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Office of the Press Secretary
15 de mayo de 2003
DECLARACIONES DEL PRESIDENTE EN EL DESAYUNO NACIONAL HISPANO DE ORACIÓN
The Capital Hilton
Washington, D.C.
7:38 A.M. EDT
EL PRESIDENTE: Gracias a todos. Muchísimas gracias a todos. Siéntense. Gracias, Luis. El honor es mío. Es un honor estar aqu nuevamente este año. Me complace que me hayan vuelto a invitar al Desayuno Nacional Hispano de Oración (National Hispanic Prayer
Breakfast). Realmente me complace que se esté convirtiendo en una tradición en Washington, D.C. (Aplausos.)
Es importante y es bueno comenzar el día con una oración y con comunión. La oración es una oportunidad de alabar a Dios por sus obras y darle las gracias por sus bendiciones. La oración enfoca nuestras mentes en las necesidades de los demás y la oración hace que nuestros corazones cambien al pedir que se haga la voluntad de Dios.
Deseo agradecerles por recordarles a la nación y a nuestra capital de una fuente aún más grandiosa de fuerza y de autoridad. (Aplausos.) Quiero darle las gracias a mi amigo, Luis, por ser un general del ejército de la compasión. Es lo que denomino un empresario social. (Aplausos.)
Quiero darles las gracias a los miembros del Congreso de los Estados Unidos que nos acompañan hoy. Veo al Senador Bill Frist, el líder del Senado de los Estados Unidos.
Senador Frist, gracias por asistir. (Aplausos.) Se me informó que una de los líderes de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, iba a estar aquí. (Aplausos.)
No voy a tratar de leer cada uno de los nombres de cada una de las personas del Congreso que posiblemente estén o no estén aquí. Es probable que me saltee uno y añada uno que no está aquí. (Risas.) Pero permítanle decirles simplemente, es un honor trabajar con ellos. Es un grupo excelente de nuestros conciudadanos, todos trabajando juntos para tratar de hacer lo mejor en nombre del pueblo estadounidense.
Deseo agradecerle a Gaddi Vásquez, el Director de la Peace Corps, quien está hoy aquí. ¿Dónde esta? Oiga, Gaddi, gracias por asistir. (Aplausos.)
Creo que el alcalde está aquí. Señor alcalde, aprecio que haya venido.
Es un honor para mí que esté aquí. Siempre le hago bromas al alcalde sobre los baches frente a la Casa Blanca. (Risas.) No hay ninguno. Eso me dice que está realizando una labor muy buena. (Aplausos.)
Quiero darles las gracias al Reverendo José Martínez y Manuel Vásquez. Deseo agradecerles a los bellos músicos que cantaron hoy. Es un honor que los estudiantes de St. Rita's Catholic School en Alexandria estén con nosotros hoy. Gracias a todos ustedes por asistir. (Aplausos.) Aprecio a los pastores que están aquí y los líderes de todo nuestro país. Bienvenidos a Washington.
El mayo pasado, cuando vine, me homenajearon con un regalo especial, una Biblia bilingüe que me hicieron en México. Y esta Biblia significa muchísimo para mí porque vino acompañada de una promesa. Me prometieron que iban a rezar por mí. (Aplausos.) No hay mejor regalo para un Presidente. He sentido el consuelo de dichas oraciones. Y estoy realmente agradecido. Gracias, desde el fondo de mi corazón. (Aplausos.)
Los hispano-americanos aportan mucho talento a esta nación -- el trabajo arduo y las sólidas tradiciones culturales y patriotismo. Por encima de todo, la comunidad hispana vive todos los días según los valores de fe y familia. (Aplausos.) Sus buenas obras y reverencia aportan compasión a nuestro país y honran a Dios Todopoderoso.
Durante las últimas semanas, nos enteramos de los nombres de algunos muchachos y muchachas excepcionales que mostraron la fuerza y el carácter de los Estados Unidos. En el Centro Médico Naval Nacional (National Naval Medical Center), conocí al Sargento Mayor de Artillería Guadalupe Denogean. El Sargento Denogean es un inmigrante de México que prestó servicios en la Infantería de Marina durante 25 años. Esta primavera, fue herido cerca de Basra, y fue enviado de regreso a los Estados Unidos para que recibiese tratamiento. Cuando se le preguntó si tenía algún deseo, el buen sargento solamente tenía dos: un ascenso para el cabo que lo rescató y quería ser un ciudadano estadounidense. (Aplausos.)
Fue un honor para mí estar con el sargento el día que recibió el Corazón Púrpura y prestó juramento como ciudadano. (Aplausos.) Fue una experiencia maravillosa, una experiencia verdaderamente estadounidense, estar en el hospital donde se recuperaba de su herida; ver a este hijo de México alzar su mano derecha y prometer apoyar y defender la Constitución de los Estados Unidos. (Aplausos.) Había cumplido con ese juramento durante varios decenios antes de prestarlo. Y me enorgullecerme llamarlo mi compatriota. (Aplausos.)
Nuestro país se siente orgulloso de todos los hispano-americanos que llevan el uniforme.
Estamos profundamente agradecidos con todos aquellos que han muerto por la causa de nuestra seguridad y la causa de la libertad. Honramos su memoria. Oramos por sus familias. Rendimos tributo a las comunidades y a las iglesias donde aprenden el valor del servicio y el sacrificio. (Aplausos.)
Debido a sus sacrificios, Estados Unidos es un país más protegido. Debido a sus sacrificios, el mundo será un lugar más pacífico. Y debido a sus sacrificios, la gente que ha vivido en cautiverio bajo la fuerza de un dictador brutal es ahora libre. (Aplausos.)
Estados Unidos es bienaventurado por sus sacrificios. Y Estados Unidos también es bienaventurado por los sacrificios que hacen todos los días cuando atienden a los enfermos, les dan albergue a los desamparados, alimentan a los hambrientos y predican la palabra... la palabra. (Aplausos.)
En el Libro de Santiago, se nos recuerda que la fe sin obras está muerta. Al amar al prójimo como le gustaría ser amado, uno prueba todos los días que la fe está viva. Por medio de sus obras y oraciones, han creado su propio ejército, un ejército de compasión. Y al vivir su fe, llevan esperanza a aquellos que más la necesitan.
Es apropiado que el grupo que patrocina este desayuno se llame Nueva Esperanza. La esperanza permite que soñemos cosas grandiosas, que oremos audazmente y que trabajemos arduamente por un futuro mejor. Deseo darles las gracias por su esperanza permanente, por su fe firme y por sus actos de amor. Quiero darles las gracias por contribuir a hacer que la oración siga siendo un aspecto importante de nuestra vida nacional. (Aplausos.) Que Dios continúe fortaleciéndolos a ustedes y sus esfuerzos por hacer de este país un hogar compasivo para todos. Que Dios continúe fortaleciéndolos al tenderle una mano de ayuda a su vecino necesitado.
Este país necesita su compasión. Necesitamos sus obras. Necesitamos su amor. Que Dios los bendiga a todos y que Dios continúe bendiciendo a los Estados Unidos. (Aplausos.)
END 7:50 A.M. EDT
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