The White House
President George W. Bush
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Office of the Press Secretary
2 de octubre de 2002

DECLARACIONES DEL PRESIDENTE, EL PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE REPRESENTANTES DENNIS HASTERT, EL REPRESENTANTE RICHARD GEPHARDT, EL SENADOR JOHN WARNER, EL SENADOR JOSEPH LIEBERMAN, Y EL SENADOR JOHN MCCAIN SOBRE LA RESOLUCIÓN DEL CONGRESO SOBRE IRAK
The Rose Garden
1:15 P.M. EDT

       EL PRESIDENTE:  Gracias a todos por venir.  Hoy me acompañan los líderes de la Cámara de Representantes y el Senado de ambos partidos políticos para mostrar nuestra unidad de propósito en confrontar una creciente amenaza a la seguridad de los Estados Unidos y al futuro de la paz.

     Quiero agradecerle en particular al Presidente de la Cámara de Representantes Hastert y al Líder Gephardt, el Líder Lott, por su tremenda labor en generar apoyo bipartito para esta vital cuestión. También quiero darles las gracias a Senadores Warner, Lieberman, McCain y Bayh por presentar esta resolución sobre la cual hemos acordado en el hemiciclo del Senado

esta mañana.

     El texto de nuestra resolución bipartita es claro y es enérgico.  La declaración de apoyo del Congreso mostrará a tanto amigos como enemigos la resolución de los Estados Unidos.  En Bagdad, el régimen sabrá que el pleno cumplimiento con las demandas de Seguridad de la ONU es la única opción y que el tiempo que queda para esa opción es limitado.

     En su rumbo actual, el régimen iraquí es una amenaza de incomparable urgencia.  Conocemos la peligrosa historia del régimen.  Ha librado una guerra contra sus vecinos; ha auspiciado y albergado a terroristas; ha desarrollado armas de destrucción en masa; las ha utilizado contra hombres, mujeres y niños inocentes.  Conocemos las intenciones del régimen iraquí. En desafío a promesas a la ONU, ha acumulado armas biológicas y químicas. Está reconstruyendo las instalaciones utilizadas para fabricar estas armas.

     Los inspectores de la ONU consideran que Irak podría producir suficientes agentes biológicos y químicos para matar a millones de personas.  El régimen tiene los científicos y las instalaciones para fabricar armas nucleares y está buscando los materiales necesarios para hacerlo.

     Conocemos los métodos de este régimen. Ganan tiempo con promesas vanas. Mueven las pruebas incriminadoras para mantenerse por delante de los inspectores.  Hacen suficientes concesiones solamente para evitar, evitar el castigo, y luego violan toda promesa cuando se aparta la atención del mundo.

     También conocemos la naturaleza del dictador de Irak.  Bajo sus órdenes, se ha decapitado a opositores y sus cabezas han sido desplegadas afuera de sus casas. Las mujeres han sido violadas sistemáticamente como método de intimidación. Se hace que los presos políticos observen mientras sus propios hijos son torturados. El dictador es un pupilo de Stalin que usa el asesinato como una herramienta del terrorismo y control dentro de su propio Gabinete,

dentro de su propio ejército, incluso dentro de su propia familia.  No dejaremos el futuro de la paz y la seguridad de los Estados Unidos en las manos de este hombre cruel y peligroso.

     Ninguno de nosotros hoy acá desea ver un conflicto militar, porque conocemos la horrible naturaleza de la guerra. Nuestro país valora la vida y nunca busca la guerra a no ser que sea esencial para la seguridad y la justicia. El liderazgo de Estados Unidos y la voluntad de usar fuerza, confirmado por el Congreso, es la mejor manera de garantizar el cumplimiento y evitar el conflicto.  Saddam debe desarmarse, punto. Si, sin embargo, opta por hacer lo contrario, si persiste en su rebeldía, el uso de fuerza puede pasar a ser inevitable.

     El curso de acción puede resultar en muchos sacrificios. Sin embargo, el retraso, la indecisión y la inacción llevarían a horror masivo y repentino. Con actos oportunos y resueltos, podemos defendernos y forjar un futuro pacífico.  Junto con el Congreso, haré todo lo necesario para proteger y defender a nuestro país.

     Al aceptar esta responsabilidad, también serviremos los intereses y las esperanzas del pueblo iraquí.  Es un pueblo grandioso y talentoso, con una cultura antigua y admirable, y no optaría por ser regido por la violencia y el terror. El pueblo de Irak es una víctima diaria de la opresión de Saddam Hussein.  Serán los primeros en beneficiarse cuando se satisfagan las demandas del mundo.  Los estadounidenses creen que todos los hombres y mujeres merecen ser libres. Y como vimos con la caída del Talibán, los hombres y mujeres celebran la llegada de la libertad.

    Estados Unidos colaborará con otros países.  Colaboraremos con otros países para hacer que Saddam rinda cuentas.  Colaboraremos con otros países para ayudar al pueblo iraquí a formar un gobierno justo y un país unificado.  Y de requerirse la fuerza, Estados Unidos ayudará a reconstruir a un Irak liberado.

     Oponerse a la amenaza de Irak también es un compromiso central en la guerra contra el terrorismo. Sabemos que Saddam Hussein tiene lazos de larga duración y en curso con los terroristas internacionales.  Con el apoyo y protección del régimen, los grupos terroristas se convierten mucho más letales. Ayudado por una red terrorista, un régimen fuera de la ley puede atacar mientras esconde su complicidad. Aún si un dictador no es suicida, puede utilizar a hombres que lo son. Debemos confrontar tanto la células terroristas como los estados terroristas porque son rostros distintos de la misma maldad.

     Señalé este asunto a la atención del mundo, y muchos, muchos países comparten nuestra determinación de confrontar esta amenaza.  No estamos solos. El asunto ahora se encuentra ante el Congreso de los Estados Unidos.  Este debate será observado de cerca por el pueblo estadounidense y este debate será recordado en la historia. No pedimos este reto como país, pero lo enfrentaremos y lo enfrentaremos juntos.

     Al aproximarse el voto, insto a todos los miembros del Congreso a que consideren esta

resolución con la mayor atención.  La decisión ante ellos no podría ser de mayor consecuencia. Confío que los miembros de ambos partidos decidirán con sabiduría.

     Agradezco a los miembros del Congreso que están dispuestos a dirigirse a todos ustedes, comenzando por el Presidente de la Cámara de Representantes, Denny Hastert.

     PRESIDENTE HASTERT:  Gracias, Sr. Presidente.  Este es un acuerdo bipartito.  La Casa Blanca merece reconocimiento por trabajar con los republicanos y demócratas para lograr esta resolución histórica.  La resolución no ata las manos del Presidente; le da la flexibilidad que necesita para lograr el objetivo. Esta resolución no requiere que el Presidente reciba la aprobación de las Naciones Unidas antes de proceder. Apoya los esfuerzos del Presidente por colaborar con las Naciones Unidas pero no requiere que trate primero de obtener la aprobación de las Naciones Unidas.  Si el Presidente determina que debe actuar unilateralmente para proteger al pueblo estadounidense, lo puede hacer y tiene la habilidad de hacerlo.

     Creo que la esencia para todos nosotros acá es, hemos pasado por este proceso, hemos pasado por el 11 de septiembre.  Visitamos el Punto Cero. Estuvimos en el Pentágono el día siguiente. Y no queremos que suceda ese tipo de tragedia nuevamente en este país. Y haremos todo lo que podamos por prevenir que vuelva a suceder.

     REPRESENTATE GEPHARDT:  Buenas tardes. Déjenme comenzar por decirles que el asunto más importante que el Presidente y el Congreso abordan jamás es el de la vida o muerte. La primera responsabilidad de nuestro gobierno es proteger la seguridad de nuestro país y nuestros ciudadanos.

     A nuestro parecer, el uso y desarrollo continuo por Irak de armas de destrucción en masa, combinado con los esfuerzos de los terroristas por adquirir dichas armas, representan una amenaza contra nuestra seguridad nacional. Muchos de nosotros consideramos que necesitamos afrontar esta amenaza diplomáticamente si podemos, militarmente si debemos.

     Cada miembro del Congreso debe tomar su propia decisión sobre el nivel de amenaza que Irak representa y qué hacer para responder a esa amenaza. He dicho muchas veces a mi grupo que cada miembro debe guiarse por su propia conciencia, libre de otros que traten de politizar el asunto o cuestionar los motivos de otros.

     En respuesta al deseo del Presidente de apoyo del Congreso y, de acuerdo a nuestras responsabilidades constitucionales, me he dedicado a redactar una resolución que refleja los puntos de vista de un gran segmento bipartita del Congreso. Mi objetivo fundamental en este proceso ha sido garantizar que se desarme a Irak y reducir las probabilidades de que las armas de destrucción en masa puedan pasarse a los terroristas.

     Durante los últimos días, he solicitado los puntos de vista de todos los miembros de mi grupo y he negociado con el gobierno para garantizar varias mejoras importantes que reflejan estos puntos de vista. Estas mejoras incluyen: apoyo para y la asignación de prioridad a los esfuerzos diplomáticos de Estados Unidos en las Naciones Unidas; limitaciones en el alcance de la autorización; informes sobre las decisiones presidenciales al Congreso antes que nuestras Fuerzas Armadas puedan utilizarse contra Irak. Estas incluyen garantías por el Presidente que ha agotado los medios diplomáticos para afrontar esta amenaza y que cualquier acto por las fuerzas armadas contra Irak no menoscabará nuestros esfuerzos en curso en la guerra contra el terrorismo, consultas regulares con e informes al Congreso sobre los esfuerzos del gobierno por afrontar esta amenaza y contingencias para después del conflicto en Irak.

     Todos ustedes saben que estamos en desacuerdo sobre muchos asuntos. Discrepamos sobre muchos asuntos internos. Pero esto es lo más importante que hacemos. Esta no debe ser una cuestión de política. Tenemos que hacer lo que es apropiado para la seguridad de nuestro país y la seguridad de todos los estadounidenses.

     Estamos por iniciar un gran debate en el Congreso de los Estados Unidos.  Parte de la majestuosidad de nuestros logros democráticos de un gobierno democrático es que, en cuanto a asuntos de guerra y paz, vida o muerte, hemos encomendado esas decisiones no sólo al Presidente, sino al Congreso como un poder igual a este gobierno.  Ahora asumimos la solemne obligación y considero que cuando este debate concluya, habremos desempeñado esa responsabilidad en la mejor tradición de este país y nuestro gran pueblo.

     SENADOR WARNER:  Sr. Presidente, colegas, Estados Unidos siempre ha encabezado la causa por la libertad.  Y ahora, en este siglo, esta resolución marca, creo, el paso más significativo para seguir la historia de Estados Unidos de cumplir con nuestras responsabilidades.

     Sr. Presidente, a usted, y al Primer Ministro Blair quien lo acompaña, les deben mucha, mucha gratitud, no solo el pueblo de Estados Unidos sino los pueblos del mundo, por sus esfuerzos por poner este asunto en primer plano y decirle directamente a las Naciones Unidas que cumpla con sus responsabilidades y pedirle su apoyo al Congreso.

     Hacemos eso hoy acá, Sr. Presidente.  Y soy muy privilegiado de pararme acá con los líderes, el Senador Lott, el Senador Lieberman, el Senador McCain, que encabezaron el esfuerzo del 91 en esa resolución.  Sr. Presidente, producimos resultados para su padre. Produciremos resultados para usted. Y predigo, aunque el voto fue con un margen de cinco en el 91, será un margen bipartita más enérgico esta vez.

     Y como el Congreso cerró filas con ese histórico debate en el 91, el Congreso también cerrará filas de manera que esta nación pueda hablar con una sola voz, el Congreso y nuestro Presidente unidos.  Gracias, señor.

     SENADOR LIEBERMAN:  No existe responsabilidad de mayor consecuencia, importante o difícil que la que la Constitución les da a los miembros del Congreso de decidir cuándo, si y cómo autorizar al Presidente como Comandante en Jefe a librar guerra. Sr. Presidente, es su elocuente, enérgica y convincente declaración esta mañana nos ha recordado, y creo que al pueblo estadounidense, por qué esta circunstancia es tal.

     He considerado durante más de una década que cada día adicional que Saddam Hussein esté en el poder en Irak es un día adicional de peligro para el pueblo iraquí, para sus vecinos en la región, particularmente la gente y las fuerzas armadas de los Estados Unidos de Norteamérica, y de hecho, para la gente del mundo.  Y es por eso que estoy agradecido por la oportunidad de ponerme de lado de mis colegas de ambos partidos, de ambas cámaras, y con usted, Sr. Presidente, para ofrecer esta resolución para autorizarle para que tome acción militar para proteger a la región y al mundo de Irak bajo Saddam Hussein, y haga cumplir las resoluciones con relevancia para las Naciones Unidas.

     Hay quienes dicen que esto representa un acto apurado o abrupto, que deberíamos darle otra oportunidad a Saddam y al gobierno iraquí.  Los hechos muestran que durante los últimos 10 años, hemos tratado, el mundo ha tratado, en casi todas las maneras, diplomática, económica y otras, excepto militar, de convencer a Saddam Hussein de que cumpla con las reglas del derecho internacional y la civilización.  No han surtido efecto.

     Ha llegado el momento de la verdad. Para Saddam Hussein, esta es la última oportunidad y la mejor oportunidad para que la comunidad internacional se una tras el imperio de la ley y muestre que las resoluciones de las Naciones Unidas tienen mayor valor que el papel en el cual están escritas.

     Realmente estoy esperanzado que el amplio apoyo bipartito que veo acá hoy hacia usted, Sr. Presidente, como nuestro Comandante en Jefe, fortalezca el trabajo de su Secretario de Estado y su gobierno en las Naciones Unidas.  Estoy convencido, a pesar de lo impresionante que es este grupo hoy acá, que habrá un serio debate en el futuro en ambas cámaras del Congreso, y ciertamente se ofrecerán enmiendas en el Senado, tal como es el derecho y la responsabilidad de aquellos que no están de acuerdo con esta enmienda, y que al final de cuentas, aquellos que discrepen con esta resolución, al final de cuentas, esta resolución será aprobada por el Senado con una gran mayoría bipartita.

     Y hoy esa es la mayor esperanza para un Estados Unidos más fuerte y para una vida para el pueblo estadounidense que es más segura.

     Gracias, Sr. Presidente.

     SENADOR MCCAIN:  Me gustaría darle las gracias al Presidente por su liderazgo en encarar el desafío que muchos de nosotros consideramos debió afrontarse por lo menos hace cuatro años.  Deseo darle las gracias al Presidente de la Cámara de Representantes Hastert, al Líder Gephardt, al Senador Lott por su liderazgo y por los esfuerzos que han hecho para llevar este asunto ante el Congreso y ante pueblo estadounidense.

     También me gustaría darle las gracias a mis amigos, el Senador Lieberman, el Senador Warner, y el Senador Bayh.  Debido a sus esfuerzos, ahora hay resoluciones idénticas en ambas cámaras del Congreso.  Serán debatidas, serán conversadas y creo que el pueblo estadounidense y el Congreso resultarán bien informados, educados y saldrán ganando por tener un debate que sé que será respetuoso de los puntos de vista de todos los miembros del Congreso.

     La Constitución de los Estados Unidos designa Comandante en Jefe al Presidente de los Estados Unidos.  El Congreso de los Estados Unidos desempeña una función y considero que este proceso que estamos a punto de iniciar es la función apropiada para que el Congreso cumpla con sus responsabilidades.  Pero a fin de cuentas, la responsabilidad final, más seria de enviar hombres y mujeres estadounidenses jóvenes al peligro yace en el Presidente de los Estados Unidos. Y estoy convencido que una mayoría abrumadora, significativa de ambas cámaras del Congreso que hable en nombre de sus constituyentes, dará al Presidente de Estados Unidos el respaldo y apoyo que necesita, si es necesario, como último recurso, para resguardar la seguridad de Estados Unidos por medio de un cambio de régimen en Irak. Le agradezco por su liderazgo.

     EL PRESIDENTE:  Gracias a todos por venir.

                               END

     1:34 P.M. EDT


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