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Oficina del Secretario de Prensa
12 de diciembre de 2008

Declaraciones del Presidente en el Discurso de Graduación Texas A&M University
Texas A&M University
College Station, Texas

10:36 A.M. CST

   EL PRESIDENTE: Gracias a todos. ¡Hola!

   PÚBLICO: ¡Hola!

   EL PRESIDENTE: Es un gusto regresar a Aggieland. (Aplausos.) Y siempre es un honor ser presentado por un Presidente de Estados Unidos, sobre todo cuando se trata de tu papá. ¿Y qué les parece mi mamá? Mamá, hace tiempo que quiero decir esto en público: Gracias, gracias por las canas. (Risas.)

President George W. Bush addresses the graduates Friday, Dec. 12, 2008, during commencement exercises at Texas A&M University in College Station, Texas. White House photo by Eric Draper   Felicito a los graduandos de la promoción 2008 de los Fighting Texas Aggies  (aplausos)… la promoción 2007… (aplausos)… la promoción 2006… Mejor me detengo. (Risas.) Digamos simplemente que espero que no quede nadie de cuando hablé en la graduación de 1998. (Risas.) Si es así, espero que esté saliendo de aquí con un doctorado. (Risas.)

   Estoy agradecido con los docentes y el personal de Texas A&M por su dedicación al aprendizaje y su ejemplo de estudio. Le agradezco a su excelente presidenta, la Dra. Elsa Murano. Y es un gusto para mí estar con… así es. (Aplausos.) Y fue un gusto para mí viajar hoy desde Washington con tres grandes Aggies que representan a Texas en el Congreso de Estados Unidos: los congresistas Chet Edwards, Joe Barton, y Jeb Hensarling. (Aplausos.) 

   Me complace ver que tantos de sus familiares y seres queridos estén hoy aquí. Mientras ustedes sangraban granate, ellos sangraron mucho verde. (Risas.) Así que, por favor, agradezcamos juntos a todos los que hicieron posible con su respaldo que llegara este día lleno de orgullo para ustedes. (Aplausos.)

   Hay una persona que desearía poder estar hoy aquí… su ex rector y el secretario de Defensa de Estados Unidos, Bob Gates. (Aplausos.) ¿Saben? Tiene una buena excusa para estar ausente. No es que está allá en el Dixie Chicken. (Risas.) Está viajando al Oriente Medio, hablando con nuestros generales y mostrando su respaldo a los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. (Aplausos.)

   Cuando le pedí a Bob que fuera secretario de Defensa, fue obvio cuánto quería a Texas A&M. Al fin y al cabo, se rehusó a ir a Washington sino hasta después de participar en la ceremonia de graduación de invierno. Y me impresionó incluso más cuando insistió en pararse durante las reuniones de gabinete… (risas)… diciendo que era el "hombre con el número 12*”. (Risas.) Un día, lo explicó todo. Dijo: "Señor Presidente, soy un red ass**”. (Aplausos.)

With former President George H.W. Bush and Mrs. Barbara Bush looking on, President George W. Bush gives the thumbs-up to the audience as he stands onstage Friday, Dec. 12, 2008, in Reed Arena where he delivered the commencement address at Texas A& M University in College Station, Texas. White House photo by Eric Draper   Diré esto con respecto a A&M: tienen tradiciones excelentes. (Aplausos.) En mis tiempos, creo que hubiera disfrutado “remojando mi sortija***”. (Aplausos.) Me hubiera encantado llevar a Laura al "grito de medianoche****". (Aplausos.) Me gustan en particular las tradiciones en torno a Reveille*****. Cada vez que ladra durante una lección, se termina la sesión. (Aplausos.) Me hubiera gustado tenerla para algunas conferencias de prensa. (Risas y aplausos.)

   Este campus es el hogar de rituales solemnes que demuestran la fuerza de sus vínculos. Al tocar Silver Taps en honor de sus compañeros de clase caídos, en la reunión (Muster) de estudiantes y ex alumnos al pasar lista, y al ponerse sus sortijas intemporales afirman algo muy cierto: Quien alguna vez fue Aggie, siempre será Aggie. (Aplausos.)

   Tradiciones como éstas siempre serán parte central de la experiencia en A&M. Y también lo es la excelencia académica, y todos ustedes se beneficiarán de sus rigurosos cursos de estudio. Me imagino también que algunos de ustedes también descubrirán que algunas de las cosas más importantes que aprendieron tuvieron lugar fuera del aula, en las amistades que formaron, la perspectiva que adquirieron y las cosas que descubrieron sobre sí mismos. Cuando dejen este campus, estarán bien preparados para todo lo que se propongan. Para aquellos de ustedes a quienes los espera un empleo, yo… felicitaciones. Para aquellos que no están muy seguros de qué les depara el futuro… sé cómo se sienten. (Risas y aplausos.)

   Al concluir nuestros días en la Casa Blanca, vamos a pasar por varios “últimos”. Perdoné mi último pavo del Día de Acción de Gracias. Laura decoró la Casa Blanca para su última Navidad allá. Y Barney mordió a su último reportero. (Risas.) O por lo menos eso es lo que esperamos. (Risas.)

   Éste también es mi último discurso de graduación como Presidente. (Aplausos.) Y es apropiado que tenga lugar aquí en Texas, donde he recibido tantas bendiciones con el paso de los años. Fui criado aquí por padres maravillosos, rodeado de hermanos cuyo cariño todavía me sostiene. Y fue en Texas que fui a una parrillada de jardín y conocí a una bella maestra llamada Laura Welch. Texas es donde nacieron nuestras hijas y donde viven nuestros amigos de toda la vida. Y el mes entrante, cuando concluya nuestro periodo en Washington, será a Texas donde regresaremos. (Aplausos.)

President George W. Bush enjoys the moment with his mom, Mrs. Barbara Bush, and dad, former President George H.W. Bush, as they sit on stage at Reed Arena on the campus of Texas A&M University where the President addressed the 3,700 graduates of the school's Winter Class of 2008.  White House photo by Eric Draper   Últimamente me hacen muchas preguntas sobre mi periodo como Presidente. Algunos días han sido felices, otros no tan felices… cada día lleno de gozo… ha sido un enorme privilegio. He recorrido nuestro país y he ido a 74 países en todo el mundo. He dormido en el Palacio de Buckingham; he sido agasajado en el desierto de Abu Dhabi; he visto la puesta de sol en Jerusalén. Me he dirigido a mítines de campaña en estadios repletos y a cientos de miles [de personas] en la Plaza de la Revolución en Rumania. He llevado el Marine One a las principales ciudades de Estados Unidos y visitado muchos de nuestros pueblos más pequeños. Durante todo eso, nada me ha inspirado más que la fibra moral del pueblo estadounidense… los actos de valentía y servicio que son la base de nuestra sociedad libre y hacen que ésta sea la mejor nación de la Tierra. (Aplausos.)

   La valentía y el servicio son muy apreciados aquí en A&M y son valores que espero los guíen en el futuro. Por lo tanto, esta mañana se me ocurrió compartir unos cuantos de los ejemplos más impresionantes de valentía y servicio de los que he sido testigo durante los últimos ocho años.

   Ningún acto de valentía o servicio es más impresionante que ofrecerse de voluntario en las fuerzas armadas de Estados Unidos. Hace ocho años, un valiente joven de 17 años llamado Christian Bagge tomó una noble decisión cuando se ofreció para la Guardia Nacional de Oregon. En el 2005, la unidad de Christian estaba patrullando en Iraq cuando su Humvee pisó una bomba al borde del camino. Perdió ambas piernas y pensó que perdería la vida. Pero con determinación y excelente atención médica, este buen hombre sobrevivió.

   Lo conocí en el Centro Médico Brooke del Ejército en San Antonio, Texas. Me dijo que solía ser corredor y que planeaba volver a correr. Me impresionó su valentía, pero era difícil imaginarse que un hombre con lesiones tan severas pudiera volver a correr. Le dije en forma casual, ¿Sabe? Cuando esté listo para correr, llámeme, y será un gusto para mí correr con usted… y seguí adelante. 

President George W. Bush waves as he leaves the stage following his commencement address at Texas A&M University's winter convocation Friday, Dec. 12, 2008, in College Station, Texas. White House photo by Eric Draper   Bueno, un día, entró una llamada a la Oficina Oval. Era Christian. Dijo, "Estoy listo para aceptar su oferta, señor Presidente". Apenas cinco meses después de haberlo visto en el hospital, se presentó en la Casa Blanca con piernas hechas de fibra de carbono… y un espíritu más fuerte que el acero. Juntos, corrimos alrededor del Jardín Sur. Admito que dejó a su Comandante en Jefe mordiendo el polvo. (Risas.) Y me dejó con un gran sentido de admiración por su inquebrantable determinación, su optimismo y su ejemplo, que es fuente de inspiración para todo estadounidense. (Aplausos.)

   La gente como Christian muestra la verdadera fuerza de nuestros militares… como también la de las familias que los apoyan. El año pasado en Reno, Nevada, conocí a un cirujano ortopédico llamado Bill Krissoff. Su hijo Nathan, un infante de Marina, había perdido la vida en Iraq. El Dr. Krissoff me dijo que quería afiliarse al Cuerpo Médico de la Marina en honor a Nathan. Miré a este hombre admirable, y le pregunté: "¿Cuántos años tiene?" Dijo que tenía 60 años. Necesitaba una dispensa especial para cumplir con los requisitos de la Marina. Yo estaba pensando, tengo 61 años, por lo que no me pareció tan viejo. (Risas.) Le pregunté a su esposa qué le parecía el asunto, y ella dijo que apoyaba su decisión. Por lo tanto, regresé a Washington… y sorprendentemente, la dispensa se otorgó unos días más tarde.

   Desde entonces, el Dr. Krissoff ha recibido extensa capacitación en medicina para el campo de batalla. Y pronto será enviado a Iraq, donde ayudará a salvar a los heridos, mantendrá vivo el legado de su hijo caído y será fuente de inspiración para Estados Unidos de Norteamérica. (Aplausos.)

President George W. Bush smiles with his parents, former President George H.W. Bush, left, and former first lady Barbara Bush following his commencement address at Texas A&M University's winter convocation Friday, Dec. 12, 2008, in College Station, Texas. White House photo by Eric Draper   El suboficial Greg Guillory también está en la Marina. Pero ése no es el único servicio que brinda. Greg perdió a su madre en un accidente de auto cuando era niño, y su madrastra padecía de una fuerte adicción a las drogas. Greg se ganó una beca de cuatro años para jugar fútbol americano en la universidad… jugó en la secundaria aquí en el estado de Texas. Pero no aceptó esa beca para poder quedarse en casa a fin de ayudar a su familia a resolver sus problemas. Finalmente, decidió incorporarse a la Marina, donde encontró un ambiente bueno y apoyo.

   Mientras estuvo asignado a San Diego, Greg conoció a Shonda, su esposa, quien también tuvo una infancia dura. Juntos, decidieron ayudar a niños atrapados en circunstancias difíciles, y tomaron la decisión desinteresada y compasiva de ser padres tutelares. Pasaron un año cuidando a un adolescente de 17 años que había sufrido abusos. Luego acogieron a un adolescente de 14 años que había sido víctima de golpizas, luego a una bebé que nació con drogas en el sistema y luego a uno de 3 años cuya madre estaba en la cárcel. Hoy en día cuidan a dos niños, hermano y hermana, además de la bebé que Shonda tuvo el mes pasado.

   Y durante todo ese tiempo, Greg ha estado desempeñando sus deberes militares. Está asignado a Camp David, Maryland… y este hombre generoso que ha dado tanto a otros se siente agradecido. Durante una declaración conmovedora en la capilla de Camp David que tuve la suerte de presenciar el pasado Día de Acción de Gracias, dijo: "Le agradezco a Dios que continúe bendiciéndome para que pueda ser una bendición para niños necesitados”.

   Estados Unidos tiene la dicha de contar con ciudadanos como Greg y Shonda, con un corazón suficientemente grande como para compartir lo mejor que se puede dar: el regalo del amor. (Aplausos.)

   Kendrick Kennedy también compartió ese regalo después de que el huracán Katrina asolara su ciudad, Biloxi, Mississippi. A pesar de que su casa sufrió daños, Kendrick puso a otros antes que a sí mismo y ayudó a familiares a encontrar albergue y recogió escombros de los jardines de los vecinos. Hay otro aspecto de la historia: Kendrick es ciego. Pocos años antes de la tormenta, perdió la vista… y su trabajo. Pero se rehusó a permitir que eso lo paralizara. Se matriculó en el Mississippi Gulf Coast Community College. Lo conocí allí cuando pronuncié un discurso en su ceremonia de graduación. Prosiguió con sus estudios en la Universidad de Southern Mississippi, donde fue el primer estudiante ciego en graduarse summa cum laude. Ahora estudia derecho en Ole Miss. Y este buen hombre se ha fijado un alto objetivo: ponerse al servicio del país como juez de la Corte Suprema. (Aplausos.)

   Otros estadounidenses muestran valentía encontrando una fortaleza oculta para superar sus debilidades. Hace cuatro años, conocí a Letitia Chávez-Paulette. Había sido drogadicta; estuvo en la cárcel por sus errores. Mientras estuvo en prisión, participó en un programa religioso llamado Celebrate Recovery, para cambiar de curso en la vida. Cuando salió, Letitia estaba decidida a apoyar a otras mujeres que se reincorporaban a la sociedad. Por lo tanto, creó un hogar de transición llamado "A Peaceful Habitation", nombre tomado del libro de Isaías. Letitia dijo lo siguiente: "La gracia de Dios me ha permitido continuar. Su amor ha permitido que siga teniendo fortaleza. Y mi fe es un don que está ayudándome a ayudar a otros”.

   En estas historias, vemos la valentía y el servicio que define lo mejor de Estados Unidos. Y el mismo espíritu define a Texas A&M desde hace mucho tiempo. Es el espíritu del general Earl Rudder, que ayudó a dirigir la invasión del Día D y sirvió durante más de una década como rector de A&M. Es el espíritu del Cuerpo de Cadetes, que incluye a casi 1,800 Aggies. Es el espíritu de su programa ROTC (Reserve Officers’ Training Corps o Cuerpo de Entrenamiento para Oficiales de Reserva), que rutinariamente tiene más nombramientos de oficiales que ninguna otra institución excepto las academias militares. Es el espíritu de los 21 Aggies que han dado la vida para preservar la seguridad de Estados Unidos desde el 11 de septiembre de 2001, un sacrificio al que se rendirá homenaje para siempre en su monumento conmemorativo, "Freedom from Terrorism".

   Ese mismo espíritu es visible en este recinto de muchas maneras, más allá de los militares. En A&M tiene lugar "The Big Event", el mayor proyecto de servicio comunitario del país dirigido por estudiantes. Después de que el huracán Ike asoló la costa de Texas, ustedes les dieron la bienvenida a más de 1,600 "Sea Aggies" del campus de Galveston de A&M a College Station. Y en innumerables actos de voluntariado y caridad, han hecho que Texas A&M sea sinónimo de servicio.

   En su último día como estudiantes de A&M, apelo a ustedes para que continúen ese espíritu mucho después de que se vayan del campus. Hay muchas necesidades por satisfacer, y por lo tanto, muchas maneras en las que pueden ayudar: desde asesorar a un niño hasta ser maestro, desde ofrecerse como voluntarios para alimentar a los hambrientos o sanar a los enfermos en el extranjero. Si oyen el llamado al servicio en las fuerzas armadas o el gobierno, respondan a él. Si se incorporan al sector privado, enorgullézcanse de contribuir a nuestra prosperidad… y hagan aportes a sus comunidades. Dondequiera que los lleve la vida, sigan un camino de servicio, y se sentirán sumamente realizados.

   Ahora que inician esta travesía, permítanme darles unos cuantos consejos finales. En primer lugar, escuchen a su madre. (Risas y aplausos.) Como pueden ver, mi mamá ha salido del hospital y todo ha vuelto a la normalidad. Al fin y al cabo, aún me está diciendo qué hacer. (Risas.)

   En segundo lugar, escojan un conjunto de principios para que rijan su vida, convicciones e ideales que guíen su camino. En muchas ocasiones, la gente les dirá que otro curso es más aceptado o popular. Recuerden que la popularidad es tan fugaz como el viento de Texas. La fibra moral y la conciencia son tan sólidos como los robles de este campus. Si van a casa de noche, se miran en el espejo y están satisfechos de haber hecho lo correcto, pasarán la única prueba que vale la pena. (Aplausos.) 

   Y finalmente, estén alerta a modelos a seguir, personas cuya conducta admiran y cuyos pasos pueden seguir. Con todo eso en mente, tengo un último ejemplo de valentía y servicio. Es la historia de un joven que dejó atrás la comodidad para responder al llamado de su país, pasó a ser el piloto más joven de la Marina y casi pierde la vida en la Segunda Guerra Mundial. Cuando regresó a casa, dedicó su carrera al servicio público y probó que el éxito en la política se puede alcanzar con decencia y gallardía. Alcanzó la cúspide en el gobierno, pero define su vida por como cumple otros roles: como padre que amó incondicionalmente, como abuelo dedicado a sus nietos, como el amado esposo de la novia con la que se casó hace toda una vida. Algunos de ustedes parten de A&M con un título que lleva el nombre de este buen hombre: George Bush. He tenido la dicha y el honor de haberlo llevado durante 62 años. (Aplausos.) 

   Deseo darles las gracias. Deseo agradecerles por la oportunidad de compartir este día especial con ustedes. Los felicito. Cuando deje el cargo el mes entrante, partiré seguro del futuro de nuestro país, porque tengo fe en cada uno de ustedes. Partiré inspirado por los muchos actos de valentía y servicio de los que he sido testigo durante estos ocho años. Partiré agradecido por el enorme apoyo y oraciones que nos han dado fortaleza a Laura y a mí. Y partiré listo para venir a casa, donde está la gente que extraño y el lugar que amo: el estado de Texas. (Aplausos.)

   Y, entonces, para concluir, lo siguiente. Sólo hay una forma de decirlo: ¡Gig'em Aggies! (Aplausos.) Felicitaciones y que Dios los bendiga. (Aplausos.)

                     END        10:29 A.M. CST


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