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President George W. Bush
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Oficina del Secretario de Prensa
8 de junio de 2007

Discurso Radial del Presidente a la Nación

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Buenos días. Esta semana estoy de viaje por Europa, donde me estoy reuniendo con líderes del mundo para tratar maneras de afrontar desafíos como el cambio climático, para trabajar juntos a fin de combatir enfermedades como la malaria y el VIH/SIDA y ayudar a promover la libertad en todo el mundo.

En Estados Unidos, la Nación participa en una discusión importante sobre la inmigración. La mayoría de los estadounidenses concuerdan en que la ley de inmigración de 1986 ha sido un fracaso. Fracasó porque no resguarda nuestra frontera, no incluye medidas estrictas para el cumplimiento de la ley en los centros de trabajo, no ayuda a la gente a asimilarse y alienta a más personas a venir aquí ilegalmente. Hoy en día, la inmigración ilegal está asociada con negocios ilegales dedicados a la falsificación de documentos, el tráfico humano y la explotación de los trabajadores. Esto es inaceptable, y debemos solucionarlo respetando nuestras mejores tradiciones.

Existen opiniones fuertes sobre el tema. Considero que podemos expresar nuestras opiniones, discrepar sobre ciertos elementos y aun así, encontrar juntos una solución. Podemos lograrlo con el proyecto de ley ante el Senado, que fue propuesto por miembros de ambos partidos. Se basa en meses de negociaciones. El resultado es una medida que le da prioridad a la seguridad en la frontera, crea un programa de trabajadores temporales para satisfacer las legítimas necesidades de nuestra economía en crecimiento, pone en práctica un sistema obligatorio para verificar que pueden trabajar legalmente y resuelve la situación de aproximadamente 12 millones de personas que están aquí ilegalmente. Si se promulga, este proyecto de ley le dará finalmente a Estados Unidos un sistema para afrontar todos estos problemas y podrá modificarse para abordar los problemas que puedan surgir en el futuro.

Comprendo el escepticismo de algunos congresistas sobre ciertos aspectos de esta medida. Como cualquier propuesta, este proyecto de ley no es perfecto. Y al igual que muchos senadores, pienso que el proyecto de ley necesitará mejoras adicionales durante el proceso antes de promulgarlo. En el calor del debate, a veces las personas a favor y en contra pueden hablar sin escucharse unas a las otras. Por lo tanto, deseo hablarles a los congresistas sobre algunas de las inquietudes que he escuchado.

Sé que algunos de ustedes dudan que el gobierno federal cumpla con las promesas en esta propuesta sobre la seguridad y el control de la frontera. Mi gobierno está decidido a aprender de los errores de décadas pasadas. Y es por eso que ahora estamos asignando más recursos que nunca a la seguridad fronteriza, aumentando al doble el número de agentes de la Patrulla Fronteriza, construyendo cientos de millas de cercos y empleando tecnología avanzada, desde sensores de rayos infrarrojos hasta aeronaves no tripuladas. El proyecto de ley lleva estos logros un paso más allá al requerir que cumplamos con ciertos objetivos de seguridad en la frontera antes de que otras disposiciones puedan entrar en vigor.

Este proyecto de ley también trata de solucionar otros problemas en la reforma de 1986. A diferencia de la ley de 1986, este proyecto de ley incluye un programa de trabajadores temporales para garantizar que los que vienen a este país a trabajar lo hagan de manera legal y ordenada. A diferencia de la ley de 1986, este proyecto de ley proporciona a los empleadores honrados las herramientas que necesitan para asegurarse de que estén contratando trabajadores legales, comenzando con una tarjeta de identidad imposible de falsificar. Las empresas que contraten a sabiendas a extranjeros ilegales serán sancionadas. Los trabajadores que vengan ilegalmente serán deportados a sus países. Y a diferencia de la ley de 1986, este proyecto de ley no otorga una amnistía a las personas que ya se encuentran aquí.

La amnistía es un perdón sin sanción alguna para las personas que han infringido nuestras leyes para venir aquí. En cambio, este proyecto de ley requiere que los trabajadores ilegales paguen una multa, se registren ante el gobierno, se sometan a una investigación de antecedentes, paguen impuestos retroactivamente y tengan un trabajo fijo. Y si al cabo de ocho años quieren solicitar una tarjeta de residencia, deberán pagar una multa adicional por un monto considerable, demostrar que han aprendido inglés y regresar a su país de origen para solicitarla desde allí. En resumidas cuentas, tendrán que probar que merecen ser parte de esta gran nación.

También quiero decirles unas palabras a los miembros del Congreso preocupados por la unificación familiar. Este proyecto de ley creará un sistema de puntos basado en el mérito, que reconoce la importancia de los vínculos familiares al otorgarles puntos a algunos solicitantes con familiares que ya viven aquí legalmente. Más de la mitad de las nuevas tarjetas de residencia se destinarán a familiares, se permitirá que los inmigrantes traigan a sus cónyuges e hijos menores y tramitaremos los casos pendientes de millones de personas que han estado esperando en fila pacientemente.

El control de la frontera y el respaldo de los valores familiares no son cuestiones que le atañen a un solo partido. Son importantes para todos los estadounidenses. Deben ser abordados, y este proyecto de ley es la mejor manera de hacerlo. Insto al senador Reid a que actúe rápidamente para que esta propuesta se vuelva a someter a votación en el plenario del Senado y exhorto a los senadores de ambos partidos a que la respalden. El debate de inmigración ya ha causado demasiadas divisiones entre los estadounidenses. Si nos unimos, podemos crear el sistema de inmigración que esta gran nación merece, uno que nos mantenga seguros y prósperos, que acoja a personas visionarias y emprendedoras de todo el mundo y que confíe en la habilidad de este país para hacernos a todos estadounidenses, una nación bajo Dios.

Gracias por escuchar.

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