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Oficina del Secretario de Prensa
17 de octubre de 2006
Declaraciones del Presidente al Promulgar la Ley de Comisiones Militares de 2006
The East Room
9:35 A.M. EDT
EL PRESIDENTE: Bienvenidos a la Casa Blanca en un día histórico. Es rara la ocasión en que un Presidente puede promulgar un proyecto de ley que sabe que salvará vidas estadounidenses. Tengo tal privilegio esta mañana.
La Ley de Comisiones Militares del 2006 es una de las leyes más importantes en la guerra contra el terrorismo. Esta ley permitirá que la CIA continúe su programa para interrogar a líderes y agentes terroristas clave como Khalid Sheikh Mohammed, el hombre que se cree fue el cerebro de los ataques del 11 de septiembre contra nuestro país. Este programa ha sido una de las más exitosas operaciones de inteligencia en la historia de Estados Unidos. Ha ayudado a evitar ataques contra nuestro país. Y la ley que promulgaré hoy garantizará que podamos continuar utilizando esta herramienta vital para proteger al pueblo estadounidense durante muchos años. Con esta ley, Estados Unidos reafirma su propósito de ganar la guerra contra el terrorismo. La Military Commissions Act también nos permitirá encausar a los terroristas capturados por crímenes de guerra en juicios cabales e imparciales
El mes pasado, en el quinto aniversario del 11 de septiembre, estuve al lado de estadounidenses que perdieron a familiares en Nueva York y Washington y Pensilvania. Escuché los relatos sobre sus seres queridos, a quienes aún extrañan. Les dije que Estados Unidos nunca olvidará su pérdida. Hoy les puedo decir algo más: Con la ley que estoy por promulgar, los hombres que nuestros oficiales de inteligencia creen que planearon el asesinato de casi 3,000 personas inocentes serán llevados ante la justicia.
Quiero darle las gracias al vicepresidente por acompañarme hoy. Señor vicepresidente, se lo agradezco. Secretario Don Rumsfeld, le agradezco por sus servicios a nuestro país. Quiero darle las gracias al fiscal general Al Gonzales; al general Mike Hayden, director de la Agencia Central de Inteligencia, al general Pete Pace, jefe del comando conjunto.
Les agradezco muchísimo al senador John Warner, presidente del comité de servicios armados del Senado, y al congresista Duncan Hunter, presidente del comité de servicios armados de la Cámara de Representantes, por acompañarnos hoy. Quiero darles las gracias a ambos por ser líderes. Le agradezco al senador Lindsey Graham, de Carolina del Sur, por acompañarnos; al congresista Jim Sensenbrenner, presidente del comité judicial de la Cámara de Representantes; al congresista Steve Buyer, de Indiana, al congresista Chris Cannon, de Utah. Gracias a todos por asistir.
La ley que promulgaré hoy ayuda a proteger este país y envía un mensaje claro: Esta nación es paciente y decente y justa, y nunca dejaremos de hacerles frente a las amenazas contra nuestra libertad.
Uno de los terroristas que presuntamente planeó los ataques del 11 de septiembre dijo que esperaba que los atentados hayan sido el inicio del final de Estados Unidos. Su deseo no se cumplió. Estamos tan resueltos hoy como lo estuvimos la mañana del 12 de septiembre de 2001. Cumpliremos con nuestra obligación de proteger a nuestra gente, y no importa el tiempo que nos demore, se hará justicia.
Cuando propuse esta ley, expliqué que le haría una prueba al proyecto de ley del Congreso: ¿Permite que el programa de la CIA continúe? Esta propuesta satisface esa prueba. Da cabida a la claridad que nuestros profesionales de inteligencia necesitan para continuar interrogando terroristas y salvando vidas. Esta ley ofrece protecciones legales para garantizar que los miembros de nuestros servicios militares y de inteligencia no tengan que temer demandas judiciales de terroristas por simplemente cumplir con su labor.
Esta ley enumera ofensas específicas y discernibles que podrían considerarse delitos en el trato con los detenidos, para que nuestros hombres y mujeres que interrogan a los terroristas capturados puedan cumplir con sus deberes enteramente dentro del marco de la ley. Y esta ley cumple tanto el espíritu como la letra de nuestras obligaciones internacionales. Como he dicho anteriormente, Estados Unidos no tortura. Va en contra de nuestras leyes y va en contra de nuestros valores.
Al permitir que el programa de la CIA prosiga, esta ley conserva una herramienta que ha salvado vidas estadounidenses. El programa de la CIA nos ayudó a obtener datos esenciales de Khalid Sheikh Mohammed y Ramzi Binalshibh, dos de los hombres que presuntamente ayudaron a planear y facilitar los ataques del 11 de septiembre. El programa de la CIA ayudó a desbaratar una célula de 17 agentes terroristas en el sureste de Asia que estaban siendo entrenados para ataques dentro de Estados Unidos. El programa de la CIA nos ayudó a detectar a agentes clave en el programa de armas biológicas de al-Qaida, incluida una célula que desarrollaba carbunco (ántrax), para ser utilizado en atentados terroristas.
El programa de la CIA nos ayudó a identificar a terroristas que fueron enviados a reconocer el terreno de objetivos dentro del país, entre ellos edificios de entidades financieras en ciudades importantes en la costa este. Y el programa de la CIA nos ayudó a detener un ataque planeado contra infantes de Marina de Estados Unidos en Djibouti, un ataque planeado contra el consulado de Estados Unidos en Karachi y un plan de secuestrar aviones y estrellarlos contra el Aeropuerto Heathrow y Canary Wharf en Londres.
En conjunto, la información de los terroristas bajo custodia de la CIA ha desempeñado una función en la captura o el interrogatorio de casi todos los miembros o asociados de alto rango de al-Qaida detenidos por Estados Unidos y sus aliados desde el inicio de este programa. En pocas palabras, este programa ha sido una de las principales herramientas en nuestra guerra contra los terroristas. Ha sido de un valor incalculable para tanto Estados Unidos como nuestros aliados. Si no hubiera sido por este programa, en la opinión de nuestra comunidad de inteligencia, Al-Qaida y sus aliados podrían haber logrado atacar el territorio nacional de Estados Unidos una vez más. Al permitir que nuestros profesionales de inteligencia continúen este programa vital, esta ley salvará vidas estadounidenses. Estoy deseoso de promulgarla.
El proyecto de ley que estoy por promulgar también proporciona una manera de encausar a los terroristas que hemos capturado. Durante los meses posteriores al 11 de septiembre, autoricé un sistema de comisiones militares para procesar a los terroristas extranjeros acusados de crímenes de guerra. Estas comisiones eran similares a aquéllas utilizadas para encausar a combatientes enemigos en la Guerra de la Revolución, la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial. Pero la legalidad de este sistema fue desafiada ante los tribunales y la Corte Suprema dictaminó que era necesario que las comisiones militares fueran autorizadas explícitamente por el Congreso Estados Unidos.
Y, entonces, le solicité al Congreso ese poder, y ellos lo otorgaron. Con la Military Commission Act, el poder legislativo y ejecutivo han concordado en un sistema que atiende nuestras necesidades de seguridad nacional. Estas comisiones militares realizarán juicios imparciales, en los que se supondrá que los acusados son inocentes, tendrán acceso a un abogado y podrán escuchar todas las pruebas en su contra. Estas comisiones militares son legales, son equitativas y son necesarias.
Cuando promulgue esta ley, utilizaremos estas comisiones para llevar ante la justicia a los hombres que planearon los ataques del 11 de septiembre de 2001. También procuraremos procesar a aquéllos que se cree responsables por el ataque contra el USS Cole, en el que murieron 17 marinos estadounidenses hace seis años. También procuraremos procesar a un agente presuntamente involucrado en los atentados contra las embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania, en los que murieron más de 200 personas inocentes y quedaron heridas 5,000 más. Con nuestras acciones, enviaremos un mensaje claro a aquéllos que matan a estadounidenses: Los encontraremos y los llevaremos ante la justicia.
Durante los últimos meses, el debate sobre este proyecto de ley ha sido acalorado y las preguntas planteadas pueden parecer complejas. Sin embargo, cuando haya una distancia histórica, las preguntas serán menos numerosas y más específicas: ¿Esta generación de estadounidenses tomó en serio la amenaza e hizo lo necesario para contener esta amenaza? Todos los miembros del Congreso que votaron a favor de este proyecto de ley han ayudado a nuestra nación a ponerse a la altura de la tarea que nos ha dado la historia. Algunos votaron para respaldar este proyecto de ley incluso cuando la mayoría de su partido votó en contra. Les agradezco a los legisladores que remitieron este proyecto de ley a mi despacho por su convicción, por su visión y por su determinación.
No podemos hacer nada para recobrar a los hombres y mujeres que perdimos el 11 de septiembre de 2001. Sin embargo, siempre honraremos su memoria y nunca olvidaremos la manera en que nos los arrebataron. Esta nación llamará a la maldad por su nombre. Responderemos al asesinato brutal con justicia paciente. Se hará que aquéllos que matan a inocentes rindan cuentas por sus actos.
Con esta ley, Estados Unidos reafirma nuestra determinación por ganar la guerra contra el terrorismo. El transcurso del tiempo no debilitará nuestra memoria ni nuestra valentía. Libraremos esta guerra con confianza y con un propósito claro. Protegeremos a nuestro país y a nuestro pueblo. Trabajaremos con nuestros amigos y aliados en todo el mundo para defender nuestro estilo de vida. Dejaremos atrás un mundo más libre, seguro y más pacífico para aquéllos que nos siguen.
Y ahora, en memoria de las víctimas del 11 de septiembre, es un honor para mí promulgar la Military Commissions Act de 2006. (Aplausos.)
(Se promulgó la ley.)
END 9:47 A.M. EDT
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