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Oficina del Secretario de Prensa
7 de Octubre de 2001

Declaración Por El Presidente
The Treaty Room

1:00 P.M. EDT

EL PRESIDENTE: Buenas tardes. Por orden mía, las fuerzas armadas de los Estados Unidos han iniciado ataques contra los campamentos de entrenamiento de terroristas de al Qaeda y las instalaciones militares del régimen Talibán en Afganistán. Estas acciones cuidadosamente dirigidas han sido concebidas para interrumpir el uso de Afganistán como una base de operaciones de terroristas, y atacar la capacidad militar del régimen Talibán.

Nos acompaña en esta operación nuestro fiel amigo, Gran Bretaña. Otros buenos amigos, entre ellos Canadá, Australia, Alemania y Francia, han prometido fuerzas a medida que se desarrolle la operación. Más de 40 países en el Medio Oriente, África y Europa y por toda Asia han otorgado derechos de tránsito aéreo o aterrizaje. Muchos más han compartido inteligencia. Nos respalda la voluntad colectiva del mundo.

Hace más de dos semanas, les presenté a los líderes del Talibán una serie de demandas claras y específicas: Cierren los campamentos de entrenamiento de terroristas; entreguen a los líderes de la red al Qaeda; y devuelvan a todos los extranjeros, entre ellos los ciudadanos estadounidenses que están detenidos injustamente en su país. Ninguna de estas demandas ha sido cumplida. Y ahora el Talibán pagará el precio. Al destruir los campamentos e interrumpir las comunicaciones, haremos más difícil que la red de terror entrene reclutas nuevos y coordine sus malvados planes.

Inicialmente, es posible que los terroristas se oculten más adentro en sus cuevas y otros escondites atrincherados. Nuestra acción militar también está concebida para abrir paso para operaciones sostenidas, integrales e implacables para hacerlos salir y llevarlos ante la justicia.

Al mismo tiempo, el pueblo oprimido de Afganistán conocerá la generosidad de los Estados Unidos y nuestros aliados. A medida que ataquemos objetivos militares, también dejaremos caer comida, medicamentos y provisiones a los hombres y mujeres y niños hambrientos y sufrientes de Afganistán.

Estados Unidos de Norteamérica es un amigo del pueblo afgano, y somos amigos de casi mil millones de personas por todo el mundo que observan la fe islámica. Estados Unidos de Norteamérica es enemigo de aquellos que ayudan a los terroristas y de los bárbaros criminales quienes profanan una gran religión al cometer asesinatos en su nombre.

Esta acción militar es parte de nuestra campaña contra el terrorismo, otro frente en una guerra que ya se había iniciada por medio de la diplomacia, la inteligencia, la congelación de bienes financieros y los arrestos de terroristas conocidos por agentes de las fuerzas públicas en 38 países. Dada la naturaleza y el alcance de nuestros enemigos, ganaremos este conflicto mediante la paciente acumulación de éxitos, al afrontar una serie de retos con determinación y voluntad y resolución.

Hoy nos concentramos en Afganistán, pero la batalla es más amplia. Cada nación tiene una decisión a tomar. En este conflicto, no existe un terreno neutral. Si algún gobierno patrocina a los criminales y asesinos de inocentes, se convierte en sí en criminal y asesino. Y tomará ese camino solitario a su propio riesgo.

Les hablo hoy desde el Treaty Room de la Casa Blanca, un lugar donde los Presidentes estadounidenses han trabajado a favor de la paz. Somos una nación pacífica. Sin embargo, como nos hemos percatado de manera tan repentina y trágica, la paz no puede existir en un mundo de terror repentino. Ante la nueva amenaza actual, la única manera de encontrar la paz es perseguir a aquellos que la amenazan.

No pedimos esta misión, pero la llevaremos a cabo. El nombre de la operación militar de hoy es Libertad Perdurable. Defendemos no sólo nuestras preciadas libertades, sino también la libertad de la gente por todas partes de vivir y criar a sus hijos libres del temor.

Sé que hoy muchos estadounidenses sienten temor. Y nuestro gobierno está tomando sólidas precauciones. Todas las agencias que velan por el cumplimiento de la ley y de inteligencia están trabajando enérgicamente por todos los Estados Unidos, por todo el mundo, y a toda hora. A mi solicitud, muchos gobernadores han activado la Guardia Nacional para fortalecer la seguridad de los aeropuertos. Hemos llamado a las reservas para que refuercen nuestra capacidad militar y fortalezcan la protección de nuestro territorio nacional.

Durante los próximos meses, nuestra paciencia será una de nuestras fuerzas -- paciencia frente a las largas esperas que resultan de una seguridad más estricta; paciencia y comprensión que lograr nuestros objetivos tomará tiempo; paciencia ante todos los sacrificios que puedan surgir.

Hoy, esos sacrificios los hacen los miembros de nuestras fuerzas armadas quienes ahora nos defienden tan lejos de casa, y sus orgullosas y preocupadas familias. El Comandante en Jefe envía a los hijos y las hijas de los Estados Unidos al combate en un territorio extranjero sólo tras el mayor detenimiento y mucha oración. Pedimos mucho de aquellos que portan nuestro uniforme. Les pedimos que dejen a sus seres queridos, que recorran grandes distancias, que arriesguen ser heridos, e incluso que se preparen a hacer el sacrificio máximo de sus vidas. Son dedicados, son honorables; representan lo mejor de nuestro país. Y les estamos agradecidos.

A todos los hombres y mujeres de nuestras fuerzas armadas -- cada marinero, cada soldado, cada aviador, cada miembro del servicio de guardacostas, cada infante de marina -- les digo esto: Su misión ha sido definida; sus objetivos son claros; su meta es justa. Tienen toda mi confianza, y tendrán todas las herramientas que necesiten para llevar a cabo su deber.

Recientemente recibí una conmovedora carta que dice mucho sobre la condición de los Estados Unidos en esta época difícil -- una carta de una niña del cuarto grado cuyo padre está en las fuerzas armadas: "Tanto como no quiero que mi papá pelée", escribió, "estoy dispuesta a dárselo".

Este es un regalo precioso, el mayor que podría ofrecer. Esta niñita sabe de qué se trata Estados Unidos. Desde el 11 de septiembre, toda una generación de jóvenes estadounidenses ha adquirido una mayor apreciación del valor de la libertad, y su costo en el deber y el sacrificio.

La batalla ahora está trabada en muchos frentes. No vacilaremos; no nos cansaremos; no flaquearemos; y no fallaremos. La paz y la libertad prevalecerán.

Gracias. Que Dios siga bendiciendo a los Estados Unidos.

                               END        1:07 P.M, EDT