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Oficina del Secretario de Prensa
26 de junio de 2008

Declaraciones del Presidente en la Oficina del Congreso Nacional de Programas Comunitarios y Basados en la Fe
Omni Shoreham Hotel
Washington, D.C.

12:59 P.M. EDT

EL PRESIDENTE: Muchas gracias. Por favor, siéntense. (Aplausos.) ¡Qué maravilla! De ser una madre sola con dos hijos a presentar al Presidente de Estados Unidos. (Aplausos.) Tiene que haber un poder superior. Y me encanta estar con los miembros de los ejércitos de compasión, quienes realmente ayudan a hacer de Estados Unidos un lugar con más esperanza. Todos los días, con amor, ustedes reparan corazones rotos. Con esperanza, reparan vidas destrozadas. Y con innumerables actos de extraordinaria bondad, reparan comunidades fracturadas.

President George W. Bush delivers remarks to the Office of Faith-Based and Community Initiatives National Conference Thursday, June 26, 2008, in Washington, D.C.  White House photo by Chris GreenbergGrupos como los suyos han hecho uso de un poder que ninguna burocracia gubernamental puede igualar. Así que cuando vine a Washington, mi objetivo fue asegurarme de que el gobierno los hiciera socios con todos los derechos en nuestros esfuerzos para servir a los necesitados. Y los resultados han sido inspiradores. Y vinimos para hablar de eso hoy. Es una oportunidad para celebrar sus logros, agradecerles por transformar vidas y encontrar más formas de que puedan extender su labor de compasión en los años venideros.

Quiero agradecerle encarecidamente a Jay Hein y a quienes trabajaron arduamente para realizar este congreso. Por lo que veo, es un éxito. (Aplausos.) Es un honor que hayan venido miembros de mi gobierno, el fiscal general, el juez Michael Mukasey. Señor fiscal general, gracias por venir. El secretario Ed Shafer, del Departamento de Agricultura; el secretario Carlos Gutiérrez, del Departamento de Comercio; el director John Walters, de la Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas. Gracias a todos por darse el tiempo para estar aquí. (Aplausos.)

Embajador Mark Dybul, el coordinador de la campaña de Estados Unidos contra el SIDA en el mundo. Mark, gracias por venir, agradezco su presencia. Voy a hablar del PEPFAR en un minuto. Pero cuando hable del PEPFAR, piensen en su extraordinario liderazgo, como lo hago yo.

Quiero agradecerle al embajador de la República de Ruanda. Señor embajador, me enorgullece su presencia. Y a quienes han venido de todo el país y trabajan en nuestro programa de grupos comunitarios y basados en la fe, quiero agradecerles por su compasión y su decencia.

¿Saben? Cuando postulé a la presidencia, como a muchos otros en nuestro país, me inquietaba ver que muchos de nuestros ciudadanos no cubrían algunas de sus necesidades más urgentes. Demasiados adictos recorrían solos el difícil sendero de la recuperación. Demasiados reos tenían el deseo de reformarse, pero nadie les mostraba cómo hacerlo. En todo el país, los hambrientos, los enfermos, los sufrientes y sin hogar suplicaban que se les ayude… y para demasiados el silencio era la única respuesta.

Y la tragedia era que… mucha gente en Estados Unidos, muchos hombres y mujeres buenos tenían deseos de ayudar, pero no tenían los recursos; tenían las intenciones pero no los recursos. Y porque muchos de ellos trabajaban en pequeñas organizaciones benéficas, Washington no los consideraba como socios potenciales para prestar servicios. Y porque muchos de ellos pertenecían a organizaciones religiosas, eso a menudo impedía que recibieran apoyo del gobierno federal.

President George W. Bush listens as Edith Espinoza, Administrative Assistant, Chicano Federation, introduces him at the Office of Faith-Based and Community Initiatives National Conference Thursday, June 26, 2008, in Washington, D.C. The President opens his remarks, "How beautiful was that? From being a homeless mother of two to introducing the President of the United States. There has to be a higher power. I love being with members of the armies of compassion, foot soldiers in helping make America a more hopeful place. Every day you mend broken hearts with love. You mend broken lives with hope. And you mend broken communities with countless acts of extraordinary kindness."  White House photo by Chris GreenbergAsí que me propuse cambiar eso, al menos desde la perspectiva federal, con una estrategia llamada “conservatismo compasivo”. Esta estrategia era compasiva porque se basaba en una verdad perdurable: que uno debe amar a su prójimo como a sí mismo. (Aplausos.) Y era conservadora, porque reconocíamos los límites del gobierno: la burocracia puede poner dinero en manos de la gente, pero no puede impartir esperanza en una persona. (Aplausos.)

Impartir esperanza en la gente es la misión de los grupos comunitarios y basados en la fe de nuestro país. Y hoy vamos a difundir algunos de los resultados del trabajo colectivo de estadounidenses compasivos. Para mí no importa si hay una luna creciente en la pared de su grupo, un rabino en su junta directiva o Cristo en su denominación. Si su organización lleva medicinas a la gente, si alimenta a la gente, si le da un techo, entonces tienen éxito. (Aplausos.) Y por el bien de nuestro país, el gobierno debe respaldar su trabajo. (Aplausos.)

Estaba releyendo mi primer discurso importante sobre política como candidato a la presidencia. Pareciera que fue hace mucho tiempo… (risas)… 22 de julio de 1999. Esto fue lo que dije. Dije: “Cada vez que mi gobierno vea la responsabilidad de ayudar a la gente, primero nos acercaremos a organizaciones basadas en la fe, organizaciones benéficas y grupos comunitarios que han demostrado su capacidad para salvar y cambiar vidas. Atacaremos la necesidad con determinación y promoveremos que la gente actúe con compasión”.

Como Presidente, mi primer decreto ejecutivo fue establecer la Oficina de la Casa Blanca para Programas Comunitarios y Basados en la Fe (Office of Faith-Based and Community Initiatives at the White House). (Aplausos.) Y el siguiente llevó a la creación de sucursales de dicha oficina en 11 agencias federales. Estas oficinas tenían una nueva misión: reducir las barreras legales e institucionales que impedían que los grupos religiosos y el gobierno fueran socios… para asegurarnos de que los ejércitos de compasión desempeñen un papel central en nuestra campaña para hacer que Estados Unidos tenga más oportunidades y más justicia.

President George W. Bush gives a kiss on the cheek to Edith Espinoza, Administrative Assistant, Chicano Federation, after introducing him at the Office of Faith-Based and Community Initiatives National Conference Thursday, June 26, 2008, in Washington, D.C. The President opens his remarks, "How beautiful was that? From being a homeless mother of two to introducing the President of the United States. There has to be a higher power. I love being with members of the armies of compassion, foot soldiers in helping make America a more hopeful place. Every day you mend broken hearts with love. You mend broken lives with hope. And you mend broken communities with countless acts of extraordinary kindness."  White House photo by Chris GreenbergLlevamos a cabo esta misión de dos maneras: Primero, hemos ayudado a crear condiciones equitativas para los grupos religiosos y otras entidades benéficas, especialmente organizaciones pequeñas que han tenido dificultades para competir por fondos en el pasado. Hemos educado a los grupos religiosos sobre sus derechos civiles. Hemos hecho que el proceso para solicitar subvenciones federales sea más accesible y transparente. Hemos capacitado a miles de empleados federales para asegurar que estos grupos no tengan que renunciar a su naturaleza religiosa para recibir dinero de los contribuyentes. (Aplausos.)

Con estos pasos, seguimos un principio arraigado en nuestra Constitución y en las mejores tradiciones de nuestra nación: El gobierno nunca debe financiar la enseñanza de la fe, pero debe apoyar las buenas obras de las personas de fe. (Aplausos.)

En segundo lugar, mi gobierno promovió medidas políticas para generar más apoyo a los grupos comunitarios y basados en la fe. En otras palabras, una cosa es hablar; la otra es actuar. Entonces, trabajamos con el Congreso… y hemos recibido muchísima ayuda en el Congreso. Por cierto, esta idea no fue fácil de tragar para algunos en el Congreso. (Risas.) Sin embargo, sí recibimos mucha ayuda. Modificamos el código tributario para otorgar mayores incentivos a las donaciones benéficas, y creamos lo que se denomina el Fondo para el Capital de Compasión (Compassion Capital Fund), a fin de ayudar a los grupos comunitarios y basados en la fe a operar de forma más eficaz y obtener fondos adicionales del sector privado. Este año, iniciamos lo que se denomina el Desafío Pro Bono (Pro Bono Challenge), una campaña de tres años para alentar a los profesionales de empresas, como contadores y abogados, a compartir su tiempo y pericia con grupos como los suyos.

President George W. Bush delivers remarks to the Office of Faith-Based and Community Initiatives National Conference Thursday, June 26, 2008, in Washington, D.C.  White House photo by Chris GreenbergDe todas estas maneras, el poder ejecutivo ha cumplido su promesa de tratar a las organizaciones comunitarias y basadas en la fe como socios de confianza. Les hemos pedido que mantengan altos estándares e insistido en resultados obvios. Y sus organizaciones han producido dichos resultados. Han cambiado radicalmente la forma en que el gobierno les hace frente a los grandes desafíos que enfrenta nuestra sociedad. Realmente considero que el Programa basado en la Fe (Faith-Based Initiative) es uno de los más importantes de este gobierno. (Aplausos.)

Me gustaría compartir con ustedes algunos de sus logros. Los grupos comunitarios y basados en la fe han cambiado radicalmente la forma en que nuestro gobierno alberga a la gente sin hogar. Juntos, hemos trabajado para reducir el número de estadounidenses que todas las noches duermen vulnerables y expuestos, con dudas sobre dónde dormirán el día siguiente. Por ejemplo, el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano se ha asociado con grupos comunitarios y basados en la fe para encontrarles a los estadounidenses sin hogar lugares seguros donde quedarse. Y según los datos más recientes, este programa ha ayudado a reducir el número de gente sin techo con enfermedades [sic] crónicas en casi 12 por ciento… lo que ha permitido que más de 20,000 estadounidenses dejen las calles. (Aplausos.)

Grupos comunitarios y basados en la fe han cambiado radicalmente la forma en que ayudamos a los estadounidenses a romper con las cadenas de la adicción. Por medio de nuestro programa de Acceso a la Recuperación (Access to Recovery), proporcionamos a los adictos vales que pueden utilizar en el centro de tratamiento de su elección. Hasta ahora Access to Recovery ha ayudado a aproximadamente 200,000 adictos a encauzarse hacia una vida sin adicciones. (Aplausos.) Y muchos se han visto inspirados a acudir a una autoridad superior para ayudarlos a romper las cadenas de la adicción. (Aplausos.)

Una de las personas que ha cambiado el rumbo de su vida por medio de este programa es Ramie Siler. Aún no conocen a Ramie, pero están a punto de conocerla. Ramie alguna vez se perdió en las drogas y la depresión. Incluso cuando trató de dejar las drogas para ir a la graduación de secundaria de su hija, Ramie no pudo librarse de la adicción. Y luego encontró un grupo basado en la fe, un grupo de ciudadanos decentes que les tienden la mano a personas como Ramie. Se llamaba La Puerta de al Lado (The Next Door). En The Next Door, Ramie encontró a personas que la respaldaron durante los momentos difíciles de la recuperación. Le dieron a Ramie una segunda oportunidad para convertirse en una ciudadana productiva y una buena madre. Hoy en día, se ha reunificado con su hija, Dawn. Ayuda a otras mujeres como administradora de casos de Next Door. Y me gustaría decirles lo que dijo. Usó las palabras de San Pablo: "Pasó lo viejo, todo es nuevo”. (Aplausos.)

Ramie está hoy con nosotros, con una estudiante de segundo año de Vanderbilt: su hija, Dawn. Ramie, ¿dónde está? (Aplausos.) Allá está. (Aplausos.)

Entonces, aplauden a Ramie… pero también están aplaudiendo a las almas compasivas de The Next Door. (Aplausos.) Las comunidades basadas en la fe… nuestra comunidad religiosa están realizando una magnífica labor de salvar vidas.

Los grupos comunitarios y basados en la fe han cambiado radicalmente la forma en que nuestro gobierno ayuda a los hijos de presos. Es difícil imaginarse lo que siente un niño que debe cruzar las rejas de una prisión solamente para recibir un abrazo de mamá o papá. El gobierno no puede abrazar a estos niños… pero puede apoyar a consejeros interesados que lo hacen. Por medio de nuestro programa de Asesoría a Hijos de Presos (Mentoring Children of Prisoners), nos hemos unido a grupos comunitarios y basados en la fe para poner a casi 90,000 hijos de presos en contacto con adultos que les ofrecen amor y asesoría y un ejemplo positivo.

Grupos comunitarios y basados en la fe han cambiado radicalmente la forma en que nuestro gobierno les da una segunda oportunidad a presos en todo Estados Unidos. En el pasado, el gobierno frecuentemente ignoraba a grupos como los suyos en sus esfuerzos por ayudar a ex convictos a convertirse en ciudadanos productivos… es decir, simplemente no les cruzaba por la mente que grupos comunitarios y basados en la fe en efecto podían ayudar a cambiar vidas. Sin embargo, por medio del Programa de Reincorporación de Convictos (Prisoner Re-Entry Initiative) que creamos en el 2004, hemos reclutado a grupos comunitarios y basados en la fe para asesorar a miles de ex convictos y ayudarlos a encontrar empleo. Lo que en realidad hicimos fue ayudarlos a encontrar amor.

Y la labor ha tenido un gran impacto. En todo el país, se vuelve a arrestar a 44 por ciento de los presos al cabo de un año de su excarcelación. Sin embargo, entre los presos que han sido ayudados por personas como ustedes en esta sala, la cifra es tres veces más baja: apenas 15 por ciento. (Aplausos.)

Los grupos comunitarios y basados en la fe han ayudado muchísimo en Estados Unidos, y han ayudado a cambiar radicalmente la forma en que nuestro gobierno alivia el sufrimiento y las enfermedades en todo el mundo. A continuación describiré algunos de nuestros programas. Pero a menudo me preguntan, ¿por qué? ¿Por qué nos interesa lo que sucede fuera de Estados Unidos? Considero que a quienes mucho se da, mucho se exige. (Aplausos.) Y pienso que tenemos abundante capacidad para ayudar a gente dentro y fuera del país. (Aplausos.) Y pienso que Estados Unidos tiene el interés moral de ayudar cuando se trata de vencer la malaria, por ejemplo.

La malaria es una enfermedad que mata a un niño africano cada 30 segundos. Y podemos hacer algo al respecto. En el 2005, el gobierno de Estados Unidos inició un programa de cinco años y $1,200 millones para reducir a la mitad el número de muertes relacionadas con la malaria en 15 países de África. Con el firme respaldo de grupos como los suyos, nuestro Programa contra la Malaria (Malaria Initiative) está produciendo resultados, resultados tangibles. En poco más de dos años, ha llegado a más de 25 millones de personas.

En la isla de Zanzíbar, afiliada a Tanzania, la tasa de infección ha pasado de 20 por ciento de los recién nacidos a menos de 1 por ciento de los recién nacidos en 16 meses. (Aplausos.)

Las organizaciones de las que estoy hablando hoy son vitales para el Plan de Emergencia para la Mitigación del SIDA (Emergency Plan for AIDS Relief), conocido como PEPFAR. Tenemos que darle iniciales a todo en Washington. (Risas.) Iniciamos este programa en el 2003… Éste es un programa que el embajador Dybul dirige muy eficientemente. Iniciamos este programa en el 2003… Cuando lo iniciamos había aproximadamente 50,000 personas en África subsahariana que estaban recibiendo tratamiento antirretroviral para el VIH/SIDA. Como resultado de una campaña concertada, me complace anunciar que hoy respaldamos el tratamiento de casi 1.7 millones de personas. Pónganse a pensar. (Aplausos.)

Y uno de los aspectos bellos de este programa es que estamos salvando bebés. Hasta la fecha, el PEPFAR ha permitido que casi 200,000 bebés africanos nazcan sin el VIH. (Aplausos.)

Estas nuevas cifras indican que el programa es un gran éxito. Y no habría sido… no habría tenido este éxito, ni remotamente, sin los socios que desempeñan la labor… sin la comunidad religiosa que está en el frente salvando vidas, no sólo aquí dentro del país, sino en lugares como África.

¿Saben? Es maravilloso observar esta experiencia; la gente nos informa a Mark y a mí sobre lo que se denomina el "efecto Lázaro"… por el cual comunidades que se daban por perdidas ahora han recobrado la vida y la esperanza. (Aplausos.)

Viajé a… ¿Saben? Hicimos un viaje fabuloso a África; fuimos Laura y yo. Las demostraciones de cariño hacia los ciudadanos estadounidenses son muy grandes. Es decir, es un honor indescriptible representar a nuestro país y ver que el arduo trabajo de ciudadanos estadounidenses y la generosidad de ciudadanos estadounidenses producen tantas caras sonrientes a lo largo de los caminos.

Cuando estuvimos en Tanzania fuimos a visitar una clínica donde una niña de 9 años que estaba infectada con el VIH había perdido ambos padres debido al SIDA. Y durante el año pasado, los Servicios Católicos de Socorro (Catholic Relief Services) habían estado ayudando a la niña. Y su abuela dijo lo siguiente: “Como musulmana, nunca me imaginé que un grupo católico me ayudaría de esa manera”. Y añadió: "Estoy tan agradecida con el pueblo estadounidense".

El Senado de Estados Unidos debe seguir el ejemplo de la Cámara de Representantes de Estados Unidos y reautorizar este vital programa. (Aplausos.)

Estoy realmente agradecido con todos los presentes y quienes sirven en los ejércitos de la compasión alrededor del país. No fue necesaria una ley del gobierno para que se ofrecieran. Optaron por hacerlo de pura bondad. Hemos avanzado a pasos agigantados hacia el objetivo, y estoy seguro de que continuarán los logros alcanzados en los últimos ocho años.

Estoy seguro porque el movimiento es mayor que la política o cualquier partido político. (Aplausos.) Ésta no es una convención política. Ésta es una convención de compasión. (Aplausos.) Ésta es la convención que "no se interesa en política". (Aplausos.) Nos interesa salvar vidas.

Tomen nota de que 35 gobernadores tienen oficinas basadas en la fe: 19 de ellos demócratas, 16 de ellos republicanos. Setenta alcaldes de ambos partidos tienen programas similares a nivel municipal.

Estoy seguro de que este programa ha creado una poderosa red de base. Hemos capacitado a más de 100,000 empresarios sociales. ¿No es asombroso? En este breve periodo de tiempo… se ha capacitado a 100,000 personas. El año pasado otorgamos más de 19,000 subvenciones por concurso a organizaciones comunitarias y basadas en la fe. ¿Por qué? Porque queremos cambiar para mejor a Estados Unidos. Queremos que la gente tenga la capacidad de realizar su labor de amor y compasión, y llevar dignidad a cada ser humano. Hemos sentado las bases para una campaña que continuará transformando vidas después de que regrese a Texas. (Risas y aplausos.)

Estoy seguro del poder de este programa porque ha hecho uso del espíritu compasivo de Estados Unidos. Durante los últimos siete años, más de nuestros conciudadanos han descubierto que se encuentra la felicidad siguiendo el camino del servicio. Es asombroso lo que sucede cuando amamos a alguien como nos gustaría ser amados; el alma se enriquece. Más ciudadanos están comprendiendo que al ponerse al servicio de los demás, uno se sirve a sí mismo. Este año un número récord de estadounidenses se ha ofrecido para realizar trabajo voluntario; 60 millones de personas hicieron trabajo voluntario en Estados Unidos este año, casi un tercio de ellas en grupos basados en la fe. Es un dato estupendo, ¿verdad? Realmente dice mucho sobre la gran belleza de nuestro país.

Estoy seguro porque sé cuán fácilmente se puede propagar el espíritu de compasión. Hay una historia interesante que deseo compartir con ustedes sobre mujeres de Uganda que ayudaron… que recibieron ayuda del PEPFAR. Éstas eran buenas personas que trabajaban en una mina. Trituraban rocas a mano para hacerlas grava. Y es un trabajo duro, realmente duro. Luego oyeron sobre Katrina, y de alguna manera, lograron reunir $1,000 y se los dieron a la Embajada de Estados Unidos para las víctimas de la tormenta. Y una de las mujeres dijo con orgullo: "Ahora somos donantes”. (Aplausos.)

Pero por encima de todo, estoy seguro porque conozco la magnífica fibra moral de los hombres y mujeres reunidos en esta sala. En sus innumerables y discretos actos de bondad, cumplen los más altos ideales de nuestra nación. Éstos son los ideales que hacen que Estados Unidos siga siendo un faro de esperanza, la gran luz de la libertad.

Hace unos años, conocí a un joven llamado Elijah Anyieth. Cuando Elijah era pequeño, su aldea fue bombardeada durante la guerra civil de Sudán. Perdió ambos padres y pasó años deambulando de un campamento de refugiados a otro. A fin de cuentas, se asentó en Virginia… gracias a una alianza entre un grupo basado en la fe y el Departamento de Estado. Cuando Elijah llegó, un grupo de beneficencia católico le encontró un lugar que pudiera considerar su hogar. Vino a un país extranjero tras deambular de un campamento de refugiados a otro y encontró un poco de amor.

Se matriculó en la secundaria. Apenas el mes pasado, se graduó de la universidad. Obtuvo el trabajo de sus sueños: El niño que creció sin electricidad ni agua corriente es ahora ingeniero mecánico. (Aplausos.) Elijah, ¿dónde está? Allá está, allá mismo. (Aplausos.) Aplauden a un buen hombre llamado Elijah, pero también a las almas bondadosas que comparten la gran historia de este buen hombre. (Aplausos.)

Sólo en un lugar como Estados Unidos –pónganse a pensar, piensen un segundo en nuestro país– una vida casi apagada por el odio puede ser recobrada gracias al amor y la compasión. (Aplausos.)

Entonces, ha sido un orgullo para mí estar de su lado mientras han obrado estos milagros en todo nuestro país. Probablemente no se den cuenta de que algunos actos de bondad son milagros. Les digo que lo son. Y los pueden encontrar en las expresiones llenas de esperanza de las personas a las que han ayudado. Y, por lo tanto, les agradezco sus esfuerzos. Les agradezco por transformar vidas. Y les agradezco por su trayectoria de compasión que estoy seguro continuará en los próximos años. Que Dios los bendiga y que Dios continúe bendiciendo a nuestro país. (Aplausos.)

END 1:33 P.M. EDT


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