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Oficina del Secretario de Prensa
27 de marzo de 2006

Declaraciones del Presidente en una Ceremonia de Naturalización
DAR Administration Building
Washington, D.C.

EL PRESIDENTE: Gracias a todos. Muchísimas gracias. Es un gusto estar con ustedes. Estoy agradecido por la oportunidad de presenciar esta ceremonia jubilosa y que eleva el espíritu. Es una fuente de inspiración ver a personas de tantas edades diferentes, tantos países diferentes alzar la mano y prestar juramento para hacerse ciudadanos de Estados Unidos de Norteamérica.

President George W. Bush congratulates newly sworn-in U.S. citizens Monday, March 27, 2006, following the Naturalization Ceremony at the Daughters of the American Revolution Administration Building in Washington. President Bush told the new U.S. citizens that each generation of immigrants brings a renewal to our national character and adds vitality to our culture.  White House photo by Eric Draper Para algunos de ustedes, este día llega tras una travesía larga y difícil. Para todos ustedes, éste es un momento determinante en sus vidas. Estados Unidos ahora es más que su hogar; Estados Unidos es su país. Les doy la bienvenida a esta nación libre. Los felicito a ustedes y a sus familias, y es un honor llamarlos conciudadanos.

Le agradezco al fiscal general. Doctor González, gracias, señor. Y, Alfonso, es un gusto estar aquí con usted. Quiero darle las gracias a la presidenta general de Daughters of the American Revolution, la señora Presley Wagoner, por permitirnos usar este fantástico edificio para esta importante ceremonia. Gracias por cantar el Himno Nacional tan magníficamente.

Es apropiado que celebremos esta ceremonia en la sede de las Daughters of the American Revolution. Las Daughters of the American Revolution fueron hijas de inmigrantes, porque los líderes de nuestra revolución todos tenían antepasados que vinieron del extranjero. Como nuevos ciudadanos de Estados Unidos, ahora les siguen los pasos a millones. Y con el juramento que han prestado, son tan estadounidenses como aquéllos que vinieron antes que ustedes.

Nuestro patrimonio inmigrante ha enriquecido la historia de Estados Unidos. Continúa moldeando nuestra sociedad. Cada generación de inmigrantes brinda la renovación a nuestro carácter nacional y aporta vitalidad a nuestra cultura. Los recién llegados tienen una manera especial de apreciar las oportunidades de Estados Unidos, y cuando aprovechan dichas oportunidades, toda nuestra nación se beneficia.

En los años setenta. o en los años 1790, un inmigrante de Irlanda diseñó la Casa Blanca, allí donde Laura y yo vivimos. Y ayudó a construir el Capitolio. En los años noventa, un inmigrante de Rusia ayudó a crear un motor de búsqueda de la Internet llamado Google. En el intermedio, nuevos ciudadanos han hecho contribuciones en prácticamente cada campo profesional, y millones de recién llegados han fortalecido sus comunidades por medio de vidas tranquilas y trabajo arduo, y la familia y fe.

La sociedad acogedora de Estados Unidos es más que una tradición cultura; es una promesa fundamental de nuestra democracia. Nuestra Constitución no limita la ciudadanía por origen ni nacimiento. En cambio, nuestra nación está unida por un amor compartido de la libertad y una convicción de que todas las personas son creadas con dignidad y valor. Con el transcurso de las generaciones, los estadounidenses han mantenido esa visión al acompañar a los nuevos ciudadanos de todo el mundo. y eso nos ha distinguido.

President George W. Bush stands before a backdrop of Ellis Island, Monday, March 27, 2006, at the Naturalization Ceremony for new U.S. citizens at the Daughters of the American Revolution Administration Building in Washington. President Bush welcomed the new U.S. citizens, telling them that each generation of immigrants brings a renewal to our national character and adds vitality to our culture.  White House photo by Eric Draper Uno de mis predecesores, el Presidente Ronald Reagan, solía decir lo siguiente, "Se puede ir a vivir en Francia, pero no es posible hacerse francés. Se puede ir a vivir a Japón, pero no es posible hacerse japonés. Pero cualquiera, de cualquier rincón del mundo, puede venir a vivir a Estados Unidos y ser estadounidense."

Los nuevos estadounidenses a quienes damos la bienvenida hoy incluyen hombres y mujeres de 20 países en cinco continentes. Sus edades van de los 18 a los 59, y trabajan como maestros, administradores de pequeñas empresas y enfermeros e ingenieros de software y otras profesiones.

Una nueva ciudadana es Verónica Pacheco. Verónica vino inicialmente a Estados Unidos de Bolivia hace 15 años. En 2000, se mudó aqu permanentemente y encontró trabajo en una compañía de banquetes en Virginia. Todos los viernes y sábados, dedicó cinco horas a estudiar inglés en la universidad local. Con los años ahorró suficiente dinero para comprar una casa propia. He aquí lo que dice Verónica acerca de Estados Unidos: "Éste es un país de oportunidades. Si uno quiere tener éxito, puede hacerlo. Puede hacer que sus sueños se hagan realidad aquí".

Otra nueva ciudadana es Masoon Shaheen. Masoon creció en Kuwait y se mudó a Estados Unidos con su esposo hace siete años. Se inscribió en la universidad para mejorar su inglés, aceptó un puesto enseñando a infantes de Marina a hablar árabe. Esto es lo que dijo Masoon: "Estados Unidos es un símbolo de justicia y libertad. Me encanta eso. Aquí respetan a las personas porque son personas. Considero que es un honor para mí y me siento amada".

Estados Unidos es más fuerte y más dinámica cuando les damos la bienvenida a ciudadanos nuevos como Masoon y Verónica a nuestra democracia. Con eso en mente, he instado al Congreso a que aumente el número de residencias que pueden resultar en la ciudadanía. Apoyo aumentar el número de visas disponibles a trabajadores nacidos en el extranjero en campos muy especializados, como las ciencias, medicina y tecnología. He promulgado una ley creando una nueva Oficina de Ciudadanía en el Departamento de Seguridad Nacional para promover los conocimientos sobre los derechos y procedimientos de la ciudadanía.

President George W. Bush and U.S. Attorney General Alberto Gonzales are framed by a military honor guard Monday, March 27, 2006, during the Naturalization Ceremony at the Daughters of the American Revolution Administration Building in Washington. President Bush, speaking to those who were swearing-in as new U.S. citizens, said that each generation of immigrants brings a renewal to our national character and adds vitality to our culture.  White House photo by Eric Draper Y después del 11 de septiembre, promulgué un decreto ejecutivo haciendo que los miembros nacidos en el extranjero de nuestros servicios militares cumplan con los requisitos inmediatamente para la ciudadanía, porque aquéllos dispuestos a arriesgar las vidas por nuestra democracia deben ser participantes plenos en nuestra democracia.

Durante los últimos cuatro años, más de 20,000 hombres y mujeres que llevan el uniforme se han hecho ciudadanos del país al que le prestan servicios. Han prestado el juramento de la ciudadanía en las cubiertas de portaviones, en destacamentos en Afganistán e Iraq, y en bases militares en todo el mundo. En Bethesda Naval Medical Center, observé a un valiente infante de Marina nacido en México levantar la mano derecha y hacerse ciudadano del país que había defendido uniformado durante más de 26 años. Es un privilegio ser el Comandante en Jefe de hombres y mujeres como estos, y me enorgullece llamarlos conciudadanos.

Todos los que prestan el juramento están haciendo más que concluir un proceso legal. Están haciendo una promesa de toda la vida de apoyar los valores y las leyes de Estados Unidos. La promesa conlleva grandes privilegios, y también conlleva grandes responsabilidades. Considero que cada nuevo ciudadano tiene una obligación de aprender nuestras costumbres y los valores que definen a nuestra nación, incluidas la libertad y responsabilidad cívica, igualdad ante Dios, tolerancia con otros y el inglés.

Aquéllos de nosotros que hemos sido ciudadanos durante muchos años también tenemos responsabilidades. Ayudar a nuevos ciudadanos a asimilarse es una misión que une a los estadounidenses por elección propia y por nacimiento. Agradezco la labor de las organizaciones patrióticas como las Daughters of the American Revolution. Algunos de los nuevos estadounidenses presentes hoy quizá hayan usado el Manual para la Ciudadanía de DAR para prepararse para la prueba de la ciudadanía. Obviamente realizaron una labor muy buena, ya que aprobaron. (Risas.)

Muchas otras organizaciones, desde iglesias hasta empresas y organizaciones cívicas, están respondiendo al llamado a ayudar a los nuevos ciudadanos a tener éxito en nuestro país, y estoy agradecido con todos aquéllos que ayudan a las personas que se harán ciudadanas.

Naturalization ceremony participants raise their hands and hold American flags as they are sworn-in as new U.S. citizens Monday, March 27, 2006, during the Naturalization Ceremony at the Daughters of the American Revolution Administration Building in Washington. President George W.Bush addressed the audience, saying that each generation of immigrants brings a renewal to our national character and adds vitality to our culture. White House photo by Eric Draper El gobierno está poniendo de su parte para ayudar también a los nuevos ciudadanos. La Oficina de Ciudadanía ha creado una nueva guía para inmigrantes. Esta publicación gratuita incluye consejos prácticos sobre tareas como encontrar vivienda y puestos, o matricular a los hijos en la escuela y pagar los impuestos.

Estamos realizando programas de extensión con grupos religiosos y comunitarios para ofrecer cursos de cívica e inglés. Mi gobierno continuará siguiendo políticas que abren un sendero a la educación y los puestos, promueve la propiedad y da a cada ciudadano una oportunidad de hacer realidad el Sueño Americano.

Nuestra nación ahora está en pleno debate sobre política inmigratoria, y eso es bueno. La inmigración es un tema importante. La inmigración también es un tema que suscita muchas emociones. Y necesitamos mantener nuestra perspectiva al realizar este debate. En su base, la inmigración es un indicio de una nación que siente confianza y es exitosa. Dice mucho sobre nuestro país que personas de alrededor del mundo estén dispuestas a dejar sus países y dejar a sus familias y arriesgarlo todo para venir a Estados Unidos. Su talento y arduos esfuerzos y amor de la libertad han ayudado a Estados Unidos a ser el líder del mundo. Y nuestra generación garantizará que Estados Unidos siga siendo un modelo de libertad y la sociedad más llena de esperanza que el mundo jamás ha conocido.

Estados Unidos es una nación de inmigrantes, y también somos una nación de leyes. Todos ustedes están aquí porque siguieron las reglas y esperaron su turno en la línea para la ciudadanía. Sin embargo, hay quienes violan nuestras leyes de inmigración e ingresan a nuestro país ilegalmente. Eso menoscaba el sistema para todos nosotros. Estados Unidos no debería tener que escoger entre ser una sociedad acogedora y ser una sociedad que se acoge a la ley. Podemos ser ambos a la vez. Y, entonces, para cumplir con la promesa de Estados Unidos, debemos aplicar las leyes de Estados Unidos.

También debemos reformar dichas leyes. A nadie beneficia se de un sistema de inmigración que permite que grandes cantidades de personas crucen la frontera a hurtadillas. Nadie se beneficia cuando los inmigrantes ilegales viven en las tinieblas de la sociedad. Todos sufren cuando las personas que están tratando de mantener a sus familias se quedan a la merced de criminales o apiñadas en remolcadores o abandonadas en el desierto hasta morir. Estados Unidos necesita reformas inmigratorias integrales.

He presentado una propuesta para reformas inmigratorias integrales que incluye tres elementos críticos: proteger la frontera, fortalecer la aplicación de leyes inmigratorias dentro de nuestro país y crear un programa de trabajadores temporales. Estos elementos dependen de y se refuerzan unos de los otros, y juntos le darán a Estados Unidos un sistema de inmigración que atienda las necesidades del siglo XXI.

El primer elemento es proteger nuestra frontera. Nuestro sistema de inmigración no puede funcionar si no podemos controlar la frontera. La inmigración ilegal ejerce presión en los recursos de aplicación de la ley y públicos, particularmente en nuestras comunidades fronterizas. Nuestra nación también lucha una guerra contra el terrorismo, y los terroristas que crucen la frontera podrían crear destrucción en escala masiva. La responsabilidad del gobierno es clara: Debemos hacer respetar la frontera.

Desde que asumí el mando, he aumentado los fondos para la seguridad fronteriza en 66 por ciento. Hemos ampliado la Patrulla Fronteriza a más de 12,000 agentes, un aumento de más de 2,700 agentes. Y el presupuesto el próximo año financia 1,500 agentes adicionales. Estamos ayudado a aquéllos hombres y mujeres dedicados a hacer sus trabajos al proporcionarles tecnología de vanguardia, como cámaras infrarrojas, sensores avanzados de movimiento y aeronaves no tripuladas. Estamos instalando infraestructura de protección, como barreras para vehículos y cercos en zonas urbanas, para evitar que la gente cruce la frontera ilegalmente. Y estamos integrando la mano de obra y tecnología e infraestructura de manera más unificada que nunca. Nuestro objetivo es mantener la frontera abierta al comercio y turismo, y cerrada a los criminales y narcotraficantes y terroristas.

Nuestra estrategia para proteger la frontera está logrando resultados. Desde que asumí el mando, nuestros agentes han capturado y enviado a casa a más de 6 millones de personas que entraron a este país ilegalmente, entre ellas más de 400,000 con antecedentes penales. Agentes federales, estatales y locales y de viajes están trabajando lado a lado. Por medio del Programa para el Control de la Frontera de Arizona (Arizona Border Control Initiative) capturamos a más de 600,000 inmigrantes ilegales en Arizona el año pasado. Los hombres y mujeres de nuestra Patrulla Fronteriza han alcanzado muchos logros, pero tenemos mucho más trabajo por delante y no podemos estar satisfechos hasta que tengamos pleno control de la frontera.

También estamos cambiando la manera en que procesamos a aquéllos que capturamos cruzando la frontera ilegalmente. Más de 85 por ciento de los inmigrantes ilegales que capturamos son de México, y la mayoría de ellos son enviados de vuelta a casa dentro de 24 horas. Enfrentamos un desafío diferente con los no mexicanos. Durante décadas, las instalaciones de detención del gobierno no tenían suficientes camas para los inmigrantes ilegales no mexicanos capturados en la frontera. Y, entonces, se permitía que la mayoría se reincorporara a la sociedad. A cada uno se le asignaba una fecha para comparecer ante los tribunales, pero prácticamente nadie se presentaba. Esta práctica, capturar y soltar, es insensata, y mi gobierno le pondrá fin.

Para dejar de capturar y soltar, estamos aumentando en 12 por ciento el número de camas e instalaciones de detención este año, y en otros 32 por ciento el próximo año. También estamos aumentado el uso de un proceso llamado deportación acelerada, que nos permite enviar a los inmigrantes ilegales no mexicanos a venir a casa más pronto.

El año pasado, tardó un promedio de 66 días procesar a uno de estos inmigrantes ilegales. Ahora, estamos haciéndolo en 21 días. El objetivo es aumentar el proceso más rápidamente. Nos ha ayudado a dejar de capturar y soltar a los inmigrantes ilegales de Brasil y Guatemala, Honduras, y Nicaragua capturados cruzando nuestra frontera del sudoeste. Y desde el verano pasado, hemos reducido en más de un tercio el número de inmigrantes ilegales no mexicanos puestos en libertad en la sociedad. Hemos fijado un objetivo de dejar de capturar y soltar durante el próximo año. Estoy deseoso de trabajar con el Congreso para acabar con las lagunas que dificultan que procesemos inmigrantes ilegales de ciertos países. Y continuaremos presionando a gobiernos extranjeros, como China, a que acepten de vuelta a sus ciudadanos que ingresaron a nuestro país ilegalmente.

Cuando los inmigrantes ilegales sepan que van a ser capturados y enviados a casa, será menos probable que violen las reglas para comenzar. Y el sistema será más ordenado y seguro para aquéllos que siguen la ley.

El segundo aspecto de una reforma inmigratoria integral es fortalecer la aplicación de nuestras leyes en el interior de nuestro país. Desde que asumí el mando, he aumentado en 42 por ciento los fondos para la aplicación de las leyes de inmigración, y aquéllos recursos han ayudado a nuestros agentes a llevar a personas muy peligrosas ante la justicia: contrabandistas, terroristas, miembros de pandillas y traficantes de personas. Por ejemplo, por medio de la Operación Escudo Comunitario (Operation Community Shield), los agentes federales han arrestado a casi 2,300 pandilleros que estaban aquí ilegalmente, entre ellos criminales como los miembros de MS-13.

La mejor aplicación interior de las leyes también requiere mejor aplicación en los centros de trabajo. Las empresas tienen una obligación de cumplir con las leyes. El gobierno tiene la responsabilidad de ayudarlos a hacerlo. El año pasado, promulgué una ley para aumentar a más del doble los recursos dedicados a la aplicación en los centros de trabajo. Continuaremos enfrentando el problema del fraude de documentos, porque los esmerados dueños de negocios no deberían actuar como detectives para verificar la situación de sus trabajadores.

El mes entrante, lanzaremos grupos de trabajo de aplicación de la ley en 11 ciudades importantes para desmantelar las redes de documentos fraudulentos. Nos esforzamos para hacer que dejen de operar los falsificadores que crean documentos falsos, detener a los contrabandistas que trafican seres humanos y garantizar que las empresas estadounidenses cumplan con las leyes de Estados Unidos.

La tercera parte de la reforma inmigratoria integral es hacer que el sistema sea más racional, ordenado y protegido al crear un nuevo programa de trabajadores temporales. Este programa ofrecería una manera legal de juntar a trabajadores extranjeros dispuestos con empleadores estadounidenses dispuestos para hacer el trabajo que los estadounidenses no están dispuestos a hacer. Los trabajadores deberían poder inscribirse para tener una situación legal de manera temporal. Si deciden solicitar la ciudadanía, tendrían que ponerse en línea. Este programa ayudaría a atender las demandas de una economía en crecimiento y permitiría que trabajadores honrados mantuviesen a sus familias y a la vez que respetasen la ley.

Un programa de trabajadores temporales es vital para proteger nuestras fronteras. Al crear una vía legal separada para aquéllos que están ingresando a Estados Unidas para un día de trabajo honrado, reduciríamos considerablemente el número de personas que tratan de ir y venir a hurtadillas a través de la frontera. Eso reduciría la presión en la frontera y liberaría a los agentes de la ley para concentrarse en amenazas contra nuestra seguridad, que son los delincuentes y narcotraficantes y terroristas.

El programa también aumentaría la seguridad al crear tarjetas de identidad a prueba de la falsificación que nos permitirían mantenernos al tanto de cada trabajador ilegal que esté aquí de manera legal y nos ayudaría a identificar a aquéllos que están aquí ilegalmente.

Algo que el programa de trabajadores temporales no debe hacer es otorgarles una amnistía a las personas que están en nuestro país ilegalmente. Creo que otorgar una amnistía sería injusto, porque permitiría que aquéllos que violan la ley pasen por delante de personas como ustedes, personas que cumplen con las reglas y han esperado en la línea para la ciudadanía.

La amnistía también sería insensata porque alentaría olas futuras de inmigración ilegal, aumentaría la presión en la frontera y haría que fuese más difícil que los agentes de la ley se concentrasen en aquéllos que quieren hacernos daño. Por el bien de la justicia y la seguridad fronteriza, me opongo firmemente a la amnistía.

Esta semana, el Senado planea considerar una propuesta sobre la reforma inmigratoria. El Congreso debe aprobar un proyecto de ley integral que protege la frontera, mejora la aplicación interior y crea un programa de trabajadores temporales para mejorar nuestra seguridad y nuestra economía. Concluir con un proyecto de ley integral no será fácil. Requerirá que todos nosotros en Washington tomemos decisiones difíciles y transemos. Y eso es exactamente lo que el pueblo estadounidense nos envió aquí a hacer.

Al avanzar en el proceso, también tenemos una opción de ir más allá de las opciones trilladas y las actitudes duras del pasado. El debate sobre la inmigración debe realizarse de manera cortés y digna. Nadie debe jugar con los temores de la gente ni tratar de hacer que los vecinos estén unos contra los otros. Nadie debe proyectar que los inmigrantes son amenazas para la identidad estadounidense, porque los inmigrantes han determinado la identidad de Estados Unidos.

Nadie debe mantener que los inmigrantes son una carga para nuestra economía porque el trabajo y el sentido empresarial de los inmigrantes ayudan a respaldar nuestra economía. No debemos sucumbir al pesimismo. Si trabajamos juntos, confío que podemos cumplir con nuestro deber de solucionar los problemas de nuestro sistema de inmigración y producir un proyecto de ley que proteja a nuestro pueblo, haga valer nuestras leyes y enorgullezca a nuestro pueblo.

Es un día jubiloso para todos ustedes, y es uno que siempre recordarán. Cuando vinieron aquí esta mañana, yo era el Presidente de un país ajeno. Ahora soy el Presidente de su país y estoy agradecido por tal honor. Les deseo suerte como ciudadanos de la mejor nación en la faz de la Tierra.

Que Dios los bendiga a ustedes y a sus familias, y que Dios continúe bendiciendo a Estados Unidos. Muchísimas gracias. (Aplausos.)

END 10:34 A.M. EST


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