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Oficina del Secretario de Prensa
1 de mayo de 2008

Declaraciones del Presidente por el Día Nacional de Oración
East Room

10:12 A.M.

EL PRESIDENTE: Buenos días. Bienvenidos a la Casa Blanca. Es un honor para mí acompañarlos en el Día Nacional de Oración. Lamento que Laura no est aquí, está vendiendo su libro. (Risas.)

Shirley, muchas gracias por ser la presidenta del Día Nacional de Oración. Me alegra que haya traído al viejo Jim con usted. (Risas.) Dr. Zacharias, gracias por ser el presidente honorario. Les agradezco a los miembros de mi gabinete que nos acompañan hoy, gracias a todos por venir. Es bueno ver a miembros del Senado y la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Les agradezco que se hayan dado el tiempo de venir a pesar de su ocupada agenda. Siempre es bueno estar con ustedes.

President George W. Bush stands on stage in the East Room of the White House with the Choir of Saint Patrick's Cathedral during a celebration of National Prayer Day Thursday, May 1, 2008.  White House photo by Joyce N. Boghosian Quiero agradecerles a los capellanes militares que nos acompañan. Gracias por hacer la labor de Dios con nuestras tropas. Me enorgullece tener aquí a líderes de oración. Rabino Fishman, gracias, me alegra volverlo a ver, señor. Padre Coughlin, de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, me alegra verlo, señor. Quiero agradecerle al Pastor Mays por venir, quien en unos momentos se dirigirá a ustedes. Estoy deseoso de escuchar al coro de la Catedral de San Patricio de Nueva York, Nueva York. Va a ser un momento grandioso cuando el East Room se llene con la alegría de sus voces. Así que les doy la bienvenida hoy.

Este día, los estadounidenses se unen para agradecerle a nuestro Creador por las muchas bendiciones recibidas por nuestra nación. Somos una nación llena de bendiciones. Y este día, celebramos nuestras libertades, especialmente, la libertad de orar en público y la gran diversidad de credos que existe en Estados Unidos. Me encanta ser el Presidente de un país donde la gente se siente libre de practicar su religión como le parezca. Y les recuerdo a mis conciudadanos, si escogen practicar su religión o no, y sin importar cómo practiquen su religión, todos somos igualmente estadounidenses. (Aplausos.)

Creo que una de las cosas interesantes sobre el Día Nacional de Oración es que sí ayuda a describir la fibra moral de nuestra nación a ojos de los demás. Somos una nación que reza. Muchos de nuestros ciudadanos encuentran consuelo en la oración. La oración es una parte importante en la vida de millones de estadounidenses. Y es interesante, cuando piensan acerca de nuestra fe, pueden encontrarla mencionada en el Juramento de Fidelidad (Pledge of Allegiance), pueden encontrar la expresión de la fe estadounidense en la Declaración de Independencia, y pueden encontrarla en las monedas que llevamos en los bolsillos. Yo solía tener monedas - (risas) - en unos diez meses, las volveré a tener. (Risas y aplausos.)

La fidelidad a una religión ha estado presente en los líderes de nuestra nación desde el primer momento. Al asumir la presidencia, George Washington tomó juramento de su cargo y luego añadió la famosa frase "Y que Dios me ayude". Y el primer día que John Adams ocupó la Casa Blanca, escribió una plegaria que ahora está grabada en el mármol de la chimenea en el comedor de Estado que dice: "Que sólo hombres honestos y sabios gobiernen bajo este techo". Ahora les dejamos a los historiadores la labor de juzgar si eso se cumplió o no a lo largo de nuestra historia. (Risas.)

President George W. Bush delivers remarks on the 57th anniversary of the National Day of Prayer Thursday, May 1, 2008, in the East Room of the White House. Said the President, "On this day, Americans come together to thank our Creator for our nation's many blessings. We are a blessed nation. And on this day, we celebrate our freedoms, particularly the freedom to pray in public and the great diversity of faith found in America. I love being the President of a country where people feel free to worship as they see fit. And I remind our fellow citizens, if you choose to worship or not worship, and no matter how you worship, we're all equally Americans."  White House photo by Joyce N. Boghosian Durante la Guerra Civil, Abraham Lincoln recurrió a la oración. Su segundo discurso de inauguración citó la Biblia. Se puso de pie ante el pueblo de Estados Unidos y citó la Biblia. Y deseaba reconciliar a un pueblo que "leía la misma Biblia y le rezaba al mismo Dios". sus palabras.

Cuando William McKinley yacía agonizando por la bala de un asesino, una de sus últimas palabras en este mundo se dirigieron al Todopoderoso. En su lecho de muerte se le escuchó decir: "Más cerca de Ti, mi Dios".

Cuando las tropas estadounidenses arriesgaban la vida en el Día-D, Franklin Roosevelt pronunció una oración presidencial por la radio. Le pidió a Dios que protegiera a nuestras tropas que liberaban a "una humanidad que sufría" y oró por "una paz que permita que todos los hombres vivan en libertad". Cuando Roosevelt falleció, su sucesor, Harry Truman, dijo que sintió ". como si la luna, las estrellas y todos los planetas" hubieran caído sobre él. Y les dijo a los reporteros: "Muchachos, si rezan alguna vez, recen por mí ahora".

La última semana de su presidencia y de su vida, John F. Kennedy asistió a Misa en Florida. Fue en esa Misa que escuchó la parábola en que nuestro Señor compara el Reino de Dios con la semilla de mostaza que se convirtió en un enorme árbol y ofreció refugio a todas las criaturas de Dios.

Tres días después del peor ataque terrorista en suelo estadounidense, Laura y yo nos unimos a nuestros conciudadanos para rezarle al Señor. Era nuestra hora de mayor desconsuelo. Oramos por los desaparecidos. Oramos por los fallecidos. Oramos por quienes los amaban. Recuerdo las palabras de una neoyorquina que dijo: "Oré para que Dios nos diera una señal de que todavía existía".

Bueno, algunas veces, las señales de Dios no son las que estamos esperando. Y en la tragedia, aprendemos que sus propósitos no son siempre los nuestros. Pero también sabemos que en la adversidad, podemos encontrar consuelo en la oración.

En los últimos siete años, nuestro país ha enfrentado muchas pruebas. Y una y otra vez hemos recurrido a la oración para encontrar fortaleza y resistencia. Oramos con quienes perdieron todo en desastres naturales y los ayudamos a sanar, recuperarse y construir. Oramos por los valientes y brillantes miembros de nuestras tropas que murieron en el campo de batalla. Elevamos una oración por sus familias. Y ahora que oramos para que Dios continúe otorgándole bendiciones a nuestro país, creo que tiene sentido esperar que algún día haya un Día Internacional de Oración, que algún día, el día nacional. (aplausos.) Sería una oportunidad para que la gente de fe en todo el mundo haga una pausa para alabar simultáneamente a un Todopoderoso. Será el momento en que juntos podremos orar por un mundo que vea la promesa de los Salmos hecha realidad: "Tu amor siempre está ante mí, y continuamente camino en Tu verdad".

Quiero agradecerles a todos por venir. En especial, quiero agradecerles por sus oraciones. Ya saben, alguien me preguntó una vez, cuando estaba allá, viendo el Mar de Galilea, me preguntaron: "¿En que estaba pensando cuando estaba allá, señor Presidente? Y dije que finalmente comprendía la historia de la calma durante la tempestad. Posiblemente he sido un poco obstinado a veces, pero estoy totalmente convencido de que fueron las oraciones de la gente lo que me ayudó a comprender que es en la turbulencia que se encuentra la calma y la fortaleza. Y les agradezco por esas oraciones. (Aplausos.)

END 10:20 A.M. EDT


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