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Oficina del Secretario de Prensa
11 de enero de 2007

Declaraciones del Presidente al otorgarle la Medalla de Honor al Cabo Jason Dunham
The East Room

9:55 A.M. EST

EL PRESIDENTE: Bienvenidos a la Casa Blanca.

La Medalla de Honor es el mayor galardón al valor que un Presidente puede conferir. La medalla se otorga por gallardía que va más allá del deber ante un ataque enemigo. La medalla es parte de una apreciada tradición estadounidense que se inició en esta casa con la firma del Presidente Abraham Lincoln.

Desde la Segunda Guerra Mundial, más de la mitad de aquéllos a quienes se les otorgó la Medalla de Honor perdieron la vida en el acto que los hizo merecedores de ella. El cabo Jason Dunham pertenece a este grupo selecto. En un camino polvoriento en Iraq occidental, el cabo Dunham dio la vida para que los hombres bajo su mando pudieran vivir. Esta mañana es un privilegio para mí reconocer la devoción del cabo Dunham a la Infantería y a la patria, y entregarle a su familia la Medalla de Honor.

Me complace contar con la presencia del vicepresidente, el secretario de Defensa Bob Gates, el senador Ted Stevens, el senador John McCain, el senador Craig Thomas. No sé si se dice ex infante de Marina o infante de Marina. Infante de Marina. El congresista Bill Young y su esposa, Beverly; el congresista Duncan Hunter; el congresista John Kline, infante de Marina; el congresista Randy Kuhl, el congresista de Estados Unidos de la familia del cabo Dunham está con nosotros. El secretario Don Winter; general Pete Pace; general Jim Conway y Annette; sargento mayor John Estrada, sargento mayor de la Infantería de Marina.

Agradezco a los galardonados por la Medalla de Honor que nos acompañan hoy: Barney Barnum, Bob Foley, Bob Howard, Gary Littrell, Al Rascon, Brian Thacker. Gracias por acompañarnos.

Les agradezco a los Dunham aquí presentes, que pronto se me unirán en este estrado para recibir el honor en nombre de su hijo: Dan y Deb Dunham; Justin Dunham y Kyle Dunham, hermanos; Katie Dunham, hermana, y muchos otros familiares que nos acompañan.

Le agradezco al capellán de la Marina... discúlpenme, de la Infantería de Marina. No quise insultarlo.

Mi agradecimiento al mayor Trent Gibson -era el comandante de Jason Dunham, comandante de compañía-; el teniente Brian Robinson, el comandante de su pelotón. Les doy la bienvenida a todos los infantes de Marina de "Kilo-3-7"... Gracias por asistir y gracias por sus servicios.

Mucho antes de que se hiciera merecedor al más alto honor de nuestra nación, Jason Dunham se hizo. se hizo de una muy buena reputación entre sus amigos y vecinos. Nació en un pueblito en el norte de Nueva York. Era un tipo normal al que le encantaban los deportes. Fue a la escuela Scio Central, y fue una estrella en los equipos Tiger de baloncesto, fútbol y béisbol. Y por cierto, aún tiene el récord por el mejor promedio de bateo en una sola temporada de .414. Era popular con sus compañeros de equipo, y eso podía ser un problema para su mamá. ¿Ven? Nunca sabía exactamente cuánta gente se presentaría para la cena, ya sea su familia o todo el equipo de baloncesto.

Creció con una riqueza mucho más importante que el dinero: A su padre le encantaba llevar a sus muchachos a pasear con él cuando hacía las rondas de la lechería para la que trabajaba. Su mamá era maestra de escuela. Decidió que la mejor manera de mejorar la ortografía de su hijo era combinar su amor por los deportes con sus dotes de maestra. Entonces, le enseñaba a deletrear las palabras en su lista de lectura mientras hacían tiros de baloncesto. Tenía dos hermanos y una hermana que lo adoraban.

Era un líder nato y su temperamento protector lo llevaba a hacerse cargo de otros. La infantería de Marina tomó lo mejor de este joven y lo hizo aún mejor. Como infante de Marina, se le enseñó que el honor, la valentía y la dedicación no son simplemente palabras. Son los valores básicos de un estilo de vida que pone el servicio por encima de uno. Como infante de Marina, a Jason se le enseñó que los líderes ponen las necesidades de sus hombres por encima de las propias. Se le enseñó que aunque las declaraciones de la fundación de Estados Unidos son evidentes, también es necesario que las defiendan hombres y mujeres buenos dispuestos a enfrentarse a enemigos decididos.

Como líder de un pelotón de fusileros en Iraq, el cabo Dunham fue fiel a los valores que se le habían enseñado. Era un hombre al que todos admiraban. Era un hombre digno de la infantería de Marina, que lideraba con el ejemplo. Era el tipo de persona que dejaba de patrullar para jugar fútbol en la calle con los escolares iraquíes. Un hombre que incluso ofreció quedarse dos meses más en Iraq para poder permanecer con su pelotón. Como él mismo lo explicó, quería "asegurarse de que todos llegaran vivos a casa". El cabo Dunham se tomó esa promesa muy en serio y dio la vida por cumplir con ella.

En abril del 2004, durante un ataque cerca de la frontera entre Iraq y Siria, el cabo Dunham fue atacado por un insurgente que saltó de un vehículo a punto de ser inspeccionado. Mientras el cabo Dunham luchaba por tumbarlo, el insurgente tiró una granada que había estado escondiendo. El cabo Dunham no dudó ni un instante. Saltó sobre la granada, usando su casco y cuerpo para absorber la explosión. Aunque sobrevivió a la explosión inicial, no se sobrepuso a sus heridas. Pero debido a su altruismo, el cabo Dunham les salvó la vida a dos de sus hombres y le mostró al mundo lo que significa ser un infante de Marina.

Deb Dunham dice que la infantería de Marina es la segunda familia de su hijo y lo dice literalmente. Deb describe la relación de su hijo con sus hombres de la siguiente manera: "Jay era en parte ángel guardián, en parte hermano mayor e infante de Marina hasta la médula". Recuerda que su hijo la llamó del cuartel y le pasó el teléfono a uno los infantes, diciendo, "Tengo a un hombre aquí que simplemente necesita hablar con una mamá". Ahora son los infantes de Marina los que la consuelan. En días especiales, como Navidad o el Día de la Madre o su cumpleaños, Deb se ha dado cuenta de que el día no transcurrirá sin que uno de los compañeros de Jason de la infantería la llame a preguntar cómo está.

Con esta medalla le rendimos homenaje a la valentía y liderazgo de un hombre que representa lo mejor de los jóvenes estadounidenses. Con esta medalla, le pedimos al Dios que nos ordena amar al prójimo como a nosotros mismos que su abrazo protector reconforte a la familia del cabo Jason Dunham, un infante de Marina que no está hoy aquí porque vivió ese mandamiento al máximo.

Ahora invito a los Dunham a que me acompañen en el estrado. Y coronel, sírvase leer la mención.

(Se leyó la mención. Se otorgó la medalla.) (Aplausos.)

END 10:04 A.M. EST


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