For Immediate Release
September 13, 2005
Press Briefing on the President's Meeting with Chinese President Hu Jintao by Mike Green, Special Assistant to the President for National Security Affairs and Senior Director for Asian Affairs
Hilton New York
New York, New York
President Bush Meets with Chinese President Hu Jintao
9:48 A.M. EDT
EL PRESIDENTE: Se or secretario general, se or presidente, distinguidos
invitados, damas y caballeros: Gracias por el privilegio de estar aqu para
el 60 aniversario de las Naciones Unidas. Gracias por su dedicaci n a la
labor vital y los altos ideales de esta instituci n.
Nos conocemos en tiempos de grandes desaf os para Estados Unidos y el
mundo. En este momento, hombres y mujeres a lo largo de la costa del golfo
de mi pa s se recuperan de una de las peores cat strofes naturales de la
historia de los Estados Unidos. Muchos han perdido sus casas y seres
queridos y todas sus posesiones terrenales. En Alabama y Mississippi y
Luisiana, vecindarios ntegros han sido tumbados de sus cimientos y
estrellados contra las calles. Una gran ciudad estadounidense se esfuerza
por cambiar el sentido de las aguas y reclamar su futuro.
Hemos sido testigos del poder imponente de la naturaleza y el poder
superior de la compasi n humana. Los estadounidenses les han respondido a
sus vecinos necesitados, como tambi n lo han hecho muchas naciones
representadas en esta c mara. En total, m s de 115 pa ses y casi una docena
de organismos internacionales han ofrecido ayuda. A cada pa s, cada
provincia y cada comunidad del mundo que respalda al pueblo estadounidense
en estos momentos de necesidad, le doy las gracias de mi naci n.
Su respuesta, como la respuesta al tsunami del a o pasado, ha mostrado
nuevamente que el mundo es m s compasivo y prometedor cuando actuamos
juntos. Este hecho fue lo que inspir las Naciones Unidas. Los miembros
fundadores de la ONU presentaron objetivos grandiosos y honorables en la
carta que redactaron hace seis decenios. Ese documento dedica a este
organismo a trabajar para "preservar a las generaciones venideras del
flagelo de la guerra", "reafirmar la fe en los derechos humanos
fundamentales" y "promover el progreso social y elevar el nivel de vida
dentro de un concepto m s amplio de la libertad". Seguimos comprometidos a
esos nobles ideales. Al responder a las grandes necesidades humanitarias,
debemos responder activamente a los otros grandes desaf os de nuestros
tiempos. Debemos continuar esforz ndonos por aliviar el sufrimiento y
propagar la libertad y por sentar las bases de la paz perdurable para
nuestros hijos y nietos.
En este siglo incipiente, los rincones m s rec nditos del mundo est n m s
vinculados que nunca antes... y ninguna naci n puede permanecer aislada e
indiferente a las dificultades de las dem s. Cuando un pa s o una regi n
est lleno de desesperaci n y resentimiento, y vulnerable a ideolog as
violentas y agresivas, la amenaza cruza los oc anos y las fronteras f
cilmente, y podr a amenazar la seguridad de cualquier pa s pac fico.
El terrorismo alimentado por la ira y la desesperaci n ha llegado a T nez,
a Indonesia, a Kenia, a Tanzania, a Marruecos, a Israel, a Arabia Saudita,
a los Estados Unidos, a Turqu a, a Espa a, a Rusia, a Egipto, a Iraq y el
Reino Unido. Y aqu llos que no han tenido ataques en su propio territorio
han compartido, de todos modos, el dolor, desde los australianos matados en
Bali hasta los italianos matados en Egipto y los ciudadanos de docenas de
pa ses que fueron matados el 11 de septiembre de 2001 aqu en la ciudad en
que nos reunimos. La lecci n es clara: No puede haber seguridad si hacemos
la vista gorda o procuramos llevar una vida tranquila al ignorar las
dificultades y la opresi n de los dem s. O se propaga la esperanza o se
propaga la violencia... y es necesario que nos pongamos del lado de la
esperanza.
A veces nuestra seguridad requerir hacer frente a las amenazas
directamente, Y, entonces, una gran coalici n de naciones se ha aunado para
combatir a los terroristas en todo el mundo. Hemos trabajado juntos para
ayudar a desbaratar las redes terroristas que cruzan las fronteras y
desarraigar a las c lulas radicales dentro de nuestras fronteras. Hemos
eliminado santuarios terroristas. Estamos usando nuestras herramientas
diplom ticas y econ micas para interrumpir su financiamiento y dejarlos sin
apoyo. Y mientras luchamos, los terroristas deben saber que el mundo est
unido contra ellos. Debemos concluir la Convenci n General sobre el
Terrorismo Internacional, la que har que cada naci n declare oficialmente:
El acecho y la matanza intencionada por los terroristas de civiles y
personas no combatientes no puede ser justificada ni legitimada por ninguna
causa ni queja.
Y las naciones libres del mundo est n decididas a evitar que los
terroristas y sus aliados adquieran armas terribles que les permitir an
matar en una escala comparable a su odio. Por ese motivo, m s de 60 pa ses
respaldan la Iniciativa de Seguridad contra la Proliferaci n para
interceptar los env os de armas de destrucci n masiva en tierra, mar y
aire. Los terroristas deben saber que dondequiera que vayan, no pueden
escaparse de la justicia.
Posteriormente hoy, el Consejo de Seguridad tendr la oportunidad de
advertir a los terroristas cuando vote sobre una resoluci n que condena la
incitaci n de actos terroristas... la resoluci n que insta a todos los
estados a tomar las medidas debidas para poner fin a tal incitaci n. Tambi
n necesitamos suscribir e implementar la Convenci n Internacional para la
Supresi n de Actos de Terrorismo Nuclear, para que todos aqu llos que
traten de obtener materiales radioactivos o dispositivos nucleares sean
encausados y extraditados, dondequiera que est n. Debemos enviar un mensaje
claro a los dirigentes de los reg menes al margen de la ley que respaldan
el terrorismo y tratan de obtener armas de asesinato masivo: No se permitir
que amenacen la paz y estabilidad del mundo.
Es esencial enfrentar a nuestros enemigos. Y, entonces, las naciones
civilizadas continuar n llevando la lucha donde los terroristas. Sin
embargo, sabemos que esta guerra no ser ganada tan solo por la fuerza.
Debemos vencer a los terroristas en el campo de batalla y tambi n debemos
vencerlos en la batalla de ideas. Debemos cambiar las condiciones que
permiten que los terroristas proliferen y recluten al darles la esperanza
de la libertad a los millones que nunca la han conocido. Debemos apuntalar
a los estados que est n fracasando y a las sociedades estancadas que
ofrecen un caldo de cultivo para los terroristas. Debemos defender y
diseminar una visi n de dignidad humana y oportunidad y prosperidad, una
visi n mucho m s fuerte que el atractivo l gubre del resentimiento y el
asesinato.
Para diseminar la visi n de esperanza, Estados Unidos est decidido a
ayudar a las naciones que luchan contra la pobreza. Estamos comprometidos a
los objetivos del Desarrollo del Milenio. ste es un plan ambicioso que
incluye reducir en mitad la pobreza y el hambre, garantizar que cada ni o y
ni a en el mundo tenga acceso a la educaci n primaria y detener la
propagaci n del SIDA, todo esto, de aqu al 2015.
Tenemos una obligaci n moral de ayudar a los dem s... y un deber moral de
asegurarnos de que nuestros actos sean eficaces. En Monterrey en el 2002,
concordamos en una nueva visi n sobre la manera en que combatimos la
pobreza y disminuimos la corrupci n y prestamos ayuda en este nuevo
milenio. Los pa ses en desarrollo aceptaron la responsabilidad de su propio
progreso econ mico por medio del buen gobierno y las pol ticas sensatas y
el imperio de la ley. Los pa ses desarrollados aceptaron apoyar dichos
esfuerzos, lo que incluye ayuda adicional a los pa ses que realizan
reformas necesarias. Mi propio pa s ha tratado de implementar el Consenso
de Monterrey al crear la nueva Cuenta del Desaf o del Milenio. Esta cuenta
est aumentando la ayuda de los Estados Unidos a los pa ses que gobiernan
equitativamente, invierten en sus propios pueblos y promueven la libertad
econ mica.
Es necesario hacer m s. Insto a todas las naciones del mundo a implementar
el Consenso de Monterrey. Implementar el Consenso de Monterrey significa
continuar siguiendo el largo y dif cil camino hacia la reforma. Implementar
el Consenso de Monterrey significa crear una sociedad aut ntica entre los
pa ses desarrollados y en desarrollo para reemplazar la relaci n de
donante-cliente del pasado. E implementar el Consenso de Monterrey
significa acoger a todos los pa ses en desarrollo como participantes plenos
de la econom a mundial, con todos los beneficios y las responsabilidades
requeridos.
Vincular la ayuda a las reformas es esencial para eliminar la pobreza, pero
nuestra labor no concluye all . Para muchos pa ses, el SIDA; la malaria y
las otras enfermedades son tanto tragedias humanas como obst culos
considerables para el desarrollo. Debemos dar a los pa ses pobres los
medicamentos de emergencia que necesitan para salvar vidas y para combatir
las epidemias infecciosas. Por medio de nuestros programas bilaterales y el
Fondo Mundial, Estados Unidos continuar siendo el l der en el mundo en
aportar recursos para vencer la plaga del VIH-SIDA.
Actualmente, Estados Unidos colabora con las autoridades y los organismos
locales en el mayor programa de la historia para combatir una enfermedad
espec fica. En toda frica, ayudamos a los funcionarios locales de la salud
a ampliar las instalaciones de detecci n de SIDA, a capacitar y respaldar a
los m dicos y enfermeros y asesores, y a mejorar cl nicas y hospitales.
Trabajando con nuestros asociados africanos, hasta ahora hemos ofrecido
tratamiento para salvarles las vidas a m s de 230,000 personas en el sur
del Sahara en frica. Estamos m s avanzados de lo programado para cumplir
con un objetivo importante: ofrecer tratamiento para el VIH-SIDA a casi dos
millones de adultos y ni os en frica. En la Cumbre del G-8 en Gleneagles,
Escocia, fijamos un objetivo claro: una generaci n libre de SIDA en frica.
Y desaf o a todo miembro de las Naciones Unidas a que tome medidas
concretas para lograr ese objetivo.
Tambi n nos esforzamos por combatir la malaria. Esta enfermedad prevenible
mata a m s de un mill n de personas en todo el mundo anualmente... y deja
pobreza y dolor en cada pa s que afecta. Estados Unidos ha fijado la meta
de reducir en mitad la tasa de muertes debidas al paludismo en por lo menos
15 pa ses africanos altamente end micos. Para lograr ese objetivo, hemos
prometido aumentar nuestros fondos para el tratamiento y la prevenci n de
la malaria en m s de $1,200 millones durante los pr ximos cinco a os.
Invitamos a otras naciones a que se nos unan en este esfuerzo al prometer
ayuda espec fica a las decenas de pa ses africanos que la necesitan. Juntos
podemos combatir la malaria y salvar cientos de miles de otras vidas y
llevar esperanza a los pa ses que han sido desolados por esta terrible
enfermedad.
Al reafianzar nuestro compromiso a combatir la malaria y el SIDA, debemos
tambi n permanecer a la ofensiva contra las nuevas amenazas a la salud p
blica como la gripe aviar. Si no es combatido, este virus podr a
convertirse en la primera pandemia del siglo XXI. No debemos permitir que
eso suceda. Hoy anuncio una nueva Alianza contra la Gripe Aviar y Pand
mica. La alianza requiere que los pa ses que les hagan frente a un brote
compartan informaci n inmediatamente con la Organizaci n Mundial de la
Salud. Al requerir la transparencia, podemos responder m s r pidamente a
los brotes peligrosos y detenerlos a tiempo. Muchas naciones ya se han
unido a esta sociedad; invitamos a todas las naciones a participar. Es
esencial que colaboremos, y al hacerlo, cumpliremos con un deber moral de
proteger a nuestros ciudadanos y sanar a los enfermos y consolar a los
afligidos.
Incluso con m s ayuda para combatir las enfermedades y reformar las econom
as, muchas naciones son retrasadas por otro gran desaf o: la carga de la
deuda. Entonces, Estados Unidos y muchas naciones tambi n han actuado para
aliviar esta carga que limita el crecimiento de las econom as en desarrollo
y mantiene a millones de personas en la pobreza. Hoy, los pa ses pobres con
las mayores cargas de deuda reciben m s de $30,000 millones en alivio de la
carga de la deuda. Y para evitar que la deuda crezca en el futuro, mi pa s
y otras naciones han acordado que las instituciones financieras
internacionales deben ofrecer cada vez m s ayuda a manera de subvenciones,
en vez de pr stamos. El G-8 acord en Gleneagles ir m s all . Para acabar
con el ciclo de prestar y condonar permanentemente, aceptamos cancelar 100
por ciento de la deuda de los pa ses m s endeudados del mundo. Insto al
Banco Mundial y al FMI a que finalicen este acuerdo hist rico lo antes
posible.
Lucharemos para aliviar la carga de la pobreza en los lugares donde se
sufre...no s lo en ese momento, sino permanentemente. Y el camino m s
seguro a la riqueza es mayor intercambio comercial. En una carta que me
escribi en agosto, el Secretario General aplaudi la labor del G-8, pero
me dijo que la ayuda y la condonaci n de deudas no eran suficientes. El
Secretario General dijo que tambi n necesitamos reducir los barreras
arancelarias y los subsidios que retrasan a los pa ses en desarrollo. Estoy
de acuerdo con el Secretario General: La Ronda de Doha es "la manera m s
prometedora" de lograr este objetivo.
Una Roda de Doha exitosa reducir y eliminar los aranceles y otras
barreras a los productos agr colas e industriales. Pondr fin a los
subsidios agr colas no equitativos. Abrir mercados mundiales para los
servicios. Con Doha, cada naci n saldr ganando y el mundo en desarrollo ha
de ganar m s. Hist ricamente, las naciones en desarrollo que permiten el
comercio crecen con una tasa varias veces mayor que los otros pa ses. La
eliminaci n de las barreras arancelarias podr a sacar a millones de
personas de la pobreza durante los pr ximos 15 a os. Hay mucho en juego.
Las vidas y los futuros de millones de los ciudadanos m s pobres del mundo
dependen de ello... Y, entonces, debemos llevar a un fin exitoso las
conversaciones sobre el comercio de Doha.
Doha es un paso importante hacia un objetivo superior: Debemos derribar las
murallas que separan al mundo desarrollado del mundo en desarrollo.
Necesitamos dar a los ciudadanos de las naciones m s pobres la misma
capacidad de obtener acceso a la econom a mundial que tienen las personas
en las naciones m s ricas, para que puedan ofrecer sus bienes y talentos en
el mercado mundial junto con todos los dem s. Necesitamos garantizar que
tengan las mismas oportunidades de hacer que sus sue os se cumplan,
mantener a sus familias y llevar vidas dignas e independientes.
Y los principales obst culos para lograr dichos objetivos son los aranceles
y los subsidios y las barreras que a slan a las personas de los pa ses en
desarrollo de las grandes oportunidades del siglo XXI. Hoy, reitero mi
desaf o anterior: Debemos colaborar en las negociaciones de Doha para
eliminar los subsidios agr colas que distorsionan el comercio y truncan el
desarrollo, y eliminar los aranceles y otras barreras para abrir los
mercados para los agricultores de todo el mundo. Hoy, llevo el desaf o un
paso m s all al hacer esta promesa: Estados Unidos est preparado a
eliminar todos los aranceles, subsidios y otras barreras al flujo libre de
bienes y servicios en la medida que otras naciones hagan lo mismo. Esto es
clave para derrotar la pobreza en las naciones m s pobres del mundo. Es
esencial que promovamos la prosperidad y las oportunidades para todas las
naciones.
Al aumentar el comercio, propagamos la esperanza y las oportunidades a los
rincones del mundo y azotamos a los terroristas que subsisten de la ira y
del resentimiento. Nuestro plan para el comercio m s libre es parte de
nuestro plan para un mundo m s libre, donde la gente puede vivir y rendir
culto y criar a sus hijos como escoja hacerlo. A largo plazo, la mejor
manera de proteger la libertad religiosa y los derechos de las mujeres y
las minor as es por medio de las instituciones del autogobierno, que
permiten que la gente haga valer y defienda sus propios derechos. Todos los
que defienden los derechos humanos tambi n deben defender la libertad
humana.
Esta es una gran oportunidad en la causa de la libertad. En todo el mundo,
los corazones y las mentes est n aceptando el mensaje de la libertad humana
m s que nunca antes. En apenas los ltimos dos a os, decenas de millones
han votado en elecciones libres en Afganist n e Iraq, en el L bano y los
territorios palestinos, en Kirguist n, en Ucrania y Georgia. Y al reclamar
su libertad, inspiran a millones m s en todo el gran Medio Oriente. Debemos
alentar sus aspiraciones. Debemos fomentar el avance de la libertad. Y las
Naciones Unidas tiene una funci n vital que desempe ar.
Por medio del Fondo para la Democracia de las Naciones Unidas, los miembros
democr ticos de la ONU se dedicar n a ayudar a aqu llos que quieran
incorporase al mundo democr tico. Es apropiado que la mayor democracia del
mundo, India, haya tomado la delantera en este esfuerzo al prometer $10
millones para iniciar el fondo. A cada naci n libre le conviene el xito de
este fondo... y cada naci n libre tiene una responsabilidad de promover la
causa de la libertad.
La labor de la democracia va m s all de celebrar elecciones imparciales;
requiere establecer las instituciones que respaldan la libertad. La
democracia cobra diferentes formas en las diferentes culturas; sin embargo,
todas las sociedades libres tienen ciertas cosas en com n. Las naciones
democr ticas respetan el imperio de la ley, imponen l mites en el poder del
Estado, tratan a las mujeres y las minor as como ciudadanos plenos. Las
naciones democr ticas protegen la propiedad privada, la libre expresi n y
la expresi n religiosa. Las naciones democr ticas cobran fuerza porque
recompensan y respetan las dotes creativas de su pueblo. Y las naciones
democr ticas contribuyen a la paz y estabilidad porque buscan la grandeza
nacional en los logros de sus ciudadanos, no la conquista de sus vecinos.
Por estos motivos, todo el mundo tiene un inter s vital en el xito de un
Iraq libre... y a ninguna naci n civilizada le conviene ver el surgimiento
de un nuevo Estado terrorista en ese pa s. Por lo que el mundo libre se
esfuerza por ayudar al pueblo de Iraq a forjar una nueva naci n que pueda
ser aut noma, pueda sostenerse y defenderse. Es una oportunidad emocionante
para todos nosotros en esta c mara. Y las Naciones Unidas desempe una
funci n vital en el xito de las elecciones de enero, cuando ocho y medio
millones de iraqu es desafiaron a los terroristas y emitieron votos. Y
desde entonces, las Naciones Unidas ha respaldado a los l deres electos de
Iraq mientras redactaban una nueva constituci n.
Las Naciones Unidas y los estados miembros deben continuar respaldando al
pueblo iraqu mientras concluyen la traves a hacia un gobierno plenamente
constitucional. Y cuando los iraqu es concluyan su traves a, su xito
inspirar a otros a reclamar su libertad, el Medio Oriente tendr m s paz y
esperanza y libertad, y todos nosotros viviremos en un mundo m s seguro.
Promover la libertad y seguridad es el llamado de nuestros tiempos. Es la
misi n de las Naciones Unidas. Las Naciones Unidas fue creada para propagar
la esperanza de la libertad y para combatir la pobreza y las enfermedades,
y para ayudar a proteger los derechos humanos y la dignidad humana de todas
las personas del mundo. Para contribuir a hacer realidad estas promesas,
las Naciones Unidas debe ser fuerte y eficiente, estar libre de corrupci n
y rendir cuentas por las personas a las que ayuda. Las Naciones Unidas debe
representar la integridad y vivir con los altos est ndares que fija para
los dem s. Y las reformas institucionales significativas deben incluir
medidas para mejorar la supervisi n interna, identificar maneras de ahorrar
dinero y garantizar que los valiosos recursos sean utilizados para el prop
sito previsto.
Las Naciones Unidas ha dado los primeros pasos hacia la reforma. El proceso
continuar en la Asamblea General en el oto o, y Estados Unidos se sumar a
los otros para dirigir ese esfuerzo. Y el proceso de reforma comienza con
miembros que cumplen con nuestras responsabilidades con seriedad. Cuando
los estados miembros de esta gran instituci n escogen a aqu llos que son
por notorios por violar los derechos humanos como miembros de la Comisi n
de Derechos Humanos de la ONU, desprestigian un esfuerzo noble y le restan
credibilidad a todo el organismo. Si los pa ses miembros quieren que las
Naciones Unidas sea respetada, respetada y eficaz, deben comenzar por
asegurarse de que sea digna de ese respeto.
Al iniciarse un siglo nuevo, el mundo necesita que las Naciones Unidas
cumpla con sus ideales y su misi n. Los miembros que fundaron este
organismo sab an que la seguridad del mundo depender a cada vez m s de la
promoci n de los derechos de la humanidad, y esto requerir a de la labor de
muchas manos. Despu s de comprometer a los Estados Unidos a la idea de la
ONU en 1945, el Presidente Franklin Roosevelt declar : "La estructura de la
paz mundial no puede ser la labor de un hombre ni de un partido ni de una
naci n". La paz es la responsabilidad de cada naci n y cada generaci n.
En cada era de la historia, el esp ritu humano ha sido desafiado por las
fuerzas de la oscuridad y el caos. Algunos desaf os son actos de la
naturaleza; otros, obra del hombre. Este organismo se constituy para
abordar esos desaf os al utilizar los mejores instintos de la humanidad, la
fuerza del mundo, unido con un prop sito com n. Con valent a y en
conciencia, cumpliremos con nuestras responsabilidades de proteger las
vidas y los derechos de los dem s. Y cuando lo hagamos, ayudaremos a que se
cumpla la promesa de las Naciones Unidas y garantizaremos que cada ser
humano disfrute de la paz y la libertad y la dignidad que nuestro Creador
pretend a para todos.
Gracias. (Aplausos.)
END 10:13 A.M. EDT
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