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Office of the Press Secretary
14 de febrero de 2005
Declaraciones del Presidente en la Ceremonia de Juramentación del Fiscal General Alberto Gonzáles
10:06 A.M. EST
EL PRESIDENTE: Buenos días. A Laura y a mí nos complace estar aqu con Al Gonzáles, su esposa, Becky, y su maravillosa familia. Gracias a todos por asistir. Volteé a mirar a Al y le dije, "Parece que están vitoreando mucho". Dijo él, "La mayoría de ellos ahora trabajan para mí". (Risas.)
Durante la década pasada, Al ha sido un asesor de confianza, un funcionario público honorable y un querido amigo. Ahora, toma un nuevo cargo. Hoy es un honor para mí llamar a este hijo de Humble, Texas, el 80mo Fiscal General de los Estados Unidos. (Aplausos.)
Agradezco que la Jueza Sandra Day O'Connor por tomar el juramento y admitir públicamente que nació en Texas. (Risas.) Quiero darles las gracias a los miembros actuales y antiguos de mi gabinete que están aquí. Aprecio que nos acompañen hoy el Senador Pat Leahy, el Senador Judd Gregg y Kathy, el Senador John Cornyn y Sandy, el Senador Mel Martínez. Le agradezco a la Congresista Grace Napolitano por acompañarnos. Les agradezco a los otros distinguidos invitados que están aquí, y les agradezco a los tejanos que han venido. (Aplausos.)
Al iniciar su labor el Fiscal General Gonzáles, se basará en el sobresaliente trabajo del Fiscal General John Ashcroft. (Aplausos.) Durante los últimos cuatro años, el Fiscal General Ashcroft ha puesto al Departamento de Justicia en el curso correcto en la guerra contra el terrorismo; ha ayudado a reducir los delitos violentos, que llegaron a su nivel más bajo en 30 años; ha dado pasos vitales y nuevos para proteger a los niños de la explotación. John Ashcroft ha trabajado incansablemente para hacer que nuestra nación sea más segura y más justa, y Estados Unidos está agradecido por toda una vida de servicio. (Aplausos.)
El Fiscal General Gonzáles ahora se une a cada empleado del Departamento de Justicia en una misión urgente para proteger a Estados Unidos de otro ataque terrorista. Pocos periodos de nuestra historia han exigido tanto de este departamento. Con el liderazgo basado en los principios de Al, el Departamento de Justicia continuará esta importante misión y defenderá la seguridad de todos los estadounidenses y la libertad de todos los estadounidenses.
Los hombres y mujeres de este departamento cumplen con su deber todos los días, desde su oficina principal en Washington hasta las oficinas de los fiscales federales en todo el país y puestos peligrosos en el extranjero. Han reorganizado sus recursos para enfrentar las amenazas de esta nueva guerra. Han ideado métodos eficaces de investigar y procesar a los terroristas. Algunos de ustedes se han ofrecido de voluntarios para deberes exigentes en campos complejos, como la inteligencia y el contraterrorismo. Nuestra nación está agradecida por su dedicación y sacrificio.
Y a cambio, debemos proporcionarles todas las herramientas que necesitan para hacer su trabajo. Y una de esas herramientas es la Ley Patriota, que ha sido vital para nuestro éxito al seguir a los terroristas e interrumpir sus planes. Se tiene programado que muchos elementos importantes de la Ley Patriota caduquen a fines de año. No debemos permitir que el paso del tiempo o la ilusión de seguridad debiliten nuestra determinación en esta guerra. Para proteger al pueblo estadounidense, el Congreso debe renovar rápidamente todas las disposiciones de la Ley Patriota este año. (Aplausos.)
Su misión para garantizar la justicia imparcial para cada estadounidense se extiende mucho más allá de la guerra contra el terrorismo. Al encausar enérgicamente a los criminales que trafican armas y a los narcotraficantes, hacen que los vecindarios sean más seguros para todas las familias. Al hacer que los malhechores empresariales rindan cuentas, generan confianza en nuestra economía. Al proteger a las víctimas del abuso infantil y la violencia doméstica, ayudan a garantizar una sociedad compasiva. Y al defender los derechos civiles de cada estadounidense, afirman la dignidad de cada vida y ofrecen un ejemplo de libertad para todo el mundo.
Al esforzarnos por impartir justicia imparcial, debemos garantizar que estadounidenses de todas las razas y orígenes confíen en el sistema legal. Al ampliar el uso de los análisis de ADN, podemos resolver más delitos, encarcelar a más delincuentes y evitar las condenas injustificadas. Por eso, le he pedido al Congreso más de $1,000 millones durante los próximos cinco años para ampliar esta tecnología vital. Y para ayudar a garantizar que la pena de muerte se aplique con justicia, también he solicitado fondos adicionales para capacitar a fiscales, jueces y abogados defensores sobre los casos capitales.
Para mantener la confianza en el sistema legal, debemos garantizar que los jueces interpreten la ley fielmente, mas no legislen desde los tribunales. Tengo una responsabilidad constitucional de nombrar a hombres y mujeres muy preparados a las cortes federales, y lo he hecho. Y me he beneficiado muchísimo del criterio sensato del Fiscal General Gonzáles al seleccionar a personas calificadas para nuestros tribunales. Continuar contando con sus consejos. Y el Senado de los Estados Unidos también debe cumplir con su responsabilidad constitucional. Cada candidato nombrado a juez merece una audiencia pronta y un voto positivo o negativo del plenario del Senado de los Estados Unidos. (Aplausos.)
Al iniciar todos estos deberes, el Fiscal General Gonzáles cuenta con toda mi confianza. Desde los días de joven en que vendía bebidas gaseosas en los juegos de fútbol de Rice University hasta su tiempo en la Fuerza Aérea, desde su distinguida carrera de derecho hasta su servicio como miembro del personal de la Casa Blanca, Al ha sido un ejemplo de valentía y carácter para sus conciudadanos. He sido testigo de su integridad, su decencia, su gran dedicación a la causa de la justicia. Ahora promoverá esa causa en su calidad de fiscal general y garantizará que más estadounidenses tengan la oportunidad de hacer realidad sus sueños.
Fiscal general --o, general-- felicitaciones. (Aplausos.)
GENERAL GONZALES: Gracias.
Desde el día que el Presidente anunció mi nombramiento como fiscal general de los Estados Unidos hace tres meses, he pensado a menudo sobre la mejor manera de prepararme para cumplir con las formidables responsabilidades de este cargo. Fuera de estas paredes, los lamentos de las almas impotentes que son lastimadas, están marginadas o son agraviadas de alguna otra manera posiblemente sean, en efecto, débiles. Esas mismas súplicas de ayuda resuenan fuertemente dentro del Departamento de Justicia. Todos los días, como un toque continuo de los tambores, se nos pide que aportemos una solución a un problema, que logremos un recurso, que seamos defensores. Y todos los días, este departamento responde, como lo ha hecho una y otra vez durante toda la historia de nuestro amado Estados Unidos.
Se ha dicho mucho durante mi confirmación sobre la función apropiada del fiscal general, de hecho, un debate importante y legítimo sobre la persona considerada el principal custodio de nuestros derechos y protector de nuestras libertades. Indiscutiblemente, el fiscal general es miembro del gabinete del Presidente, parte de su equipo. Pero el fiscal general representa también al pueblo estadounidense, y primero debe ser fiel a la Constitución de los Estados Unidos.
Y, entonces, me presento hoy para asegurarles que comprendo la función especial de este cargo y para comprometerme a desempeñarme de la mejor manera posible en nombre del pueblo estadounidense, a hacerme merecedor de la confianza que refleja mi nombramiento. También me presento para expresar mi gratitud a todos ustedes aquí y en todo el país, particularmente en Texas, que han caminado de mi lado, incluso durante poco tiempo, a lo largo de la travesía.
Me temo que mis palabras son inadecuadas para expresar mi gratitud por darme la mano cuando tropecé. ¿Puede un hijo pagar la deuda que refleja toda una vida de sacrificio por sus padres? ¿Puede un esposo expresar con las palabras y los actos apropiados el amor y el respeto por los muchos años de afecto y lealtad de una esposa cariñosa? ¿Puede un amigo redactar un mensaje con suficiente gratitud para un Presidente que ha sido una fuente de inspiración y un mentor? Mamá, Becky, señor Presidente: No creo que pueda ni pretendo si quiera tratar de hacerlo en esta breve ceremonia, aparte de reconocer, de todo corazón, cuánto ha significado cada uno de ustedes en mi vida. Y durante los próximos años, espero que mi servicio como fiscal general honre su fe y confianza en mí.
Finalmente, me presento para estrechar a los empleados del Departamento de Justicia. Tomo este cargo sabiendo que los dedicados hombres y mujeres aquí están dedicados a proteger las vidas y las libertades de nuestros ciudadanos. Se alcanzaron grandes logros en la guerra contra el terrorismo con el liderazgo de Fiscal General John Ashcroft, y le agradezco por su servicio a nuestro país y a la causa de la libertad. Como John, no soy sino un instrumento en nuestra batalla por la libertad y la protección de nuestros derechos. Y tengo la confianza de que en los próximos días y años, nosotros en el departamento trabajaremos juntos incansablemente para afrontar el terrorismo y otras amenazas contra nuestra nación, y para enfrentar la injusticia con integridad y devoción a nuestros ideales más elevados.
Estados Unidos es mi país. Creo en su promesa, y haré todo lo que pueda para proteger esa promesa para las generaciones futuras de nuestros hijos. Estados Unidos es grandioso, no debido a nuestro poderío militar o nuestra fuerza económica, sino debido a la grandeza de los estadounidenses. Y recibo con beneplácito la oportunidad de pararme lado a lado con cada uno de ustedes para preservar nuestro patrimonio rico de libertad y justicia para todos.
Gracias, y que Dios continúe bendiciendo a los Estados Unidos de Norteamérica. (Aplausos.)
END 10:19 A.M. EST
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