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Office of the Press Secretary
15 de enero de 2003
DECLARACIONES DEL PRESIDENTE SOBRE EL CASO DE LAS MEDIDAS A FAVOR DE LAS MINORÍAS DE MICHIGAN
The Roosevelt Room
EL PRESIDENTE: Buenas tardes. La Corte Suprema escuchará pronto alegatos en el caso de las políticas de admisión y de diversidad de los estudiantes en las universidades públicas. Respaldo firmemente la diversidad de todo tipo, incluso la diversidad racial en la educación superior. Pero el método utilizado por la University of Michigan para lograr este importante objetivo tiene fallas fundamentales.
En sí, las políticas de Michigan vienen a ser un sistema de cuotas que retribuye o penaliza injustamente a los estudiantes potenciales sobre la base exclusiva de su raza. Por lo tanto, mañana mi administración presentará un escrito ante la corte alegando que las políticas de diversidad de la University of Michigan, las cuales otorgan a los estudiantes una cantidad significativa de puntos sobre la base de exclusiva de su raza y establece cifras objetivo para los estudiantes minoritarios que ingresan, son anticonstitucionales.
Nuestra Constitución establece claramente que las personas de todas las razas deben ser tratadas equitativamente ante la ley. Sin embargo, sabemos que nuestra sociedad no ha logrado ese ideal plenamente. Los prejuicios raciales son una realidad en los Estados Unidos. Perjudican a nuestros ciudadanos. Como nación, como gobierno y como personas, debemos estar alerta para reaccionar a los prejuicios dondequiera que los encontremos. Sin embargo, al esforzarnos por afrontar los errores de los prejuicios raciales, no debemos utilizar métodos que creen otro error y, por ende, perpetúen lo que nos divide.
Estados Unidos es un país racialmente, económicamente y étnicamente diverso. Y nuestras instituciones de educación superior deben reflejar nuestra diversidad. Una educación universitaria debe enseñar respeto, entendimiento y buena voluntad. Y estos valores se solidifican cuando los estudiantes viven y aprenden con personas de todos los orígenes. Sin embargo, los sistemas de cuotas que utilizan la raza para incluir o excluir de la educación superior y las oportunidades que ofrece a las personas son divisivos, injustos e imposibles de conciliar con la Constitución.
En los programas que la Corte Suprema está examinando, la University of Michigan ha establecido un proceso de admisión basado en la raza. En el nivel de licenciatura, los estudiantes africano-americanos y algunos estudiantes hispanos y estudiantes indígenas americanos reciben 20 puntos de un máximo de 150, no debido a ningún logro académico ni la experiencia, sino exclusivamente por son africano-americanos, hispanos o indígenas americanos.
Para ponerlo en perspectiva, un puntaje perfecto en el SAT vale solamente 12 puntos en el sistema de Michigan. Generalmente se admite a los estudiantes que acumulan 100 puntos, por lo que esos 20 puntos otorgados exclusivamente sobre la base de la raza son a menudo un factor decisivo.
En la facultad de derecho, se admite a algunos estudiantes minoritarios para satisfacer objetivos porcentuales, mientras que se pasa por alto a otros postulantes con notas más altas y puntajes mejores. Esto quiere decir que se selecciona o rechaza a estudiantes principalmente sobre la base del color de su piel. La motivación de tal política de admisión posiblemente sea buena, pero el resultado es la discriminación y la discriminación es incorrecta.
Algunos estados están utilizando maneras innovadoras de diversificar sus alumnados. El pasado reciente ha probado que se puede lograr la diversidad sin utilizar cuotas. Los sistemas de California y Florida y Texas han probado que al garantizar la admisión de los mejores estudiantes de las escuelas secundarias de todo el estado, incluso de vecindarios de bajos ingresos, las universidades pueden lograr mucha diversidad racial. En estos estados, las políticas de admisión neutrales en cuanto a la raza han resultado en niveles de asistencia por estudiantes minoritarios nuevos que se aproximan y, en algunos casos, sobrepasan aquellas logradas con la antigua estrategia basada en la raza.
No deberíamos estar satisfechos con el número actual de estudiantes minoritarios en los recintos universitarios de los Estados Unidos. Se han obtenido muchos logros; son necesarios muchos más. Los funcionarios de las universidades tienen la responsabilidad y la obligación de esforzarse mucho y eficazmente por tenderle una mano a los estudiantes de todas las esferas, sin recaer en las cuotas anticonstitucionales. En la admisión de estudiantes, las universidades deben procurar la diversidad al considerar una gran variedad de factores, incluso el potencial y las experiencias de estos.
Nuestro gobierno debe hacer lo posible por hacer que los estudios universitarios estén más al alcance de los estudiantes que provienen de hogares económicamente desfavorecidos. Y ya que estamos comprometidos a la justicia racial, debemos asegurarnos de que las escuelas públicas de Estados Unidos ofrezcan una educación de calidad a cada uno de los niños, de todos los orígenes, lo cual es el propósito central de las reformas educativas que promulgué el año pasado.
La larga experiencia de Estados Unidos con la segregación que hemos dejado atrás y la discriminación que aún luchamos por vencer requiere de un esfuerzo especial para hacer realidad la promesa de las oportunidades equitativas para todos. Mi administración continuará promoviendo activamente la diversidad y la oportunidad de todas las maneras permitidas por la ley.
Muchísimas gracias.
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