The White House
President George W. Bush
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Office of the Press Secretary
19 de marzo de 2004

DECLARACIONES DEL PRESIDENTE SOBRE LA OPERACIÓN LIBERTAD IRAQUÍ Y LA OPERACIÓN LIBERTAD PERDURABLE
The East Room

11:02 A.M. EST

EL PRESIDENTE: Buenos días y gracias por asistir. A Laura y a mí nos complace darles la bienvenida a la Casa Blanca. Señor Secretario, gracias por estar aquí. Están presentes miembros de mi Consejo Nacional de Seguridad, miembros de mi gobierno, miembros of nuestras Fuerzas Armadas, miembros del Congreso de los Estados Unidos. Gracias por estar aquí. Damas y caballeros. Deseo agradecerles en particular a los miembros del cuerpo diplomático que están presentes; agradecerles a los embajadores por asistir hoy.

Representamos a 84 países unidos contra un peligro común y unidos por un propósito común. Somos las naciones que han reconocido la amenaza del terrorismo y somos las naciones que vencerán esa amenaza. Cada uno de nosotros ha hecho una promesa ante el mundo: Nunca cederemos ante la violencia de unos cuantos. Enfrentaremos este peligro mortal y nos sobrepondremos a él juntos.

Al reunirnos, la violencia y la muerte en manos de los terroristas aún están frescas en nuestra memoria. El pueblo de España está enterrando a sus muertos inocentes. Estos hombres y mujeres y niños comenzaron su día en una ciudad grandiosa y pacífica. Sin embargo, perdieron la vida en el campo de batalla, asesinados al azar y sin remordimiento. Los estadounidenses vieron el caos y el dolor, y las vigilias y los funerales, y compartimos la pena del pueblo español. Embajador Ruperez, sírvase aceptar nuestro más sincero pésame por la gran pérdida que ha sufrido su país.

Los asesinatos en Madrid nos recuerdan que el mundo civilizado está en guerra. Y en este nuevo tipo de guerra, los civiles se encuentran repentinamente en el frente. En años recientes, los terroristas han atacado de España a Rusia, a Israel, a África Oriental, a Marruecos, a las Filipinas y a los Estados Unidos. Han convertido en blancos a estados árabes tales como Arabia Saudita, Jordania y Yemen. Han atacado a musulmanes en Indonesia, Turquía, Pakistán, Iraq y Afganistán. Ninguna nación ni región está libre de la campaña de violencia de los terroristas.

Cada uno de estos ataques contra los inocentes es una conmoción y una tragedia y una prueba de nuestra voluntad. Cada ataque está concebido para desmoralizar a nuestro pueblo y dividirnos. Y se debe responder a cada ataque, no solo con pesar, sino con mayor determinación, resolución más profunda y actos más audaces contra los asesinos. Es del interés de cada país y el deber de cada gobierno combatir y destruir esta amenaza a nuestros pueblos.

No existe línea divisoria. Hay una línea divisoria en nuestro mundo, no entre las naciones ni entre las religiones ni culturas, sino una línea divisoria que separa las dos visiones de justicia y el valor de la vida. En una cinta que reivindica las atrocidades en Madrid, se oye a un hombre decir, "Escogemos la muerte, mientras ustedes escogen la vida". No sabemos si esta es la voz de los verdaderos asesinos, pero sí sabemos que expresa el credo del enemigo. Es una mentalidad que se regocija con el suicidio, incita al asesinato y celebra todas las muertes por las cuales nos acongojamos. Y nosotros que nos paramos al otro lado de la línea debemos ser igualmente claros y estar igualmente seguros de nuestras convicciones. Sí amamos la vida, la vida que se nos dio a nosotros y a todos. Creemos en los valores que respetan la dignidad de la vida, la tolerancia y la libertad, y el derecho a la conciencia. Y sabemos que este estilo de vida merece defenderse. No existe territorio neutral en la lucha entre la civilización y el terrorismo, porque no existe territorio neutral entre el bien y el mal, la libertad y la esclavitud, y la vida y la muerte.

La guerra contra el terrorismo no es una figura retórica. Es un llamado inevitable a nuestra generación. Los terroristas están ofendidos no solamente por nuestras políticas. están ofendidos por nuestra existencia como naciones libres. Ninguna concesión apaciguará su odio. Ningún acuerdo satisfará sus exigencias interminables. Su ambición máxima es controlar los pueblos del Medio Oriente y chantajear al resto del mundo con armas de terrorismo masivo. No puede haber una paz separada con un enemigo terrorista. Cualquier señal de debilidad o retirada simplemente le da autenticidad a la violencia terrorista e invita a más violencia para todas las naciones. La única manera cierta de proteger a nuestro pueblo es por medio de la acción oportuna, unida y decisiva.

En esta competencia entre la voluntad y el propósito, no toda nación se une a todas las misiones ni participa de la misma manera. Sin embargo, todas las naciones aportan contribuciones vitales y Estados Unidos se enorgullece de estar del lado de todos ustedes al seguir una estrategia abarcadora en la guerra contra el terrorismo.

Estamos utilizando toda herramienta económica, de inteligencia, la ley y el poder militar para desbaratar las redes terroristas, para negarles refugio y encontrar a sus líderes. Durante los últimos 30 meses, hemos congelado o confiscado casi $200 millones en bienes de las redes de terrorismo. Hemos capturado o matado a aproximadamente dos tercios de los líderes conocidos de al-Qaida, además de muchos de los asociados de al- Qaida en países como los Estados Unidos o Alemania o Pakistán o Arabia Saudita o Tailandia. Estamos llevando la lucha donde los aliados de al- Qaida, como Ansar-al-Islam en Iraq, Jemaah Islamiya en Indonesia y Asia Sudoriental. Nuestra coalición está enviando una señal inconfundible a los terroristas, incluso a aquellos que atacaron a Madrid: Estos asesinos serán perseguidos y encontrados, enfrentarán su día de justicia.

Nuestra coalición está tomando medidas urgentes para detener la transferencia de armas y materiales mortíferos. Estados Unidos y las naciones de Australia y Francia y Alemania e Italia y Japón y Holanda, Polonia, Portugal, España, el Reino Unido, Canadá, Singapur y Noruega se han unido a la Iniciativa de Seguridad contra la Proliferación, todos con el objetivo de unir, de interceptar los materiales letales transportados por aire, mar o tierra. Muchos gobiernos han cooperado para exponer y desmantelar la red de A.Q. Khan, que vendió secretos nucleares a Libia, Irán y Corea del Norte. Por medio de todos estos esfuerzos, estamos decididos a prevenir que la tecnología catastrófica caiga en manos de unos cuantos amargados.

Nuestra coalición también enfrenta una combinación de estados peligrosos y al margen de la ley, grupos terroristas y armas de destrucción masiva. Durante años, el Talibán hizo de Afganistán la base de al-Qaida. Y, entonces, le dimos al Talibán una opción: que abandone para siempre su apoyo del terrorismo o enfrente la destrucción de su régimen. Ya que el Talibán optó por el desafío, nuestra coalición actuó para remover esta amenaza. Y ahora los campos de terrorismo están clausurados y el gobierno de un Afganistán libre está representado hoy aquí como socio activo en la guerra contra el terrorismo.

El pueblo de Afganistán está a un mundo de distancia de la pesadilla del Talibán. Los ciudadanos de Afganistán han adoptado una nueva constitución, garantizando las elecciones libres y la plena participación de la mujer. El nuevo Ejército Afgano está convirtiéndose en una fuerza vital de estabilidad en ese país. Se están abriendo negocios, se están creando centros de salud y los niños de Afganistán han regresado a la escuela, niños y niñas.

Este progreso es un tributo al valiente pueblo afgano y los esfuerzos de muchas naciones. La OTAN, que incluye fuerzas de Canadá, Francia, Alemania y otras naciones, lidera el esfuerzo de proporcionar seguridad. Japón y Arabia Saudita han ayudado a completar la carretera entre Kabul y Kandahar, que está promoviendo el comercio y unificando al país. Italia está colaborando con los afganos para reformar su sistema legal y fortalecer un poder judicial independiente. Hace tres años, el pueblo de Afganistán estaba oprimido y aislado del mundo por un régimen terrorista. Hoy, esa nación tiene un gobierno democrático y muchos aliados -- y todos nosotros nos enorgullecemos de ser amigos del pueblo afgano.

Muchos países representados hoy aquí también obraron para liberar al pueblo de Iraq. Hace un año, las fuerzas armadas de una coalición fuerte ingresaron a Iraq por aplicar las exigencias de las Naciones Unidas, para defender nuestra seguridad y para liberar a ese país del dominio de un tirano. Para Iraq, fue un día de liberación. Para las naciones de nuestra coalición, fue el momento en que los años de exigencias y promesas se convirtieron en medidas decisivas. Hoy, al unirse los iraquíes a los pueblos libres del mundo, conmemoramos un punto crítico para el Medio Oriente y un avance crucial de la libertad humana.

Ha habido desacuerdos al respecto entre amigos antiguos y apreciados. Estas discrepancias son cosa del pasado. Todos nosotros ahora concordamos que la caída del dictador iraquí ha eliminado una fuente de violencia, agresión e inestabilidad del Medio Oriente. Es bueno que se vele por el cumplimiento de las exigencias de las Naciones Unidas, no que se desestimen con impunidad. Es bueno que años de desarrollo de armas ilícitas por un dictador hayan llegado a su fin. Es bueno que el pueblo iraquí est recibiendo ayuda ahora, en vez de sufrir bajo las sanciones. Y es bueno que los hombres y las mujeres en todo el Medio Oriente, al mirar hacia Iraq, tengan una idea de lo que puede ser la vida en un país libre.

Aún existen secuaces y asesinos violentos en Iraq y estamos lidiando con ellos. Pero nadie puede argumentar que el pueblo de iraquí estaría mejor con los secuaces y asesinos nuevamente en los palacios. ¿Quién preferiría que las cámaras de tortura de Sadam aún estuviesen abiertas? ¿Quién desearía que aún se llenasen más fosas comunes? ¿A quién le molestaría la liberación tan esperada del pueblo iraquí? Un año después de la llegada de los ejércitos de liberación, cada soldado que ha luchado, cada socorrista que ha prestado servicios, cada iraquí que se ha unido a la defensa de su país puede sentir orgullo por un logro valiente e histórico. Han servido la causa de la libertad y ese es un privilegio.

Hoy en Iraq, una división dirigida por los británicos está protegiendo Basra, la ciudad del sur. Polonia continúa encabezando una división multinacional en el centro sur de Iraq. Japón y la República de Corea, de Corea del Sur, han hecho compromisos históricos de tropas para ayudar a llevar la paz a Iraq. Fuerzas especiales de El Salvador, Macedonia y otras naciones están ayudando a encontrar y vencer a los asesinos de Baaz y los terroristas. Los ingenieros militares de Kazajstán han retirado más de medio millón de dispositivos explosivos de Iraq. Turquía está ayudando a reabastecer a las fuerzas de la coalición. Todas estas naciones, y muchas otras, están cumpliendo con sus responsabilidades hacia el pueblo de Iraq.

Independientemente de sus opiniones pasadas, cada una de las naciones ahora tiene un interés en un Iraq libre, exitoso y estable. Y los terroristas entienden su interés propio en el destino de ese país. Para ellos, el enlace entre el futuro de Iraq y el curso de la guerra contra el terrorismo es muy claro. Comprenden que un Iraq libre será un devastador paso hacia atrás para sus ambiciones de tiranía en el Medio Oriente. Y han hecho del fracaso de la democracia en Iraq uno de sus objetivos primordiales.

Al atacar las fuerzas de la coalición, al ir tras iraquíes inocentes y civiles extranjeros para asesinarlos, los terroristas están tratando de debilitar nuestra voluntad. En vez de debilidad, están encontrando determinación. No hace poco, interceptamos un documento de planificación que estaba siendo enviado a los líderes de al-Qaida por uno de sus asociados, un hombre llamado Zarqawi. Además de las amenazas usuales, tenía una queja: "Nuestro enemigo", dijo Zarqawi, "está haciéndose más fuerte y sus datos de inteligencia están aumentando día tras día. Esto es sofocación". Zarqawi está captando la idea. Nunca les entregaremos Iraq a los terroristas que pretenden nuestra propia destrucción. No le fallaremos al pueblo iraquí, que han depositado su confianza en nosotros. Tome lo que tome, lucharemos y nos dedicaremos a garantizar el éxito de la libertad en Iraq.

Muchos países de la coalición se han sacrificado en tanto Iraq y Afganistán. Entre los soldados y civiles caídos se encuentran hijos e hijas de Australia, Bulgaria, Canadá, Dinamarca, Estonia, Francia, Alemania, India, Italia, Japón, la República de Corea, Holanda, Polonia, Rumania, España, Suiza, Tailandia, Turquía, Ucrania, Uzbekistán, el Reino Unido y los Estados Unidos. Honramos su valentía, oramos por el consuelo de sus familias. Defenderemos la causa que sirvieron.

El surgimiento de las instituciones democráticas en Afganistán e Iraq es un gran paso hacia un objetivo de importancia perdurable para el mundo. Nos hemos propuesto fomentar las reformas y la democracia en el gran Medio Oriente como alternativas al fanatiquismo, el resentimiento y el terrorismo. Nos hemos propuesto interrumpir un ciclo de amargura y radicalismo que ha resultado en el estancamiento en una región vital y en la destrucción de ciudades en los Estados Unidos y Europa y por todo el mundo. Esta tarea es histórica y difícil; esta tarea es necesaria y merecedora de nuestros esfuerzos.

En los años 70, el avance de la democracia en Lisboa y Madrid inspiraron los cambios democráticos en América Latina. En los años 80, el ejemplo de Polonia encendió una chispa de libertad en toda Europa Oriental. Con Afganistán e Iraq mostrando el camino, tenemos la confianza que la libertad elevará las aspiraciones y aumentará la esperanza de millones en el gran Medio Oriente.

Un hombre que creía en nuestra causa era un diplomático japonés llamado Katsuhiko Oku. Trabajó para la Autoridad Provisional de la Coalición en Iraq. El señor Oku fue matado cuando se le tendió una emboscada a su auto. En su diario describió su orgullo por la causa a la que se había unido. "El pueblo libre de Iraq", escribió, " ahora alcanza logros constantes en la reconstrucción de su país, mientras que a la vez lucha contra la amenaza del terrorismo. Debemos darle la mano al pueblo iraquí en sus esfuerzos por prevenir que Iraq caiga en manos de los terroristas". Este hombre bueno y decente concluyó, "Esta también es nuestra lucha por defender la libertad".

Damas y caballeros, este buen hombre de Japón estaba en lo correcto. El establecimiento de un Iraq libre es nuestra lucha. El éxito de un Afganistán libre es nuestra lucha. La guerra contra el terrorismo es nuestra lucha. Todos nosotros hemos sido llamados a compartir las bendiciones de la libertad y a ser fuertes y constantes en la defensa de la libertad. No hay duda que se dirá que en nuestros tiempos vivimos grandes desafíos. Que se diga también de nuestros tiempos que comprendimos nuestros grandes deberes y cumplimos plenamente con ellos.

Que Dios bendiga nuestros esfuerzos. (Aplausos.)

END 11:26 A.M. EST


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