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President George W. Bush
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Oficina del Secretario de Prensa
7 de octubre de 2006

Discurso Radial del Presidente a la Nación

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Buenos Días. En días pasados hemos visto actos de violencia horrorosos en las escuelas de nuestra Nación. Laura y yo estamos rezando por las víctimas y sus familias - y les extendemos nuestras condolencias a ellos y a las comunidades que han sido devastadas por estos ataques.

He pedido a la Secretaria de Educación Spellings y al Procurador General Gonzáles que patrocinen una conferencia este martes sobre la seguridad en las escuelas. Reuniremos a maestros, padres, alumnos, administradores, autoridades judiciales y policiales y otros expertos, para discutir las mejores maneras de mantener a la violencia fuera de nuestras escuelas. Nuestra meta es clara: los niños y los maestros nunca deben temer por su seguridad al entrar a una sala de clase.

Mientras nos esforzamos por mantener seguras nuestras salas de clase, también debemos asegurar que los niños que allí estudian reciban una buena educación. Yo considero que todo niño puede aprender. Por lo tanto, cuando vine a Washington, trabajé con Republicanos y Demócratas para aprobar la Ley Ningún Niño se Quede Atrás - y me enorgullecí al sancionarla. La teoría detrás de esta ley es muy sencilla: esperamos que todas las escuelas en Estados Unidos enseñen a todos los alumnos a leer, escribir, sumar y restar. Estamos midiendo progreso y dando a los padres la información que necesitan para responsabilizar a sus escuelas. Las escuelas locales permanecen bajo control local. El gobierno federal está pidiendo resultados demostrados a cambio del dinero que enviamos desde Washington. Gracias a esta buena ley, estamos dejando atrás los días en que las escuelas simplemente pasaban a los niños de grado en grado - sin importar si aprendían algo o no.

A principios de esta semana visité el Departamento de Educación donde fui informado de nuestro progreso bajo la Ley Ningún Niño Se Quede Atrás. Las pruebas nacionales más recientes muestran resultados alentadores. En la lectura, los niños de nueve años de edad han logrado mayores adelantos en los últimos cinco años que en cualquier momento de los 28 años anteriores. En matemáticas, los niños de nueve y trece años obtuvieron los resultados más altos en la historia de la prueba. En lectura como en matemáticas, los alumnos afro-americanos e hispanos están obteniendo puntajes más elevados - y comienzan a cerrar la brecha de logros con sus contemporáneos blancos.

La Ley Ningún Niño Se Quede Atrás también ofrece más opciones a los padres.

Si la escuela de su niño consistentemente no muestra progreso, usted puede recibir enseñanza individual intensiva gratis para su niño - o transferir a su niño a una escuela pública mejor. Al enfocar a las escuelas que no se están desempeñando, y ofreciéndoles a los padres y a los niños una salida, la Ley Ningún Niño se Quede Atrás está marcando el comienzo de una nueva era de responsabilidad y elección. Y esto está poniendo a los niños estadounidenses en el camino hacia una mejor vida.

La Ley Ningún Niño Se Quede Atrás ha traído buen progreso - sin embargo tenemos mucho trabajo por delante. Por lo tanto en los próximos meses estaré hablando más sobre la educación - especialmente al discutir la re- autorización de esta ley el próximo año. Me concentraré en tres áreas donde podemos mejorar. Primero, debemos mejorar la calidad de los maestros, para que todo niño tenga un maestro excelente. Segundo, debemos dar más opciones a los padres cuyos hijos están atrapados en escuelas con dificultades. Y tercero, necesitamos traer las mismas normas elevadas y la responsabilidad de la Ley Ningún Niño Se Quede Atrás a nuestras escuelas secundarias - para que todo graduado de secundaria tenga las herramientas que él o ella necesite para ir a la universidad y para encontrar un trabajo que pague bien.

Cuando fijemos expectativas elevadas, los niños de Estados Unidos las alcanzarán. Y al ayudar a los niños a tener éxito, creamos un futuro más prometedor para ellos y para nuestra Nación.

Gracias por escuchar.


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