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Para Su Publicación Inmediata
Oficina del Secretario de Prensa
8 de noviembre de 2001
Declaraciones del Presidente Durante el Discurso a la Nación
World Congress Center
Atlanta, Georgia
8:03 P.M. EST
EL PRESIDENTE: Muchas gracias a todos. Muchísimas gracias. Nos reunimos esta noche tras los dos meses más difíciles y más inspiradores de la historia de nuestra nación. Hemos sobrellevado la conmoción de ver tantas vidas inocentes finalizadas en actos de horror inimaginable horror. Hemos sobrellevado la tristeza de tantos funerales. Hemos enfrentado un ataque bioterrorista sin precedentes lanzado por medio de nuestro correo.
Esta noche, trágicamente, muchos miles de niños están aprendiendo a vivir sin uno de sus padres. Y el resto de nosotros estamos aprendiendo a vivir en un mundo que parece muy distinto al que existía el 10 de septiembre.
El instante en que el segundo avión se estrelló contra el segundo edificio cuando supimos que era un ataque terrorista muchos sentimos que nuestras vidas nunca serían las mismas. De lo que no podíamos estar seguros entonces y lo que los terroristas nunca esperaron era que Estados Unidos afloraría más fuerte, con un espíritu renovado de orgullo y patriotismo. (Aplauso.)
Dije durante mi discurso a la sesión conjunta del Congreso que somos una nación que se ha despertado al peligro. También somos una nación que se ha despertado al servicio, a la ciudadanía, y a la compasión. Ninguno de nosotros podría desear jamás la maldad que se ha infligido sobre nuestro país, pero hemos aprendido que de esa maldad puede salir mucho bien.
Durante los dos últimos meses, hemos mostrado al mundo que Estados Unidos es una gran nación. (Aplauso.) Los estadounidenses han reaccionado magníficamente, con valentía y afecto. Lo hemos visto en nuestros niños, quienes han enviado más de $1 millón para los niños de Afganistán. Lo hemos visto en la compasión de los estadounidenses judíos y cristianos quienes han tendido una mano a sus vecinos musulmanes. Lo hemos visto a medida que los estadounidenses han reevaluado sus prioridades los padres están pasando más tiempo con sus hijos, y mucha geste está pasando más tiempo rezando y en lugares de culto.
Hemos adquirido héroes nuevos: Aquellos que entraron corriendo a los edificios en llamas para salvar a otros, nuestros policías y nuestros bomberos. (Aplauso.) Aquellos que lucharon contra sus propios temores para mantener a los niños calmados y seguros los maestros de los Estados Unidos. (Aplauso.) Aquellos que voluntariamente se arriesgaron para defender nuestra libertad los hombres y las mujeres de las Fuerzas Armadas. (Aplauso.)
Y esta noche, nos unimos para agradecer a todo un nuevo grupo de empleados públicos quienes nunca se enlistaron para luchar una guerra, pero que sin embargo se encuentran en la línea de fuego de una batalla: Aquellos que reparten nuestro correo los empleados del correo de los Estados Unidos. (Aplauso.) También agradecemos a aquellos cuyas rápidas reacciones brindaron tratamiento preventivo que sin duda ha salvado miles de vida nuestros empleados de la atención de la salud. (Aplauso.)
Somos un país distinto al que éramos el 10 de septiembre más triste y menos inocente; más fuerte y más unido; y ante las amenazas continuas, determinado y valiente. (Aplauso.)
Nuestra nación enfrenta una amenaza contra nuestras libertades, y los riesgos no podrían ser más altos. Somos el blanco de enemigos que alardean que quieren matar matar a todos los estadounidenses, matar a todos los judíos, y matar a todos los cristianos. Hemos visto ese tipo de odio anteriormente y la única reacción posible es confrontarlo, y vencerlo. (Aplauso.)
Este nuevo enemigo procura destruir nuestra libertad e imponer su punto de vista. Nosotros valoramos la vida; los terroristas la destruyen despiadadamente. Nosotros valoramos la educación; los terroristas creen que las mujeres no deberían ser instruidas ni deberían tener atención a la salud, ni deberían salir de sus casas. Nosotros valoramos el derecho a decir lo que pensamos; para los terroristas, la libre expresión puede ser motivo de ejecuciones. Respetamos a la gente de todos los credos y acogemos la práctica libre de la religión; nuestro enemigo quiere dictar qué se debe pensar y cómo se debe rendir culto hasta a sus hermanos musulmanes.
Este enemigo trata de esconderse detrás de un fe pacífica. Pero aquellos que celebran el asesinato de hombres, mujeres y niños inocentes no tienen religión, no tienen conciencia, ni tienen misericordia. (Aplauso.)
Batimos una guerra para salvar la propia civilización. No la buscamos, pero debemos lucharla y prevaleceremos. (Aplauso.)
Esta es una guerra distinta a cualquiera que jamás haya enfrentado nuestra nación, una guerra en muchos frentes, contra terroristas que operan en más de 60 países distintos. Y esta es una guerra de debe lucharse no sólo en el extranjero, sino también acá en casa. Recientemente hablé con estudiantes de la escuela secundaria en Maryland, y me di cuenta que, por primera vez, estos estudiantes del último año se graduarán en medio de una guerra en nuestro propio país. Hemos pasado a una nueva era, y esta nueva era requiere responsabilidades nuevas, tanto del gobierno como de nuestro pueblo.
El gobierno tiene la responsabilidad de proteger a nuestros ciudadanos y eso comienza con la seguridad del territorio nacional. El primer ataque contra los Estados Unidos vino por avión, y ahora estamos tratando de hacer más seguros nuestros aeropuertos y aviones. Hemos situado a la Guardia Nacional en los aeropuertos de los Estados Unidos y puesto a alguaciles aéreos secretos en muchos vuelos. Hago un llamado al Congreso para que me remita rápidamente una ley que haga las cabinas de los pilotos más seguras, la inspección del equipaje más minucioso, y ponga al gobierno federal a cargo de toda la inspección y la seguridad de los aeropuertos. (Aplauso.)
El segundo ataque contra los Estados Unidos vino por correo. No sabemos si este ataque provino de los mismos terroristas; desconocemos el origen del ántrax pero quienquiera que realizó este acto sin precedentes e incivilizado es un terrorista.
Cuatro estadounidenses ya han muerto de ántrax, de un total de 17 personas quienes han sido infectadas. El correo ha procesado más de 30 mil millones de piezas de correspondencia desde el 11 de septiembre, y hasta ahora hemos identificado tres cartas distintas que contenían ántrax. Podemos rastrear la fuente de infección en todas las personas menos una, y aún estamos tratando de averiguar cómo fue expuesta una mujer que murió en Nueva York.
Estoy orgulloso de la manera en que nuestros empleados de la atención a la salud y del correo y el pueblo estadounidense están reaccionando con calma ante esta nueva amenaza mortal. (Aplauso.) Los funcionarios de la salud pública han actuado rápidamente para distribuir antibióticos preventivos a miles de personas que pueden haber sido expuestas. El gobierno está comprando y acumulando medicamentos y vacunas como precaución contra ataques futuros. Estamos limpiando las instalaciones donde se ha detectado ántrax, y estamos comprando equipos para esterilizar el correo. Miles de oficiales que velan por el cumplimiento de la ley están investigando energéticamente este ataque de bioterrorismo y los funcionarios de la salud pública están distribuyendo la información más exacta y actualizada que tengamos a los profesionales de la medicina y al público.
Para coordinar nuestros esfuerzos, hemos creado la nueva Oficina de Seguridad del Territorio Nacional. Su director, mi buen amigo y antiguo gobernador Tom Ridge, es directamente responsable a mí y colabora con todas nuestras agencias federales, gobiernos estatales y locales, y el sector privado en una estrategia para fortalecer las protecciones de nuestro territorio nacional. Por ejemplo, el Servicio de Guardacostas ha ampliado sus deberes para proteger nuestras orillas y nuestros puertos. La Guardia Nacional ha aumentado tiene una función mayor en la vigilancia en nuestras fronteras. Estamos imponiendo requisitos nuevos para obtener licencias para el transporte seguro de materiales peligrosos.
Hemos aprobado una nueva ley contra el terrorismo que da a los oficiales que velan por el cumplimiento de la ley las herramientas necesarias para rastrear a los terroristas antes que les hagan daño a los estadounidenses. Un nuevo grupo de trabajo sobre el terrorismo está haciendo más estrictos los controles de inmigración para garantizar que nadie que vaya a dañarnos ingrese o se quede en nuestro país. (Aplauso.) Somos un país acogedor, siempre valoraremos la libertad pero no permitiremos que aquellos que confabulan contra nuestro país abusen de nuestras libertades y nuestras protecciones. (Aplauso.)
Nuestros enemigos nos han amenazado con otros actos de terror. Tomamos todas las amenazas en serio. Y cuando tengamos evidencia de amenazas dignas de creerse, daremos las señales de alarma apropiadas.
Una señal de alarma sobre terrorismo no es una señal de detener sus vidas. Es un llamado a estar alerta a saber que su gobierno está bajo gran alerta, y a sumar sus ojos y oídos a nuestros esfuerzos por encontrar y detener a aquellos que quieren hacernos daño.
Mucha gente se está esforzando mucho por proteger a los Estados Unidos. Pero a largo plazo, la mejor manera de defender a nuestra patria la mejor manera de asegurarnos que nuestros hijos puedan vivir en paz es llevar la batalla al enemigo y detenerlo. (Aplauso.)
He llamado a las fuerzas armadas a la acción para acorralar a los miembros de la organización al-Qaeda quienes asesinaron a los estadounidenses inocentes. Advertimos debidamente al gobierno que los protege en Afganistán. El Talibán eligió continuar escondiendo a los terroristas, y ahora está pagando el precio. (Aplauso.)
Estoy tan orgulloso de nuestras fuerzas armadas. (Aplauso.) Nuestras fuerzas armadas están dedicándose a su misión. Están destruyendo campos de entrenamiento, interrumpiendo las comunicaciones, y desmantelando las defensas aéreas. Ahora estamos bombardeando las líneas de fuego del Talibán. Estamos buscando de manera cautelosa y sistemática a estos asesinos, y los llevaremos ante la justicia. (Aplauso.)
Durante toda esta batalla, nos aferraremos a nuestros valores. A diferencia de nuestro enemigo, nosotros respetamos la vida. No elegimos como blanco a civiles inocentes. Nos preocupamos por las personas inocentes de Afganistán, por lo que continuamos proporcionando ayuda humanitaria, aún cuando su gobierno trata de robarse la comida que enviamos. Cuando los terroristas y sus partidarios desaparezcan, el pueblo de Afganistán dirá con el resto del mundo: enhorabuena. (Aplauso.)
Estamos al inicio de nuestros esfuerzos en Afganistán, y Afganistán es sólo el comienzo de nuestros esfuerzos en el mundo. Ningún grupo o nación debe equivocarse sobre las intenciones de los estadounidenses: Donde exista un grupo terrorista de alcance mundial, los Estados Unidos y nuestros amigos y aliados lo buscarán y lo destruiremos.
Después del 11 de septiembre, nuestro gobierno asumió responsabilidades nuevas para intensificar la seguridad interna y rastrear a nuestros enemigos en el extranjero. Y el pueblo estadounidense también está aceptando responsabilidades nuevas.
Recientemente recibí una carta de una niña del cuarto grado que parecía decirlo todo: "No sé cómo sentirme, dijo, "triste, molesta, colérica. Las cosas han sido distintas últimamente. Sé que la gente en Nueva York está asustada por lo del World Trade Center y todo, pero si estamos asustados, les estamos dando a los terroristas todo el poder". Ante esta gran tragedia, los estadounidenses están rehusando dar a los terroristas el poder. (Aplauso.) Nuestra gente ha reaccionado con valentía y compasión, calma y raciocinio, resolución y determinación feroz. Hemos rehusado vivir en estado de pánico o en estado de negación. Hay una diferencia entre estar alerta y estar amedrentado y esta gran nación nunca será amedrentada. (Aplauso.)
La gente se está prosiguiendo con sus vidas diarias, trabajando y comprando y jugando, rindiendo culto en las iglesias y sinagogas y mezquitas, yendo al cine y a juegos de béisbol. (Risas y aplauso.) La vida en los Estados Unidos sigue adelante y como sabía la niña del cuarto grado que me escribió, este es el máximo repudio del terrorismo. (Aplauso.)
Y algo aún más profundo está pasando por todo el país. La enormidad de esta tragedia ha hecho que muchos estadounidenses se concentren en las cosas que no han cambiado las cosas que son más importantes en la vida: nuestra fe, nuestro amor por familiares y amigos, nuestra dedicación a nuestro país y a nuestras libertades y a nuestros principios.
En mi discurso inaugural, les pedí a los ciudadanos que prestaran servicios a la nación, comenzando con sus vecinos. Para este otoño, había planeado una nueva iniciativa llamada Comunidades de Carácter, concebida para desencadenar un renacimiento de ciudadanía y carácter y servicio. Los eventos del 11 de septiembre han hecho que esa iniciativa suceda por sí sola, en maneras que nunca nos habríamos imaginado.
Las banderas ondean por todas partes en las casas, en las vitrinas de tiendas, en los carros y las solapas. Las donaciones monetarias a las familias de las víctimas han llegado a más de mil millones de dólares. Un sinnúmero de estadounidenses ha donado sangre después de los ataques. Los neoyorquinos han abierto sus casas a los vecinos evacuados. Estamos esperando pacientemente en las largas líneas de seguridad. Los niños por todos los Estados Unidos han organizado ventas de limonada y galletas a favor de los niños de Afganistán.
Y podemos hacer más. Desde el 11 de septiembre, muchos estadounidenses, particularmente los jóvenes estadounidenses, están reconsiderando sus decisiones vocacionales. Los están atrayendo las carreras de servicio, tales como policía o bombero, los empleados de situaciones de salud de emergencia, maestros, asesores, o en las fuerzas armadas. Y esto es bueno para los Estados Unidos. (Aplauso.)
Muchos se preguntarán, ¿qué puedo hacer para ayudar en nuestra lucha? La respuesta es simple. Todos nosotros podemos convertirnos en voluntarios del 11 de septiembre al comprometernos al servicio en nuestras propias comunidades. Así, pueden servir a su patria al enseñar o aconsejar a un niño, consolar a los afligidos, hospedar a aquellos en necesidad de un refugio y un hogar. Pueden participar en Neighborhood Watch o Crime Stoppers. Pueden ofrecerse como voluntarios en un hospital, servicio de ambulancia, bomberos, o unidad de rescate. Pueden apoyar a nuestras tropas en el campo de acción y, de la misma importancia, apoyar a sus familias en casa, al participar activamente en las asociaciones a favor de los soldados o en grupos o comunidades cercanas a nuestras instalaciones militares.
También exhortaremos al servicio a la patria al crear oportunidades nuevas dentro de los programas de AmeriCorps y Senior Corps a favor de los esfuerzos de seguridad pública y salud pública. Pediremos a los funcionarios estatales y locales que creen un nuevo servicio de defensa civil similar a los departamentos de bomberos voluntarios para responder a situaciones locales de emergencia cuando el personal esté demasiado ocupado. Siempre encontraremos maneras de entrenar movilizar más voluntarios para ayudar cuando surjan situaciones de emergencia de rescate o salud.
Los estadounidenses tienen mucho que ofrecer, por lo que he creado un grupo de trabajo para desarrollar maneras adicionales en las que la gente puede involucrarse directamente en esta guerra, al hacer nuestros hogares y vecindarios y escuelas y centros de trabajo más seguros. Y hago un llamado a todos los estadounidenses para que presten servicios al mejorar nuestras comunidades y, por lo tanto, desafiar y vencer a los terroristas.
Nuestro gran reto nacional es acorralar a los terroristas e intensificar nuestra protección contra ataques futuros. Nuestra gran oportunidad nacional es preservar para siempre el bien que ha resultado. Por medio de esta tragedia, estamos renovando y reivindicando nuestros sólidos valores estadounidenses. (Aplauso.)
Tanto Laura como yo nos emocionamos con un artículo reciente en el periódico que citaba a una niñita de cuatro años que hizo una pregunta reveladora e inocente. Al cuestionarse cómo es que los terroristas pueden odiar a toda una nación de gente que ni siquiera conocen, preguntó, "¿Por qué no les decimos todos nuestros nombres no más?" (Risas.) Bueno, no podemos darles todos nuestros nombres pero juntos podemos mostrarles nuestros valores. (Aplauso.)
Demasiados tienen una idea equivocada sobre los estadounidenses como consumidores superficiales y materialistas quienes se preocupan sólo sobre hacerse ricos o abrirse camino. Pero este no es el Estados Unidos que yo conozco. Nuestra nación es maravillosa, llena de gente bondadosa y cariñosa; gente de fe que desea la libertad y las oportunidades para la gente en todas partes. Una manera de vencer el terrorismo es mostrar al mundo los verdaderos valores de los Estados Unidos por medio de millones de actos de responsabilidad y decencia y servicio que cobran fuerza. (Aplauso.)
Estoy alentando a los niños a que escriban cartas de amistad a los niños musulmanes en distintos países. Nuestros estudiantes universitarios y aquellos que viajan al extranjero por negocios o vacaciones pueden todos ser embajadores de los valores estadounidenses. Nuestra historia es grandiosa y debemos contarla por medio de nuestras palabras y por medios de nuestras obras.
Vine a Atlanta hoy para hablar sobre una cuestión de suma importancia: ¿Cómo debemos vivir en vista de lo que ha pasado? Todos tenemos nuevas responsabilidades. Nuestro gobierno tiene la responsabilidad de acorralar a nuestros enemigos y lo haremos. Nuestro gobierno tiene la responsabilidad de poner de lado el partidismo innecesario y enfrentarse a nuevos retos dar mayor seguridad a nuestro pueblo, y ayudar a aquellos que han perdido sus trabajos y sustento en los ataques que arrebataron tantas vidas. Ofrecí algunas propuestas para estimular el crecimiento económico, las cuales crearán nuevos puestos, y harán que Estados Unidos dependa menos del petróleo extranjero. (Aplauso.) Y pido al Congreso que se esfuerce mucho y haga ley un plan de estímulo para ayudar al pueblo estadounidense. (Aplauso.)
Nuestros ciudadanos tienen nuevas responsabilidades. Debemos estar alerta. Obviamente, debemos inspeccionar nuestro correo, y permanecer informados sobre asuntos de salud pública. No caeremos en temores exagerados o rumores pasajeros. Dependeremos del buen juicio y el sentido común. Nos encargaremos de aquellos que han perdido a seres queridos, y reconfortaremos a aquellos que a veces se sientan asustados.
No juzgaremos a nuestros hermanos estadounidenses por su apariencia, origen étnico o credo religioso. (Aplauso.) Defenderemos los valores de nuestro país, y nos aferraremos a ellos. Perseveraremos en esta lucha, sin importar cuánto tome prevalecer. (Aplauso.)
Por encima de todo, viviremos en un espíritu de valentía y optimismo. Nuestra nación se originó en ese espíritu, cuando los inmigrantes que anhelaban la libertad valientemente arriesgaron sus vidas en búsqueda de oportunidades. El espíritu de optimismo y coraje aún llama a gente por todo el mundo que quiere venir acá. Y ese espíritu de optimismo y coraje debe guiar a aquellos que son lo suficientemente afortunados como para vivir acá.
El coraje y el optimismo llevó a los pasajeros del Vuelo 93 a abalanzarse sobre los asesinos para salvar vidas sobre el terreno. (Aplauso.) Encabezados por un joven cuyas últimas palabras fueron el Padre Nuestro y "Vamos adelante". (Aplauso.) No sabía que se había apuntado para ser héroe cuando abordó el avión ese día. Algunos de nuestros momentos más grandiosos han sido actos de valor para los cuales nadie se podría haber preparado jamás.
Siempre recordaremos las palabras de ese valiente joven, que expresan el espíritu de un gran país. Nunca nos olvidaremos todo lo que hemos perdido, y por lo que estamos luchando. Nuestra es la causa de la libertad. Hemos vencido a los enemigos de la libertad anteriormente, y los venceremos nuevamente. (Aplauso.)
No podemos conocer todos los giros que dará esta batalla. Pero sabemos que nuestra causa es justa y nuestra victoria final está garantizada. Enfrentaremos, sin duda, nuevos desafíos. Pero tenemos nuestras órdenes de ponernos en marcha: conciudadanos, vamos adelante.
END 8:33 P.M. EST
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