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Office of the Press Secretary
11 de febrero de 2004
DECLARACIONES DEL PRESIDENTE SOBRE LA PROLIFERACIÓN DE ARMAS DE DESTRUCCIÓN MASIVA
Fort Lesley J. McNair - National Defense University
Washington DC
2:30 P.M. EST
EL PRESIDENTE: Gracias por the cálida bienvenida. Es un honor para mí visitar la Universidad de Defensa Nacional (National Defense University). Durante casi un siglo, los académicos y estudiantes aquí han ayudado a preparar a los Estados Unidos para las amenazas cambiantes de nuestra seguridad nacional. Hoy, los hombres y mujeres de nuestra National Defense University ayudan a formular estrategias, con las cuales estamos librando y ganando la guerra contra el terrorismo. Su Centro de Investigación contra la Proliferación (Center for Counterproliferation Research) y sus otros institutos e instituciones de educación superior proporcionan un entendimiento vital de los peligros de la nueva era. Quiero darle las gracias a cada uno de ustedes por dedicar su talento y su energía al servicio de nuestra gran nación.
Quiero darle las gracias al General Michael Dunn por invitarme aquí. Yo solía correr por su instalación regularmente. Luego mi edad me afectó. (Risas.) Le agradezco al Embajador Wolfgang Ischinger de Alemania. Señor Embajador, gracias por estar hoy aquí. Veo con nosotros a mi amigo, George Shultz, un distinguido funcionario público y verdadero patriota. George, gracias por asistir; y Charlotte, es un gusto verla. Es un honor tan grande para mí que Dick Lugar esté hoy aquí con nosotros. Senador, aprecio que se dé el tiempo y gracias por traer al Senador Saxby Chambliss con usted, también. Les agradezco a los veteranos que están aquí y a aquellos en servicio activo. Gracias por permitirme venir.
El 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos y el mundo fueron testigos de un nuevo tipo de guerra. Vimos el gran daño que una red apátrida podía infligir a nuestro país, asesinos armados con navajas para cortar cajas, gas de defensa personal y 19 boletos de avión. Aquellos ataques también sugirieron la posibilidad de peligros aún peores -- de otras armas en manos de otros hombres. La mayor amenaza ante la humanidad hoy es la posibilidad de un ataque secreto y repentino con armas químicas o biológicas o radiológicas o nucleares.
En el pasado, los enemigos de los Estados Unidos requerían de ejércitos masivos y grandes armadas, poderosas fuerzas aéreas para poner a nuestra nación, nuestro pueblo, nuestros amigos y aliados en peligro. En la Guerra Fría, los estadounidenses vivieron bajo la amenaza de las armas de destrucción masiva, pero creyeron que las fuerzas disuasivas hacían de esas armas el último recurso. Lo que ha cambiado en el siglo XXI es que, en manos de terroristas, las armas de destrucción masiva serían el último recurso - el medio preferido para promover su ideología de suicidio y asesinato aleatorio. Estas terribles armas se están haciendo más fáciles de adquirir, construir, esconder y transportar. Armados con un solo frasco de agente biológico o una sola arma nuclear, pequeños grupos de fanáticos o estados fracasados podrían obtener el poder para amenazar a las grandes naciones, amenazar la paz del mundo.
Estados Unidos y todo el mundo civilizado enfrentarán esta amenaza durante muchas décadas. Debemos enfrentar el peligro con los ojos abiertos y determinación infalible. Aclaré para todos la política de esta nación: Estados Unidos no permitirá que los terroristas y los regímenes peligrosos nos amenacen con las armas más mortíferas del mundo. (Aplausos.)
Cumplir con este deber ha requerido cambios de manera de pensar y estrategia. Las doctrinas concebidas para refrenar a los imperios, disuadir a los estados agresivos y vencer a los ejércitos masivos no pueden protegernos plenamente de esta nueva amenaza. Estados Unidos enfrenta la posibilidad de que un ataque catastrófico con misiles balísticos armados con armamentos de destrucción masiva. Es por eso que estamos desarrollando y desplegando defensas para proteger a nuestro pueblo. La mejor inteligencia es necesaria para ganar la guerra contra el terrorismo y detener la proliferación. Es por eso que he creado una comisión para que examine nuestra capacidad de inteligencia y recomiende maneras de mejorar y adaptarlos para detectar amenazas nuevas y emergentes.
Estamos decididos a enfrentar dichas amenazas de raíz. Detendremos la adquisición o construcción de esas armas. Bloquearemos su transferencia. Prevendremos su uso. Una fuente de tales armas son los regímenes peligrosos y herméticos que construyen armas de destrucción masiva para intimidar a sus vecinos y forzar su influencia en el mundo. Estas naciones representan desafíos diferentes; requieren estrategias diferentes.
El antiguo dictador de Iraq poseía y usó armas de destrucción masiva contra su propio pueblo. Durante 12 años, desafió la voluntad de la comunidad internacional. Rehusó deponer las armas o dar cuenta de sus armas y programas ilegales. Dudó nuestra determinación de cumplir con nuestra palabra -- y ahora he sienta en una celda, mientras que su país avanza hacia un futuro democrático. (Aplausos.)
Al este de Iraq, el gobierno de Irán está renuente a abandonar un programa de enriquecimiento de uranio capaz de producir materiales para las armas nucleares. Los Estados Unidos trabaja con nuestros aliados y el Organismo Internacional de Energía Atómica para garantizar que Irán cumpla con sus compromisos y no desarrolle armas nucleares. (Aplausos.)
En el Pacífico, Corea del Norte has desafiado al mundo, ha sometido a prueba los misiles balísticos de largo alcance, admitido que posee armas nucleares y ahora amenaza con construir más. Junto con nuestros aliados en Asia, Estados Unidos insiste que Corea del Norte desmantele sus programas nucleares de manera completa, verificable e irreversible.
Estados Unidos ha señalado estas amenazas consistentemente a la atención de los organismos internacionales. Estamos utilizando todos los medios diplomáticos para responder a ellos. Por mi parte, continuar hablando claramente sobre estas amenazas. Continuaré instando al mundo a que afronte estos peligros y acabe con ellos. (Aplausos.)
En años recientes, también se ha hecho evidente otro camino a la proliferación. Estados Unidos y otras naciones están enterándose más de los operativos del mercado negro que tratan con equipos y pericia relacionada con las armas de destrucción masiva. A estos comerciantes los motiva la avaricia, el fanatismo o ambos. Encuentran clientes deseosos entre los regímenes al margen de ley, que pagan millones por las partes y los planes que necesitan para acelerar sus programas de armamentos. Y con la tecnología y pericia mortífera que hay en el mercado, existe la terrible posibilidad de que los grupos terroristas obtengan las armas máximas que más desean.
El alcance y la sofisticación de tales redes pueden verse en el caso de un hombre llamado Abdul Qadeer Khan. Esta es la historia que conocemos hasta ahora.
A. Q. Khan es conocido por todo el mundo como el padre del programa de armas nucleares de Pakistán. Lo que no se conocía públicamente hasta ahora es que también dirigía una extensa red internacional a favor de la proliferación de tecnología y conocimientos nucleares.
Durante decenios, el señor Khan estuvo en la planilla del gobierno de Pakistán, ganando un sueldo modesto. Sin embargo, él y sus asociados financiaron estilos de vida fastuosos por medio de la venta de tecnología y equipo nuclear a los regímenes al margen de la ley que van desde el Norte de África hasta la Península de Corea.
El propio A. Q. Khan operaba mayormente desde Pakistán. Se desempeñó como el director de la red, su cerebro científico principal, como también su vendedor principal. Durante la última década, hizo viajes frecuentes para consultar con sus clientes y venderles su pericia. Él y sus asociados vendieron los diseños de centrifugadoras para enriquecer uranio, como también un diseño nuclear robado del gobierno de Pakistán. La red vendió hexafluoruro de uranio, el gas que el proceso centrífugo puede transformar en uranio enriquecido para las bombas nucleares. Khan y sus asociados les proporcionaros a Irán y Libia y Corea del Norte los diseños de las antiguas centrifugadoras de Pakistán, como también los diseños de modelos más avanzados y eficientes. La red también les proporcionó a esos países los componentes, y en algunos casos, las centrifugadoras completas.
Para aumentar sus utilidades, Khan y sus asociados utilizaron una fábrica en Malasia para fabricar las partes clave para las centrifugadoras. Otras partes necesarias fueron compradas por medio de operativos de la red, radicados en Europa, el Medio Oriente y África. Estos agentes de adquisición veían el tráfico de tecnología como un atajo hacia la riqueza personal y crearon empresas de fachada para engañar a las firmas legítimas para que les vendiesen materiales estrictamente controlados.
El subalterno de Khan - un hombre llamado B.S.A. Tahir - dirigía SMB Computers, un negocio en Dubai. Tahir utilizó esa compañía de computadoras como fachada para las actividades de proliferación de la red de A. Q. Khan. Tahir se desempeñaba tanto como el funcionario financiero principal de la red como el encargado de lavar dinero. También era su agente de transporte y utilizaba su firma de computadoras como un frente para el traslado de partes de centrifugadoras a diversos clientes. Tahir dirigía la instalación de Malasia para producir estas partes basadas en diseños pakistaníes y luego ordenaba que la instalación enviara los componentes a Dubai. Tahir también hacia los arreglos para que las partes adquiridas por otros agentes de adquisición de Europa pasaran por Dubai para ser enviadas a otros clientes.
Este cuadro de la red Khan fue armado durante varios años por agentes de inteligencia estadounidenses y británicos. Nuestros servicios de inteligencia gradualmente descubrieron el alcance de esta red e identificaron a sus expertos y agentes clave, y sus personas encargadas de sus finanzas. Los operativos siguieron sus transacciones, identificaron el alcance de sus operaciones. Vigilaron los viajes de A. Q. Khan y sus asociados de más categoría. Siguieron a los miembros de la red por todo el mundo, grabaron sus conversaciones, penetraron sus operaciones, descubrimos sus secretos. Este trabajo involucraba mucho riesgo y todos los estadounidenses pueden estar agradecidos por los arduos esfuerzos y la dedicación de nuestros excelentes profesionales de inteligencia. (Aplausos.)
Los gobiernos de todo el mundo trabajaron estrechamente con nosotros para desenmarañar la red de Khan y poner fin a su empresa criminal. A. Q. Khan ha confesado sus crímenes y sus asociados principales están fuera de circulación. El gobierno de Pakistán está interrogando a los miembros de la red y enterándose de detalles críticos que los ayudarán a prevenir que vuelva a suceder. El Presidente Musharraf ha prometido compartir toda la información de la que se entere sobre la red de Khan y nos ha asegurado que su país nunca volverá a ser una fuente de proliferación.
El señor Tahir está en Malasia, donde las autoridades están investigando sus actividades. Las autoridades de Malasia nos han asegurado que la fábrica de la red ya no se usa para producir partes de centrifugadoras. Otros miembros de la red siguen fugados. Uno por uno, serán encontrados y sus carreras en el tráfico de armas se llevará a su fin.
Como resultado de nuestra penetración de la red, los servicios de inteligencia estadounidense y británico identificaron un envío de partes avanzadas de centrifugadora a la instalación de Malasia. Seguimos el envío de estas partes a Dubai y observamos cómo era transferido de la red al BBC China, un buque alemán. Después de que el barco pasó por el Canal de Suez, camino a Libia, fue detenido por las autoridades alemanas e italianas. Encontraron varios contenedores, cada uno de ellos de 40 pies de largo, listados en el manifiesto del buque como "partes usadas de maquinaria". En realidad, estos contenedores estaban llenos de partes de centrifugadoras sofisticadas.
La intercepción del BBC China sucedió mientras las autoridades de Libia, Gran Bretaña y Estados Unidos hablaban sobre la posibilidad de que Libia pusiera fin a sus programas de armas de destrucción masiva. Estados Unidos y Gran Bretaña confrontaron a los funcionarios libios con sus pruebas de un programa nuclear activo e ilegal. Hace dos meses, el líder de Libia voluntariamente acordó acabar con sus programas de armas nucleares y químicas, no tratar de procurar armas biológicas y permitir inspecciones minuciosas por el Organismo Internacional de Energía Atómica y la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas. Ahora trabajamos conjuntamente con estos organismos y con el Reino Unido para ayudar al gobierno de Libia a desmantelar estos programas y eliminar todos los materiales peligrosos.
El Coronel Qadhafi tomó la decisión correcta y el mundo será más seguro una vez que se cumpla con su compromiso. Esperamos que otros regímenes sigan su ejemplo. Abandonar esfuerzos por obtener armas ilegales puede llevar a relaciones mejores con los Estados Unidos y otras naciones libres. Continuar tratando de conseguir dichas armas no resultará en seguridad ni prestigio internacional, sino solamente en aislamiento político, dificultades económicas y otras consecuencias no deseadas. (Aplausos.)
Sabemos que Libia no era el único cliente de la red Khan. Otros países expresaron mucho interés en sus servicios. Estos regímenes y otros agentes de la proliferación como Khan deben saber: Nosotros y nuestros amigos estamos decididos a proteger a nuestros pueblos y al mundo de la proliferación. (Aplausos.)
Desbaratar esta red es un éxito importante en un esfuerzo de gran envergadura para detener la proliferación de armas terribles. Estamos ajustando nuestras estrategias a las amenazas de una nueva era. Estados Unidos y las naciones de Australia, Francia y Alemania, Italia y Japón, Holanda, Polonia, Portugal, España y el Reino Unido han lanzado la Iniciativa de la Seguridad contra la Proliferación (Proliferation Security Initiative) para interceptar materiales letales en tránsito. Nuestras naciones están compartiendo informaciones de inteligencia, siguiendo cargamentos internacionales sospechosos, realizando ejercicios militares conjuntos. Estamos preparados a registrar aviones y barcos, confiscar armas y misiles y equipo que genera inquietud sobre la proliferación, tal como lo hicimos al detener un cargamento peligroso en el BBC China antes de que llegara a Libia. Tres gobiernos más -- Canadá y Singapur y Noruega - participarán en esta iniciativa. Continuaremos ampliando el grupo central de países de ISP. A medida que ISP crezca, se les hará más difícil que nunca comerciar con armas ilícitas a los agentes de la proliferación.
Existe consenso entre las naciones que no se tolerará la proliferación. Sin embargo, este consenso significa poco a no ser que se traduzca en acción. A toda nación civilizada le interesa prevenir la proliferación de armas de destrucción masiva. Estos materiales y tecnologías, y la gente que trafica con ellos, cruzan muchas fronteras. Para detener este tráfico, las naciones del mundo deben ser fuertes y estar resueltas. Debemos trabajar juntas, debemos actuar eficazmente. Hoy, anuncio siete propuestas para afianzar los esfuerzos del mundo para detener la proliferación de armas letales.
Primero, propongo que el trabajo de la Proliferation Security Initiative se amplíe para abarcar más que envíos y transferencias. Aprovechando las herramientas que hemos desarrollado para combatir a los terroristas, podemos tomar medidas directas contra las redes de proliferación. Necesitamos más cooperación no sólo entre los servicios de inteligencia y militares, sino también de policía. Los participantes en la ISP y otras naciones dispuestas deben usar la Interpol y todos los otros medios para llevar ante la justicia a aquellos que trafican armas mortíferas, para cerrar sus laboratorios, para confiscar sus materiales, para congelar sus activos. Debemos actuar con cada pista. Encontraremos a los intermediarios, los proveedores y los compradores. Nuestro mensaje a los agentes de la proliferación debe ser coherente y debe ser claro: Los encontraremos y no descansaremos hasta que sean detenidos. (Aplausos.)
En segundo lugar, hago un llamamiento a todas las naciones para que hagan más estrictas las leyes y los controles internacionales que rigen la proliferación. En la ONU el pasado otoño, propuse una nueva resolución del Consejo de Seguridad que requiera que todos los estados criminalicen la proliferación, adopten controles estrictos de las exportaciones y protejan todos los materiales peligrosos dentro de sus fronteras. El Consejo de Seguridad debe aprobar esta propuesta rápidamente. Y cuando lo haga, Estados Unidos estará listo para ayudar a otros gobiernos a redactar y hacer cumplir leyes nuevas que nos ayudarán a lidiar con la proliferación.
En tercer lugar, propongo que extendamos nuestros esfuerzos para mantener los armamentos de la Guerra Fría y otros materiales peligrosos fuera de las manos indebidas. En el 1991, el Congreso aprobó la ley Nunn- Lugar. El Senador Lugar tenía una visión clara, junto con el Senador Nunn, sobre qué hacer con la antigua Unión Soviética. Conforme a su programa, estamos ayudando a los antiguos estados soviéticos a encontrar empleos productivos para los antiguos científicos de armamentos. Estamos desmantelando, destruyendo y protegiendo las armas y los materiales que quedan del arsenal soviético de armas de destrucción masiva. Tenemos más trabajo que hacer allí.
Y como resultado de la Cumbre de los G-8 del 2002, acordamos proporcionar $20,000 millones durante 10 años - la mitad de los Estados Unidos - para apoyar tales programas. Debemos extender esta cooperación a otras partes del mundo. Contrataremos [sic] a científicos y técnicos de armas de destrucción masiva en países como Iraq y Libia. Ayudaremos a las naciones a poner fin al uso de uranio de calidad de armas en los reactores de investigación. Insto a más naciones a que contribuyan a estos esfuerzos. Las naciones del mundo debemos hacer todo lo que podamos para proteger y eliminar los materiales nucleares y químicos y biológicos y radiológicos.
Al seguir y destruir a estas redes, también debemos prevenir que los gobiernos desarrollen armas nucleares usando pretextos falsos. El Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (Nuclear Non-Proliferation Treaty) fue concebido hace más de 30 años para prevenir la proliferación de armas nucleares fuera de los países que ya las poseían. Conforme a este tratado, los estados nucleares acordaron ayudar a los estados no nucleares a desarrollar energía atómica pacífica si renunciaba al desarrollo de las armas nucleares. Pero el tratado tenía una laguna que ha sido explotada por países como Corea del Norte e Irán. Se permite que estos regímenes produzcan materiales nucleares que pueden utilizarse para construir bombas al amparo de los programas nucleares civiles.
Entonces hoy, como cuarta medida, propongo una manera de acabar con esa laguna. El mundo debe crear un sistema seguro y ordenado para que las plantas nucleares civiles operen sin contribuir al peligro de la proliferación de armas. Los principales expertos nucleares del mundo deben garantizar que los países tengan acceso seguro por un costo razonable al combustible para los reactores civiles, siempre que dichos países renuncien al enriquecimiento y el reprocesado. El enriquecimiento y el reprocesado no son necesarios para las naciones que procuran aprovechar la energía nuclear para fines pacíficos.
Las 40 naciones del Grupo de Suministradores Nucleares (Nuclear Suppliers Group) deben rehusar vender equipo y tecnología de enriquecimiento y reprocesado a cualquier país que no posee ya plantas completas y en operación de enriquecimiento y reprocesado. (Aplausos.) Esta medida prevendrá que los estados nuevos desarrollen los medios para producir material fisionable para las bombas nucleares. No se debe permitir que los agentes de la proliferación manipulen cínicamente el TNP para adquirir el material y la infraestructura necesarios para fabricar armas ilegales.
Para que las normas internacionales sean eficaces, deben aplicarse. Es la responsabilidad del Organismo Internacional de Energía Atómica descubrir las actividades nucleares prohibidas en todo el mundo y reportar dichas violaciones al Consejo de Seguridad de la ONU. Debemos asegurarnos de que el OIEA cuente con todas las herramientas que necesita para cumplir con su mandato esencial. Estados Unidos y otras naciones apoyan lo que se denomina el Protocolo Adicional, que requiere que los países declaren una gran variedad de actividades e instalaciones nucleares, y permite que el OIEA inspeccione dichas instalaciones.
Como quinto paso, propongo que para el próximo año, solamente se permita a los países que han suscrito el Protocolo Internacional importar el equipo para los programas nucleares civiles. Las naciones que realmente desean combatir la proliferación aprobarán e implementarán el Protocolo Adicional. He presentado el Protocolo Adicional al Senado. Insto al Senado a que apruebe su ratificación inmediatamente.
También debemos asegurar que el OIEA esté organizado de manera que pueda tomar medidas cuando se requieran medidas. Entonces, como sexto paso, propongo la creación de un comité especial de la Junta del OIEA que se concentre intensamente en las protecciones y la verificación. Este comité, compuesto por los gobiernos activos en la OIEA, mejorará la capacidad de la OIEA de velar porque las naciones cumplan con sus obligaciones internacionales.
Y para concluir, actualmente se permite que los países bajo investigación por violar las obligaciones de no-proliferación nuclear sean parte de la Junta de Gobernadores de la OIEA. Por ejemplo, Irán - un país que se sospecha que mantiene un programa extenso de armas nucleares - recientemente concluyó un periodo de dos años en la junta. Permitir que los quebrantadores potenciales sean parte de la junta crea una barrera inaceptable para la acción eficaz. No se debe permitir que ningún gobierno bajo investigación por violaciones de proliferación sea parte de la Junta de Gobernadores de la OIEA - ni del nuevo comité extraordinario. Y cualquier estado que actualmente sea parte de la junta y que se convierta en motivo de una investigación debe ser suspendido de la Junta. La integridad y la misión de la OIEA depende de este principio simple: No se debe encargar a aquellos que violan las reglas a que hagan cumplir las reglas. (Aplausos.)
Al seguir afrontando estos desafíos, consultaremos con nuestros amigos y aliados sobre todas estas medidas nuevas. Escucharemos sus ideas. Juntos defenderemos la seguridad de todas las naciones y mantendremos la paz del mundo.
Durante los últimos dos años, se ha constituido una gran coalición para vencer el terrorismo y combatir la diseminación de armas de destrucción masiva - los compromisos inseparables de la guerra contra el terrorismo. Hemos mostrado que los agentes de la proliferación pueden ponerse al descubierto y pueden detenerse. Hemos mostrado que para los regímenes que optan por el desafío, existen consecuencias graves. El camino por delante no es fácil, pero es claro. Procederemos como si las vidas de nuestros ciudadanos dependieran de nuestra vigilancia, porque ese es el caso. Los terroristas y los estados terroristas se encuentran en una carrera de armamentos de asesinato masivo, una carrera que deben perder. (Aplausos.) Los terroristas son ingeniosos; nosotros somos más ingeniosos. Están decididos; nosotros debemos estar más decididos. Nunca perderemos la concentración ni la resolución. Seremos tenaces en la defensa de las naciones libres y nos pondremos a la altura de las difíciles exigencias de tiempos peligrosos.
Que Dios los bendiga a todos. (Aplausos.)
END 3:07 P.M. EST
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