuando se cumpla con ciertos objetivos claros: cuando los terroristas y partidarios de Sadam ya no puedan amenazar la democracia de Iraq, cuando las fuerzas de seguridad de Iraq puedan proteger a su propio pueblo y cuando Iraq no sea un refugio para que los terroristas confabulen ataques contra nuestro país. Estos objetivos, no los cronogramas fijados por los políticos en Washington, dictarán el nivel de nuestras fuerzas en Iraq. A medida que los iraquíes se hagan cargo, nos retiraremos. Y cuando se logre la victoria, nuestros soldados volverán a casa, con el honor del que se han hecho merecedores. (Aplausos.)
Una de las virtudes de nuestra sociedad libre es que podemos debatir estos asuntos abiertamente, incluso en tiempos de guerra. Gran parte del debate le ha hecho honor a nuestra democracia, pero hay quienes han hecho acusaciones irresponsables. Dicen que actuamos debido al petróleo, que actuamos en Iraq debido a Israel, o porque engañamos al pueblo estadounidense. Algunos de los comentarios más irresponsables sobre la manipulación de los datos de inteligencia han provenido de políticos que vieron los mismos datos que nosotros vimos, y luego votaron para autorizar el uso de la fuerza contra Sadam Husein. Estos cargos son pura política. Perjudicaron el estado de ánimo de nuestros soldados. Sean cuales sean nuestras diferencias en Washington, nuestros hombres y mujeres en uniforme merecen saber que una vez que nuestros políticos votan por ponerlos en peligro, contarán con nuestro apoyo en las buenas y en las malas, y que no nos contentaremos con nada menos que la victoria absoluta. (Aplausos.)
Antes de que llegue esa victoria, nos queda mucho trabajo difícil por delante. Hemos alcanzado verdaderos logros en los últimos dos años y medio, y los terroristas ven este progreso y están decididos a detenerlo. Estos enemigos no se darán por vencidos debido a elecciones exitosas. Saben que a medida que la democracia eche raíces en Iraq, su ideología de odio sufrirá un golpe devastador. Por lo que podemos esperar que la violencia continúe.
También podemos esperar que las elecciones sean seguidas por días de incertidumbre. Quizá no sepamos exactamente quién ha ganado las elecciones hasta comienzos de enero --y es importante que nuestros ciudadanos lo comprendan. Tomará un tiempo. Les tomará un tiempo constituir un gobierno. El trabajo por delante requerirá la paciencia del pueblo iraquí, y también requerirá nuestra paciencia. Sin embargo, debemos recordar que nos conviene un Iraq libre, porque un Iraq libre será un faro de esperanza. Y al hacerse el Oriente Medio más libre, el pueblo estadounidense estará más seguro y nuestra nación será más segura.
El trabajo por delante también requerirá sacrificios continuados. Sin embargo, podemos tener confianza, porque la historia ha mostrado el poder de la libertad de superar la tiranía. Y podemos sentir confianza porque está de nuestro lado la mayor fuerza a favor de la libertad de la historia humana: los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos (Aplausos.)
Uno de esos hombres era un teniente de la Infantería de Marina llamado Ryan McGlothlin, de Lebanon, Virginia. Ryan era un joven brillante que tenía todas las de ganar y siempre quiso ponerse al servicio de nuestra nación. Fue el primero de su clase de secundaria. Se graduó de William & Mary con calificaciones casi perfectas, y tenía una beca completa en Stanford, donde se dedicaba a obtener un doctorado en química.
Dos años después de los ataques del 11 de septiembre, el joven que tenía el mundo a sus pies vino de visita a casa de Stanford. Le dijo a su papá, "Simplemente no siento que estoy haciendo algo importante. Quiero servir a mi patria. Deseo proteger nuestro territorio de los terroristas, por lo que me enrolé en la Infantería de Marina". Cuando su padre le preguntó si había otra manera de prestar servicios, Ryan respondió que sentía una obligación especial de ofrecerse porque se le había dado tanto. Ryan no me respaldó en las últimas elecciones, pero respaldaba nuestra misión en Iraq. Y respaldaba a sus compañeros en la infantería.
Ryan fue matado el mes pasado luchando contra los terroristas cerca de. de la frontera entre Iraq y Siria. En su bolsillo estaba un poema que Ryan había leído en su graduación de la secundaria, y representaba el espíritu de este excelente infante de la Marina. El poema se llamaba "No renuncie" (Don't Quit").
En nuestra lucha por mantener a Estados Unidos libre, nunca renunciaremos. Hemos perdido a estadounidenses fabulosos como Ryan McGlothlin. Conservamos la memoria de cada uno. Oramos por los seres queridos. oramos por los seres queridos que han dejado atrás, y contamos con el privilegio de ser ciudadanos de un país al que sirvieron. También los honramos al reconocer que su sacrificio nos ha llevado a este momento: el surgimiento de una nación iraquí libre y soberana que será un amigo de Estados Unidos, y una fuerza de bien en una región afligida del mundo.
La historia de la libertad acaba de comenzar en el Oriente Medio. Y cuando se escriba la historia de estos tiempos, relatará que alguna vez Estados Unidos defendió su propia libertad al usar la libertad para transformar naciones de enemigos acérrimos en aliados firmes. Y la historia dirá que esta generación, como las generaciones anteriores, sentó las bases de la paz para las generaciones futuras.
Que Dios los bendiga a todos. (Aplausos.)
END 11:39 A.M. EST