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Office of the Press Secretary
28 de junio de 2005
DECLARACIONES DEL PRESIDENTE SOBRE LA GUERRA CONTRA EL TERRORISMO
Fort Bragg, Carolina del Norte
8:02 P.M. EDT
EL PRESIDENTE: Gracias. Sírvanse tomar asiento. Buenas noches. Me complace visitar Fort Bragg, la sede de las "Fuerzas Aerotransportadas y de Operaciones Especiales". Es un honor dirigirme a ustedes esta noche.
Mi máxima responsabilidad como Presidente es proteger al pueblo estadounidense. Y ese también es su llamado. Les doy gracias por su servicio, su valentía y su sacrificio. Agradezco a sus familias, quienes apoyan su vital labor. Los soldados y las familias de Fort Bragg han contribuido muchísimo a nuestros esfuerzos para proteger nuestro país y promover la paz. Estados Unidos está agradecido, como lo está su Comandante en Jefe.
Las tropas aquí y en todo el mundo libran una guerra mundial contra el terrorismo. La guerra llegó a nuestras costas el 11 de septiembre de 2001. Los terroristas que nos atacaron -y los terroristas que enfrentamos- asesinan en nombre de una ideología totalitaria que odia la libertad, rechaza la tolerancia y desprecia toda disensión. Su meta es reinventar el Oriente Medio con su imagen tenebrosa de tiranía y opresión. al derrocar gobiernos, al echarnos de la región y al exportar el terrorismo.
Para lograr estas metas, han continuado matando, en Madrid, Estambul, Yakarta, Casablanca, Riad, Bali y otros lugares. Los terroristas creen que las sociedades libres son esencialmente corruptas y decadentes, y que con algunos golpes fuertes nos pueden obligar a retirarnos. Están equivocados. Después del 11 de septiembre, hice un compromiso con el pueblo estadounidense: Esta nación no esperará a ser atacada nuevamente. Defenderemos nuestra libertad Llevaremos la lucha donde el enemigo.
Iraq es el más reciente campo de batalla en esta guerra. Muchos terroristas que matan hombres, mujeres y niños inocentes en las calles de Bagdad son seguidores de la misma ideología asesina que cobró las vidas de nuestros ciudadanos en Nueva York, en Washington y Pensilvania. Hay sólo un curso de acción contra ellos: Derrotarlos en el extranjero antes de que nos ataquen dentro del país. El comandante a cargo de las operaciones de la coalición en Iraq, que también es el comandante superior en esta base, el General John Vines, lo expresó bien el otro día. Dijo: "O nos ocupamos del terrorismo y este extremismo en el extranjero, o nos ocupamos de él cuando llegue donde nosotros".
Nuestra misión en Iraq es clara. Perseguimos a los terroristas. Ayudamos a los iraquíes a construir una nación libre que es una aliada en la guerra en el terror. Promovemos la libertad en el gran Oriente Medio. Eliminamos una fuente de violencia e inestabilidad. y sentamos las bases de la paz para nuestros hijos y nuestros nietos.
La labor en Iraq es difícil y es peligrosa. Como a la mayoría de los estadounidenses, veo las imágenes de violencia y el derramamiento de sangre. Cada cuadro es horrendo, y el sufrimiento es real. En medio de toda esta violencia, sé que los estadounidenses se hacen la pregunta: ¿Vale la pena el sacrificio? Vale la pena y es vital para la seguridad futura de nuestro país. Y esta noche explicaré los motivos.
Parte de la violencia que ven en Iraq es efectuada por asesinos crueles que se convergen en Iraq para oponerse al avance de paz y libertad. Nuestras fuerzas armadas informan que hemos matado o capturado a centenares de combatientes extranjeros en Iraq que han venido de Arabia Saudita, Siria, Irán, Egipto, Sudán, Yemen, Libia y otros países. Hacen causa común con elementos criminales, iraquíes rebeldes y los vestigios del régimen de Saddam Hussein que quieren restaurar el orden anterior. Pelean porque saben que la supervivencia de su ideología odiosa está en juego. Saben que en la medida que la libertad se arraigue en Iraq, inspirará a millones en todo el Oriente Medio a reclamar también su libertad. Y cuando en el Oriente Medio aumente la democracia y prosperidad y esperanza, los terroristas perderán a sus patrocinadores, perderán a sus reclutas y perderán la esperanza de convertir esa región en una base de ataques contra los Estados Unidos y nuestros aliados en todo el mundo.
Algunos cuestionan si Iraq es un frente en la guerra contra el terrorismo. Entre los terroristas, no hay duda. Oiga las palabras de Osama Bin Laden: "Esta Tercera Guerra Mundial continúa" en Iraq. "El mundo entero observa esta guerra." Dice que acabará en "victoria y gloria o sufrimiento y humillación".
Los terroristas saben que el resultado los dejará envalentonados o vencidos. Por lo tanto, libran una campaña de asesinato y destrucción. Y no hay límite en el número de vidas inocentes que están dispuestos a matar.
Vemos la naturaleza del enemigo en los terroristas que hicieron explotar coches bomba a lo largo de una concurrida calle comercial en Bagdad, entre ellos, uno en el exterior de una mezquita. Vemos la naturaleza del enemigo en los terroristas que enviaron a un bombardero suicida a un hospital universitario en Mosul. Y vemos la naturaleza del enemigo en los terroristas que decapitan a rehenes civiles y transmiten sus atrocidades para que el mundo las vea.
Éstas son las salvajadas de la violencia, pero no han hecho que los terroristas estén más cerca de lograr sus objetivos estratégicos. Los terroristas, tanto extranjeros como iraquíes, no pudieron detener la transferencia de la soberanía. No pudieron desbaratar a nuestra coalición y forzar la retirada masiva de nuestros aliados. No pudieron incitar a los iraquíes a una guerra civil. No pudieron impedir las elecciones libres. No pudieron detener la constitución de un gobierno democrático de Iraq que representa a toda su diversa población. Y no pudieron evitar que muchos iraquíes se alistasen en las fuerzas policiales y del ejército para defender su nueva democracia.
La lección de esta experiencia es clara: Los terroristas pueden matar a los inocentes, mas no pueden detener el avance de la libertad. La única manera en que nuestros enemigos pueden tener éxito es si olvidamos las lecciones del 11 de septiembre, si abandonamos al pueblo iraquí en manos de hombres como Zarqawi, y si claudicamos al futuro del Oriente Medio a favor de hombres como Bin Laden. Por el bien de nuestra seguridad nacional, esto no sucederá durante mi mando.
Hace más de un año, me dirigí a la nación y describí el objetivo de nuestra coalición en Iraq. Dije que la misión de Estados Unidos en Iraq es derrotar a un enemigo y reforzar a un amigo: un gobierno libre, representativo que es un aliado en la guerra contra el terrorismo y un modelo de esperanza en una región del mundo desesperada por reformas. Describí los pasos que daríamos para lograr este objetivo: Le entregaríamos el poder a un gobierno iraquí soberano, ayudaríamos a los iraquíes a celebrar elecciones libres en enero del 2005, continuaríamos ayudando a los iraquíes a reconstruir la infraestructura y su economía de su nación, promoveríamos más apoyo internacional para la transición a la democrática de Iraq, y posibilitaríamos que los iraquíes asumieran cada vez más responsabilidad por su propia seguridad y su estabilidad.
En el año pasado, hemos alcanzado logros significativos:
Hoy hace un año, reestablecimos la soberanía del pueblo de Iraq.
En enero de 2005, más de 8 millones de hombres y mujeres iraquíes votaron en elecciones que fueron libres y justas, y se celebraron a tiempo.
Continuamos nuestros esfuerzos para ayudarlos a reconstruir su país. Reconstruir un país después de tres decenios de tiranía es difícil y la reconstrucción durante la guerra es aun más difícil. Nuestro progreso ha sido desigual, pero se está progresando. Mejoramos carreteras y escuelas y las clínicas de salud y trabajamos para mejorar servicios básicos como el saneamiento, la electricidad y el agua. Y con nuestros aliados, ayudaremos el gobierno nuevo de Iraq a brindarles una vida mejor a sus ciudadanos.
En el año pasado, la comunidad internacional ha ofrecido asistencia vital. Unas 30 naciones tienen tropas en Iraq, y muchas otras contribuyen con asistencia no militar. Las Naciones Unidas están en Iraq para ayudar a los iraquíes a redactar una constitución y celebrar sus próximas elecciones. Hasta ahora, unos 40 países y tres organizaciones internacionales han prometido casi $34,000 millones en asistencia para la reconstrucción de Iraq. Más de 80 países y organizaciones internacionales recientemente se congregaron en Bruselas para coordinar sus esfuerzos para ayudar a los iraquíes a proporcionar seguridad y reconstruir su país. Y el mes entrante, los países donantes se reunirán en Jordán para apoyar la reconstrucción de Iraq.
Fueran las que fueran nuestras diferencias en el pasado, el mundo comprende que el éxito en Iraq es crítico para la seguridad de nuestras naciones. Como dijo ayer el Canciller de Alemania Gerhard Schröder en la Casa Blanca, "No puede haber duda alguna que un Iraq estable y democrático no sólo le conviene a Alemania, sino también a Europa."
Finalmente, hemos continuado nuestros esfuerzos por equipar y capacitar a las fuerzas de seguridad de Iraq. Alcanzamos logros en tanto el número como la calidad de esas fuerzas. Hoy Iraq tiene más de 160,000 fuerzas de seguridad entrenadas y equipadas para una variedad de misiones. Las fuerzas de Iraq han luchado valientemente y ayudaron a capturar a terroristas y rebeldes en Najaf y Samarra, Faluya y Mosul. Y el mes pasado, las fuerzas de Iraq realizaron una campaña antiterrorista importante en Bagdad denominada Operación Relámpago, la cual llevó a la captura de centenares de rebeldes presuntos. Como los pueblos libres en todas partes, los iraquíes quieren ser defendidos por sus compatriotas, y ayudamos a los iraquíes a hacerse cargo de esos deberes.
El progreso en el año pasado ha sido significativo y hay un camino claro hacia adelante. Para completar la misión, continuaremos persiguiendo a los terroristas y los rebeldes. Para completar la misión, evitaremos que al- Qaida y otros terroristas extranjeros conviertan a Iraq en lo que era Afganistán con el Talibán: un refugio desde el cual podían lanzar ataques contra los Estados Unidos y nuestros amigos. Y la mejor manera de completar la misión es ayudar a los iraquíes a forjar una nación libre que se pueda gobernar, se pueda sostener y se pueda defender.
Así es que nuestra estrategia futura tiene un aspecto militar y un aspecto político.
La tarea principal de nuestras Fuerzas Armadas es encontrar y derrotar a los terroristas, y por eso estamos en la ofensiva. Y al perseguir a los terroristas, nuestros militares ayudan a entrenar a las fuerzas de seguridad de Iraq a fin de que puedan defender a su pueblo y pueden oponerse al enemigo por sí solas. Nuestra estrategia puede resumirse así: En la medida que los iraquíes se hagan cargo, nos retiraremos.
Hemos alcanzado logros, pero tenemos mucho trabajo por hacer. Hoy las fuerzas de seguridad de Iraq tienen niveles diferentes de preparación. Algunas son capaces de combatir a los terroristas y los rebeldes por s mismas. Un mayor número puede planificar y puede ejecutar operaciones antiterroristas con el apoyo de la coalición. El resto se está constituyendo y todavía no está en condición de participar plenamente de las operaciones de seguridad. Nuestra tarea es hacer que las unidades de Iraq sean plenamente capaces e independientes. Reforzamos las fuerzas de seguridad de Iraq lo más rápido posible, para que puedan tomar la delantera para derrotar a los terroristas y los rebeldes.
Nuestra coalition asigna recursos y personal considerables a esta tarea crítica. Miles de tropas de la coalición están involucradas en el entrenamiento y la dotación de las fuerzas de seguridad de Iraq. La OTAN está estableciendo una academia militar cerca de Bagdad para entrenar a la siguiente generación de líderes militares iraquíes, y 17 naciones contribuyen tropas a la misión de entrenamiento de entrenando. El ejército y la policía de Iraq están siendo capacitados por personal de Italia, Alemania, Ucrania, Turquía, Polonia, Rumania, Australia y el Reino Unido. Hoy, docenas de naciones se dedican a un objetivo común: Un Iraq que pueda defenderse, pueda derrotar a sus enemigos y afianzar su libertad.
Para preparar más a las fuerzas de Iraq a combatir al enemigo por s mismas, tomamos tres nuevas medidas:
En primer lugar, apareamos a unidades de la coalición con unidades de Iraq. Estos equipos de la coalición e iraquíes realizan operaciones conjuntamente en el campo de batalla. Estas operaciones combinadas le dan una oportunidad a los iraquíes de experimentar cómo las fuerzas armadas más profesionales del mundo operan en combate.
En segundo lugar, incluimos "equipos de transición" de la coalición en las unidades iraquíes. Estos equipos están constituidos por oficiales y suboficiales de la coalición que viven, trabajan y pelean conjuntamente con sus compañeros iraquíes. Bajo el mando de Estados Unidos, asesoran y ayudan a las fuerzas de Iraq en las operaciones de combate. Entre batallas, ayudan a los iraquíes con destrezas importantes, como el combate urbano, la inteligencia, la vigilancia y las técnicas de reconocimiento.
En tercer lugar, trabajamos con los ministerios del Interior y Defensa de Iraq para mejorar su capacidad de coordinar las operaciones antiterroristas. Los ayudamos a establecer estructuras de mando y control. También les proporcionamos capacitación civil y militar, para que los nuevos líderes de Iraq puedan administrar eficazmente sus fuerzas en la lucha contra el terrorismo.
Las nuevas fuerzas de seguridad de Iraq prueban su valentía todos los días. Más de 2,000 miembros de las fuerzas de seguridad de Iraq han sacrificado la vida al cumplir con su deber. Miles más se han ofrecido y ahora se están entrenando para ponerse al servicio de su nación. Con cada encuentro, los soldados iraquíes mejoran y sus oficiales se vuelven más expertos. Nos hemos dado cuenta de que los iraquíes son valientes y que necesitan entrenamiento adicional. Por eso un aspecto importante de nuestra misión es entrenarlos para que puedan encargarse de la lucha y luego nuestros soldados puedan volver a casa.
Reconozco que los estadounidenses quieren que nuestras tropas vuelvan a casa tan rápido como sea posible. Yo también. Hay quienes consideran que deberíamos fijar una fecha límite para que se retiren las fuerzas de los Estados Unidos. Déjeme explicar por qué ese sería un serio error. Fijar un cronograma artificial les enviaría el mensaje equivocado a los iraquíes, que necesitan saber que Estados Unidos no se irá antes de que se concluya la labor. Les enviaría el mensaje equivocado a nuestras tropas, que necesitan saber que tomamos en serio la conclusión de la misión que arriesgan las vidas por alcanzar. Y le enviaría el mensaje equivocado al enemigo, que sabría que todo lo que tendría que hacer sería esperar. Permaneceremos en Iraq todo el tiempo que sea necesario, y ni un solo día más.
Algunos estadounidenses me preguntan, si completar la misión es tan importante, ¿por qué no envía usted más tropas? Si nuestros comandantes en el terreno dicen que necesitamos más tropas, las enviaré. Pero nuestros comandantes me dicen que tienen el número de tropas que necesitan para realizar su labor. Enviar a más estadounidenses minaría nuestra estrategia de alentar a los iraquíes a tomar la delantera en esta pelea. Y enviar a más estadounidenses sugeriría que tenemos la intención de quedarnos para siempre, cuando en realidad trabajamos por el día en que Iraq pueda defenderse y podamos partir. Al determinar el nivel adecuado de fuerzas, nuestros soldados deben saber que me continuarán guiando los consejos que cuentan: el criterio sensato de nuestros líderes militares.
El otro elemento crítico de nuestra estrategia es ayudar a garantizar que las esperanzas que los iraquíes expresaron en las urnas en enero pasen a ser una democracia protegida. El pueblo de Iraq emerge de decenios de tiranía y opresión. Bajo el régimen de Saddam Hussein, los chiítas y los curdos eran brutalmente oprimidos, y a la gran mayoría de árabes sunitas también se le negaban derechos básicos mientras que los oficiales de alto rango del régimen disfrutaban los privilegios del poder descontrolado. El reto que afrontan los iraquíes ahora es poner ese pasado atrás y unirse para forjar un Iraq nuevo que incluya a todo su pueblo.
Lo hacen al establecer las instituciones de una sociedad libre, una sociedad basada en la libertad de expresión, libertad de reunión, libertad de culto y justicia equitativa conforme a la ley. Los iraquíes han celebrado elecciones libres y constituido una Asamblea Nacional de Transición. El siguiente paso es redactar una buena constitución que consagre estas libertades en leyes permanentes. La Asamblea piensa ampliar su comité constitucional de redacción para incluir a más árabes sunitas. Muchos sunitas que se opusieron en enero a las elecciones ahora toman parte en el proceso democrático, y eso es esencial para el futuro de Iraq.
Después de que se redacte la constitución, los iraquíes tendrán la oportunidad de someterla a votación. Si es aprobada, los iraquíes votarán nuevamente para elegir un gobierno nuevo conforme a su nueva constitución permanente. Al dar estos pasos críticos y cumplir con sus plazos, los iraquíes unirán a su sociedad multiétnica en una democracia que respete la voluntad de la mayoría y proteja los derechos de las minorías.
En la medida que los iraquíes tengan más confianza en que los logros democráticos que alcanzan son verdaderos y permanentes, más de ellos se harán parte del proceso político. Y en la medida que los iraquíes vean que sus fuerzas armadas los pueden proteger, más ofrecerán datos vitales de inteligencia para ayudar a derrotar a los enemigos de un Iraq libre. La combinación de reformas políticas y militares sentará una base sólida para un Iraq libre y estable.
Al progresar los iraquíes hacia una sociedad libre, los efectos se sienten más allá de las fronteras de Iraq. Antes de que nuestra coalición liberase a Iraq, Libia trataba en secreto de obtener armas nucleares. Ahora el líder de Libia ha renunciado a sus programas de armamentos químicos y nucleares. En todo el gran Oriente Medio, los pueblos reclaman su libertad. En los últimos meses, hemos presenciado elecciones en el Líbano y los territorios palestinos. Estas elecciones están inspirando a los reformistas democráticos en lugares como Egipto y Arabia Saudita. Nuestra estrategia para defendernos y diseminar la libertad está surtiendo efecto. El surgimiento de la libertad en esta región vital eliminará las condiciones que alimentan el radicalismo y las ideologías de asesinato, y hará que nuestra nación esté más segura.
Tenemos más trabajo por hacer, y habrá momentos difíciles que sometan a prueba la determinación de los Estados Unidos. Peleamos contra hombres con odio ciego -y están armados con armas letales- que son capaces de toda atrocidad. No llevan uniforme; no respetan las leyes de guerra o moralidad. Acaban con vidas inocentes para crear caos para las cámaras. Tratan de debilitar nuestra voluntad en Iraq, así como trataron de debilitar nuestra voluntad el 11 de septiembre de 2001. Fracasarán. Los terroristas no entienden a los Estados Unidos. El pueblo estadounidense no vacila ante las amenazas, y no permitiremos que nuestro porvenir sea decidido o determinado por terroristas ni asesinos.
Estados Unidos y nuestros amigos son parte de un conflicto que exige mucho de nosotros. Exige el coraje de nuestros hombres y mujeres que luchan, exige la determinación de nuestros aliados, y exige la perseverancia de nuestros ciudadanos. Aceptamos estas responsabilidades, porque sabemos lo que está en juego. Peleamos hoy, porque Iraq ahora es la esperanza de libertad en una región vital del mundo, y el ascenso de la democracia será el triunfo máximo sobre el radicalismo y el terrorismo. Y peleamos hoy porque los terroristas quieren atacar nuestro país y matar a nuestros ciudadanos, y es en Iraq donde se aferran a su posición. Así es que nos opondremos a ellos allí. nos opondremos a ellos en todo el mundo, y permaneceremos en la lucha hasta que se gane la pelea. (Aplausos).
Estados Unidos ha realizado labores difíciles anteriormente. Desde nuestra pelea desesperada por la independencia hasta los días más sombríos de una Guerra Civil y las duras batallas contra la tiranía del siglo XX, hubo muchas oportunidades para perder el ánimo, la paciencia, el camino. Pero los estadounidenses siempre se han mantenido firmes, porque siempre hemos creído en ciertas verdades. Sabemos que si no se le hace frente al mal, cobra más fuerza y audacia, y regresa a atacarnos otra vez. Sabemos eso cuando el trabajo es duro, la respuesta correcta no es la retirada, sino la valentía. Y sabemos que este gran ideal de libertad humana se nos encomienda de manera especial, y vale la pena defender el ideal de libertad.
En estos tiempos de tribulaciones, nuestros soldados deben saber: El pueblo estadounidense los respalda. La próxima semana, nuestra nación tiene una oportunidad de asegurarse de que su apoyo sea sentido por cada soldado, marinero, aviador, guardacostas e infante de Marina en cada fortín en todo el mundo. Este Cuatro de Julio, les pido que encuentren la manera de agradecerles a los hombres y mujeres que defienden nuestra libertad, al izar la bandera, enviarle una carta a nuestros soldados en el terreno o ayudar a una familia militar vecina. El Departamento de Defensa ha creado un sitio Web: AmericaSupportsYou.mil. Pueden entrar allí para enterarse de programas privados en su comunidad. En este momento en que celebramos nuestra libertad, apoyemos a los hombres y mujeres que nos defienden a todos.
A los soldados en esta sala y nuestros soldados en todo el mundo: Les agradezco por su valentía en el combate y su servicio a nuestra nación. Les agradezco a nuestras familias militares: la responsabilidad de la guerra recae particularmente en ustedes. En esta guerra, hemos perdido a hombres y mujeres buenos que dejaron nuestras costas para defender la libertad y no tuvieron vida para regresar a casa. He conocido a familias que se afligen por la pérdida de seres queridos que nos fueron robadas antes de tiempo. Me ha inspirado su fuerza ante una pérdida tan grande. Oramos por las familias. Y la mejor forma de honrar las vidas que se han sacrificado en esta lucha es concluir la misión.
Les agradezco a aquéllos de ustedes que se han vuelto a alistar en un momento en que su país los necesita. Y a aquéllos que nos ven esta noche que consideran una carrera militar, no hay llamado superior que el servicio en nuestras Fuerzas Armadas. Nosotros vivimos con libertad porque cada generación ha producido a patriotas que están dispuestos a servir una causa superior a ellos. Aquéllos que prestan servicios ahora toman el lugar que se merecen entre las mejores generaciones que han llevado el uniforme de nuestra nación. Cuando se escriba la historia de este período, la liberación de Afganistán y la liberación de Iraq serán recordadas como grandes momentos decisivos en la historia de libertad.
Después del 11 de septiembre de 2001, le dije al pueblo estadounidense que el camino por delante sería difícil, y que prevaleceríamos. Pues bien, ha sido difícil, y estamos prevaleciendo. Nuestros enemigos son brutales, pero son inferiores a los Estados Unidos de América, y son inferiores a los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos.
Que Dios los bendiga a todos.
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