President  |  Vice President  |  First Lady  |  Mrs. Cheney  |  News & Policies 
History & ToursKids  |  Your Government  |  Appointments  |  JobsContactGraphic version


Email Updates  |  Español  |  Accessibility  |  Search  |  Privacy Policy  |  Help

Printer-Friendly Version
Email this page to a friend

For Immediate Release
Office of the Press Secretary
31 de octubre de 2005

Declaraciones del Presidente y el Candidato a Juez de la Corte Suprema Alito
The Cross Hall

8:01 A.M. EST

  EL PRESIDENTE: Buenos días. Me complace anunciar mi designación del juez Samuel A. Alito, hijo, a juez de la Corte Suprema de los Estados Unidos. El juez Alito es uno de los jueces más logrados y respetados de los Estados Unidos y debido a su larga carrera de servicio público cuenta con una variedad extraordinaria de experiencias.

En su calidad de funcionario del Departamento de Justicia, fiscal federal y juez de la Corte de Apelación de los Estados Unidos, Sam Alito ha demostrado un dominio del derecho, un compromiso firme a la justicia, y. y es un hombre de gran carácter. Es erudito, justo y una persona de principios y estas cualidades aportarán mucho a nuestra nación en el más alto tribunal del país.

El juez Alito prometió mucho desde el inicio de sus estudios en Princeton y en la Facultad de Derecho de Yale; como director del Yale Law Journal; como asistente de un juez de apelación de la corte federal. Fue parte de la reserva del Ejército y fue dado de baja con honores como capitán. A comienzos de su carrera, Sam Alito trabajó como fiscal federal y estuvo a cargo de asuntos penales y civiles para los Estados Unidos. Como asistente del procurador general, presentó 12 casos ante la Corte Suprema, y ha argumentado docenas de otros ante cortes federales de apelación.

Prestó servicios en la Oficina de Asesoría Jurídica del Departamento de Justicia proporcionando asesoría constitucional al Presidente y el poder ejecutivo. En 1987, el presidente Ronald Reagan lo nombró fiscal de los Estados Unidos en el distrito de Nueva Jersey, el principal procurador en uno de los distritos federales más extensos de la nación, y fue confirmado unánimemente por el Senado. Tomó medidas enérgicas contra el crimen de cuello blanco y los delitos ambientales, y el narcotráfico y el crimen organizado, y la violación de los derechos civiles.

El esa función, Sam Alito mostró una dedicación ferviente al estado de derecho, y se hizo merecedor de una reputación de ser tanto firme como justo. En 1990, el presidente Bush nombró a Sam Alito, a los 39 años, a la Corte de Apelación del Tercer Distrito de los Estados Unidos. La designación del juez Alito fue respaldada por ambos partidos y nuevamente fue confirmado de manera unánime por el Senado de los Estados Unidos. El juez Alito se ha desempeñado con distinción en ese tribunal durante 15 años y ahora cuenta con más experiencia judicial que ningún candidato a la Corte Suprema en más de 70 años.

La buena reputación del juez Alito solo ha mejorado durante el transcurso de su servicio. Ha participado en miles de apelaciones y redactado cientos de dictámenes. Su trayectoria revela que es un juez ponderado que considera los asuntos legales. los méritos detenidamente y aplica la ley basándose en los principios. Tiene un entendimiento agudo de la debida función de los jueces en nuestra sociedad. Comprende que los jueces deben interpretar las leyes, mas no imponerle a la gente sus preferencias o prioridades.

Al desempeñar sus deberes, el juez se ha ganado el respeto de sus colegas y abogados por su intelecto y decencia. Se ha hecho merecedor de admiradores en todo el espectro político. Confío que el Senado de los Estados Unidos estará impresionado por los eminentes logros del juez Alito, su temperamento judicial medido y su gran integridad personal. E insto al Senado a que actúe prontamente con respecto a este importante nombramiento para que nominación vote de manera positiva o negativa antes de fines de este año.

Hoy, acompaña al juez Alito su esposa, Martha, que era bibliotecaria especializada en derecho cuando la conoció. Sam y yo sabemos que no hay como casarse con una bibliotecaria. Los dos hijos de Sam y Martha, Phil y Laura, también están con nosotros, y sé cuán orgullosos están hoy de su papá. También estoy seguro que el juez Alito tiene en mente a su madre, Rose, que cumplirá 91 años en diciembre. Y sé que está pensando en su difunto padre. Samuel Alito padre vino a este país de Italia en 1914, de niño, como inmigrante, y su excelente familia ha hecho realidad la gran promesa de nuestro país.

 Juez, gracias por aceptar desempeñar este servicio y felicitaciones por su nombramiento.

JUEZ ALITO: Gracias, señor presidente. Muchísimas gracias, señor presidente. Es un gran honor para mí ser nombrado a la Corte Suprema, y estoy muy agradecido por la confianza que ha depositado en mí.

La Corte Suprema es una institución que venero desde hace mucho tiempo. Durante mis 29 años de funcionario público, he tenido la oportunidad de ver a la Corte Suprema desde una variedad de perspectivas: como abogado de la Oficina del Procurador General, argumentando y haciendo presentaciones ante la Corte Suprema, como fiscal federal, y más recientemente, durante los últimos 15 años, como juez de la Corte de Apelación. Durante todo ese tiempo, mi apreciación por la función vital que desempeña la Corte Suprema en nuestro sistema constitucional ha aumentado muchísimo.

Presenté mi primer caso ante la Corte Suprema en 1982, y aún recuerdo ese día claramente. Recuerdo el gran respeto que sentí cuando me acerqué al atril. También recuerdo el alivio que sentí cuando la jueza O'Connor -creo que al darse cuenta de que era un principiante-se aseguró de que la primera pregunta que se me hizo fuese una fácil. Me sentí agradecido con ella en esa ocasión feliz, y es un honor en particular ser nombrado para su cargo.

Mi visita más reciente al edificio de la Corte Suprema fue en una ocasión en una ocasión muy distinta y muy triste: Fue la ocasión del funeral del juez William Rehnquist. Al acercarme al edificio de la Corte Suprema con un grupo de otros jueces federales, me sentí igualmente sobrecogido que en 1982, no debido al edificio imponente y bello en el que se encuentra la Corte Suprema, sino debido a lo que representa el edificio y, lo que es más importante aun, las instituciones. nuestra dedicación como sociedad libre y abierta a la libertad y las oportunidades, y como dice en la entrada de la Corte Suprema, "la justicia conforme a la ley".

Cada vez que he ingresado al tribunal durante los últimos 15 años, he tenido en mente la responsabilidad solemne que conlleva el servicio como juez federal. Los jueces federales tienen el deber de interpretar la Constitución y las leyes de manera fiel y justa, de proteger los derechos constitucionales de todos los estadounidenses, y de hacer cosas de manera detenida y contenida, siempre conscientes de la función limitada que desempeñan los tribunales en nuestro sistema constitucional. Y prometo que si soy confirmado haré todo lo que pueda para cumplir con esa responsabilidad.

Les debo mucho a muchas personas que me han enseñado durante el transcurso de los años sobre el derecho y sobre ser juez, a jueces ante los cuales me he presentado y a colegas que me han mostrado con su ejemplo lo que significa ser un equitativo y concienzudo y moderado.

Por supuesto que también les debo muchísimo a los miembros de mi familia. Quisiera que mi padre estuviese en vida. Era un hombre extraordinario que vino a los Estados Unidos de niño y superó muchas dificultades e hizo muchos sacrificios para que mi hermana y yo tuviésemos oportunidades que él no tuvo.

Como mencionó el Presidente, mi madre cumplirá 91 años el mes próximo. Fue una maestra pionera y muy dedicada en escuelas públicas que nos inspiró a mi hermana y a mí con su amor por el aprendizaje. Mi esposa, Martha, ha sido una fuente constante de amor y apoyo durante los últimos 20 años. Mis hijos, Philip y Laura, son mi gran orgullo y se han asegurado de que nunca se me suba a la cabeza. lo hacen muy bien, prácticamente, todos los días. Y mi hermana, Rosemary, siempre ha sido una gran amiga y una fuente de inspiración como gran abogado, y una persona fuerte e indepiendente.

Estoy deseoso por trabajar con el Senado en el proceso de confirmación. Señor Presidente, gracias, denuevo por la confianza que ha mostrado en mi y por honrarme con esta nominación.

END 8:11 A.M. EST


Printer-Friendly Version
Email this page to a friend

Issues

More Issues

News

RSS Feeds

News by Date

Appointments

Federal Facts

West Wing