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Office of the Press Secretary
3 de enero de 2003

DECLARACIONES DEL PRESIDENTE A LAS TROPAS Y FAMILIAS
Fort Hood, Texas

10:55 A.M. CST

     EL PRESIDENTE:  Muchísimas gracias.  Gracias a todos.  Muchísimas gracias a todos.  General, muchísimas gracias por la bondadosa introducción. Siempre me gustan las introducciones cortas.  (Risas.) Gracias por su cálida bienvenida y gracias por esta chaqueta.

     AUDIENCIA:  ¡Juuua!

     EL PRESIDENTE:  Me enorgullece ponérmela.

     AUDIENCIA:  ¡Juuua!

     EL PRESIDENTE:  Y me enorgullece ponérmela en mi estado de residencia de Texas.

(Aplausos.)

     Es un honor para Laura y para mí inaugurar el año nuevo con los soldados y las familias de Ft. Hood.

     AUDIENCIA:  ¡Juuua!

     EL PRESIDENTE:  Todos los tejanos se enorgullecen de que nuestro estado sea la sede de tantas excelentes unidades de las fuerzas armadas, entre ellas la gran 1st Cavalry Division (Primera División de la Caballería).  (Aplausos.)

     AUDIENCIA:  ¡Juuua!

     EL PRESIDENTE:  Y la poderosa 4th Infantry Division (Cuarta División de la Infantería).  (Aplausos.)

     AUDIENCIA:  ¡Juuua!

     EL PRESIDENTE:  Los ingredientes clave de la sede de los vencedores de los Estados Unidos.

     AUDIENCIA:  ¡Juuua!

     EL PRESIDENTE:  La víspera de Navidad tuve el honor de llamar a algunas de las tropas que están en todo el mundo, miembros de los servicios, hombres y mujeres de muchas bases,

entre ellas Ft. Hood.  Les agradecí por prestar servicios a los Estados Unidos tan lejos de casa y lejos de sus familias.

     Hoy, es un honor para mí venir a Ft. Hood para darles las gracias a todos y cada uno de ustedes por el trabajo que realizan para asegurarse que nuestro ejército de Estados Unidos sea superior a todos.  (Aplausos.)

     AUDIENCIA:  ¡Juuua!

     EL PRESIDENTE:  Hay más de 1,300 tropas de Ft. Hood que están prestando servicios en el extranjero y defendiendo a nuestro país y manteniendo la paz, desde Cuba hasta Kuwait y Corea.  Otras 1,600 están preparándose para ser desplegadas en el extranjero.  En los meses venideros, posiblemente se les den más misiones esenciales a más soldados de Ft. Hood.  Pero dondequiera que presten servicios o dondequiera que se les pueda enviar, pueden estar seguros de que Estados Unidos está agradecido y su Comandante en Jefe confía en sus habilidades y está orgulloso de sus servicios.  (Aplausos.)

     AUDIENCIA:  ¡Juuua!

     EL PRESIDENTE:  Quiero darle las gracias al General Wilson y a su esposa, Lynn, por atendernos a Laura y a mí.  Quiero darle las gracias a Larry Ellis y a Jean, General Ellis.  Le agradezco muchísimo al General Joe Peterson.  Quiero darle las gracias al Sargento Brigada Gravens y a su esposa Deborah por acompañarnos hoy aquí.  Le agradezco a mi gran amigo, el Gobernador del gran estado de Texas, Rick Perry, por acompañarnos hoy. (Aplausos.)  Quiero darles las gracias a los miembros de la delegación del Congreso que están acá, Joe Barton, el Congresista Chet Edwards.  Aprecio que todos ustedes hayan venido.

     Quiero darles las gracias a algunos de los funcionarios estatales y locales.  Sé que mi amiga

Dianne White Delisi está acá.  Quiero darles las gracias también a Suzanna Hupp y Sid Miller.  Quiero darle las gracias al alcalde de Killeen. Hacía tiempo que no veía al alcalde. Es un gusto estar con usted, Alcalde. Aprecio a todos los funcionarios locales; mis conciudadanos tejanos, las familias militares, los veteranos y a todos los líderes de la comunidad que han venido hoy. Gracias por estar acá.

     Sé que nos acompañan algunos de los muchos veteranos que viven en esta zona.  Los hombres y las mujeres de Ft. Hood continúan las grandiosas tradiciones que ustedes les han heredado. Cada uno de ustedes tiene un título enorgullecedor:  veterano de las fuerzas armadas de los Estados Unidos.  Y quiero darles las gracias por el ejemplo que han sentado y el servicio que le prestan a nuestro país.  (Aplausos.)

     AUDIENCIA:  ¡Juuua!

     EL PRESIDENTE:  Yo aprecio y Estados Unidos aprecia los sacrificios de nuestras familias militares.  Decreté el mayor aumento en gastos de defensa de una generación.

     AUDIENCIA:  ¡Juuua!

     EL PRESIDENTE:  Quería asegurarme de que nuestros soldados tengan los mejores sueldos posibles.

     AUDIENCIA:  ¡Juuua!

     EL PRESIDENTE:  -- la mejor capacitación posible

     AUDIENCIA:  ¡Juuua!

     EL PRESIDENTE:  -- y asegurarme de que la vivienda fuese la mejor posible para nuestras familias, familias militares.  (Aplausos.)  Es lo menos que les debemos a los esposos y las esposas de aquellos que llevan el uniforme.

     Cada uno de nosotros sabe que la vida del ejército puede ser gratificante. Y saben que puede ser peligrosa y difícil. Todos los días, nuestras familias militares están poniendo los intereses de los Estados Unidos por delante y los Estados Unidos les agradece a ustedes, además de aquellos que llevan el uniforme.  (Aplausos.)

     Ft. Hood y las unidades que lo consideran su hogar tienen un lugar especial en la historia militar de nuestro país.  Durante décadas, los soldados del First Team (Primer Equipo) y la Iron Horse Division (División Caballo de Hierro), y de otras unidades han luchado las batallas de los Estados Unidos con distinción y valentía.

     Ahora son llamados nuevamente a la acción para defender a los Estados Unidos y la causa de la libertad en la primera guerra del Siglo XXI.  Para este gran país y para nuestros amigos de todo el mundo que aman la libertad como nosotros lo hacemos, los riesgos son elevados.  Los

terroristas nos han mostrado cuáles son sus intenciones para nosotros. Y no nos vamos a olvidar.

     No nos vamos a olvidar del hecho que matan sin importarles las normas de la guerra. No valoran las vidas inocentes como lo hacemos nosotros. En Estados Unidos, decimos que todos son preciados, todos cuentan. Todos son iguales ante los ojos del Todopoderoso.

     Esa no es la forma de pensar del enemigo.  No valoran las vidas inocentes. No son sino un grupo de asesinos crueles, y es así como vamos a tratarlos.  (Aplausos.)

     AUDIENCIA:  ¡Juuua!

     EL PRESIDENTE:  Cruzan los océanos para elegir como blanco a los inocentes. Buscan armas de destrucción masiva en una escala masiva. A los terroristas no los detendrá ni la misericordia ni la conciencia.  Pero serán detenidos.

     AUDIENCIA:  ¡Juuua!

     EL PRESIDENTE:  Y serán detenidos por la voluntad y el poder de los Estados Unidos de América.  (Aplausos.)

     AUDIENCIA:  ¡Juuua!

     EL PRESIDENTE:  Nuestro país es parte de un gran combate de voluntad y propósito. Se nos está sometiendo a prueba. En épocas de crisis, actuaremos decisivamente.  Y en épocas de calma, estaremos concentrados y seremos pacientes e inexorables en nuestra persecución del enemigo.  Eso es lo que le debemos al pueblo estadounidense.

     No estamos aguardando otro ataque.  No podemos aguardar otro ataque para utilizar el pleno poder de los Estados Unidos en esta causa.  Estamos tomando medidas ahora para proteger al pueblo estadounidense y forjar un futuro de paz.

     Esta guerra, como las otras, no va a ser ganada a la defensiva.  Por lo que vamos a llevar esta lucha al enemigo.

     AUDIENCIA:  ¡Juuua!

     EL PRESIDENTE:  Y estamos alcanzando muchos logros.  Estamos alcanzando muchos logros.  En colaboración con nuestros amigos y aliados, hemos liberado al pueblo de Afganistán de uno de los regímenes más brutales en la historia de la humanidad. (Aplausos.)

    Ejecutamos una doctrina clara que decía que si uno protege a un terrorista, si uno alimenta a un terrorista, si uno esconde a un terrorista, es tan culpable como los terroristas y el Talibán sabe lo que queríamos decir.  (Aplausos.)

     AUDIENCIA:  ¡Juuua!

     EL PRESIDENTE:  Hemos destruido campamentos donde entrenaban los terroristas.  Solían ser campamentos. Las fuerzas armadas de los Estados Unidos se hicieron presentes y ya no hay campamentos en Afganistán.

     AUDIENCIA:  ¡Juuua!

     EL PRESIDENTE:  Hemos vaciado las cuevas donde se escondían. Ven, solían pensar que se podían esconder. Pero uno no se puede esconder de los Estados Unidos de América.

Quizá se pueda esconder durante un periodo breve, pero pronto vamos a echarle el reflector y lo vamos a llevar ante la justicia.

     Hemos interrumpido millones de dólares que el enemigo estaba utilizando para financiar sus operaciones. Estamos colaborando con amigos y aliados de todo el mundo.  Y los estamos aprisionando, uno a uno. Algunos han encontrado la muerte por medio de justicia repentina; algunos ahora están respondiendo preguntas en la Bahía de Guantánamo.  En cualquiera de los casos, ya no son un problema para los Estados Unidos de América y nuestros amigos.  (Aplausos.)

     AUDIENCIA.  ¡Juuua!

     EL PRESIDENTE:  Aún no hemos atrapado a todos los terroristas, pero todos se han dado fuga.  Y si escuchan detenidamente, oirán detrás de ellos los poderosos pasos de los Estados Unidos de América.  (Aplausos.)

     AUDIENCIA:  ¡Juuua!

     EL PRESIDENTE:  Y no nos vamos a dar por vencidos.  Libraremos esta guerra en muchos frentes, con muchas herramientas. Nuestras operaciones de inteligencia están rastreando a los terroristas.  Estamos compartiendo inteligencia con otros países que comparten nuestro deseo de paz.  Nuestros aliados están manteniendo la paz y ayudándonos a mantener la paz en Afganistán.  Estamos cazando a los terroristas en cada continente.

     Ven, están en más de 60 países distintos.  Tenemos una vasta coalición de personas comprometidas a este principio:  O están con nosotros o están con el enemigo; o están con aquellos que aman la libertad o están con aquellos que odian las vidas inocentes.  Nuestra coalición es fuerte y la estamos manteniendo fuerte.  Y estamos a su acecho; estamos acorralándolos uno por uno.

     Y, además, estamos confrontando la amenaza de regímenes al margen de la ley que procuran obtener armas de destrucción masiva. Circunstancias distintas requieren de estrategias distintas, desde la presión de la diplomacia hasta la posibilidad de la fuerza.  Sin embargo, en cada uno de los casos, la determinación de nuestra nación es la misma:  Debemos proteger al pueblo estadounidense y a nuestros amigos y aliados de la violencia catastrófica, cualquiera que sea la fuente, cualquiera que sea la amenaza, y lo haremos.

     En el caso de Corea del Norte, el mundo debe continuar pronunciándose con una sola voz, para o hacer que ese régimen renuncie a sus ambiciones nucleares.  En el caso de Iraq, el mundo ya ha hablado con una sola voz. El régimen iraquí tiene el deber, según las resoluciones del Consejo de Seguridad, de declarar y destruir todas sus armas de destrucción masiva. Eso es lo que ha dicho el mundo. Eso es lo que Estados Unidos espera de Saddam Hussein.

     El régimen iraquí es una grave amenaza para los Estados Unidos.  El régimen iraquí es una amenaza para cualquier estadounidense y una amenaza para aquellos que son los amigos de los Estados Unidos.

     ¿Por qué lo digo?  Bueno, primero, el líder de Iraq ha proclamado públicamente su odio hacia nuestro país y lo que representamos.  El régimen iraquí tiene una trayectoria, una trayectoria de torturar a su propia gente, una trayectoria brutal y una trayectoria de agresión temeraria contra aquellos en su vecindad.

     El régimen iraquí ha utilizado armas de destrucción masiva.  No sólo tenían armas de destrucción masiva, sino utilizaron armas de destrucción masiva.  Han utilizado armas de destrucción masiva contra la gente en otros países; han utilizado armas de destrucción masiva contra su propia gente. Es por ello que digo que Iraq es una amenaza, una verdadera amenaza.

     Hace cuatro años, los inspectores de la ONU concluyeron que Iraq no había rendido cuentas por grandes reservas de armas químicas y biológicas, armas capaces de matar a millones.  En la declaración del mes pasado, Iraq dejó nuevamente de rendir cuentas por aquellas armas.

     El dictador iraquí ni siquiera trató de presentar una declaración verosímil. Ahora podemos tener la certeza que siente desdén por las Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y sus resoluciones.  Realmente no le importa la opinión de la humanidad.  A Saddam Hussein se le dio un camino hacia la paz; hasta ahora, ha optado por el camino al desafío.

     El destino del régimen iraquí está siendo determinado por sus propias decisiones. Saddam Hussein sabe precisamente qué puede y debe hacer para evitar el conflicto.  Lo hemos dejado en claro. El mundo se ha pronunciado con una sola voz.

     Y aún ahora, podría poner fin a su desafío y cambiar significativamente de dirección. Tiene esa opción.  Ciertamente preferimos el acatamiento voluntario por Iraq. Ven, el uso de nuestras fuerzas armadas es la última opción de esta nación; su última opción.

     Sin embargo, si se hace necesaria la fuerza para desarmar a Iraq de sus armas de destrucción masiva y hacer cumplir la voluntad de las Naciones Unidas; si se hace necesaria la fuerza para proteger a nuestro país y mantener la paz, Estados Unidos actuará deliberadamente, Estados Unidos actuará decisivamente y Estados Unidos prevalecerá porque tenemos las mejores fuerzas armadas del mundo.  (Aplausos.)

     AUDIENCIA:  ¡Juuua!

     EL PRESIDENTE:  Estamos listos. Estamos preparados. Y de verse Estados Unidos forzado a tomar medidas, nuestras tropas actuarán según las mejores tradiciones de los Estados Unidos, de ser forzados a tomar medidas.  De determinar su destino Saddam Hussein al rehusar desarmarse, al ignorar la opinión de mundo, lucharán no para conquistar a nadie, sino para liberar a gente.

     Ven, creemos en la libertad.  Sin importar lo que puedan decir sus opresores, el pueblo de Iraq no ama la tiranía.  Como todos los seres humanos, desean y merecen vivir en libertad y vivir con dignidad.  Estados Unidos busca más que vencer el terrorismo.  Buscamos promover la libertad humana en un mundo en paz. Esa es la responsabilidad que nos ha dado la historia y esa es la responsabilidad con la cual cumpliremos.

     Durante horas cruciales, el éxito de nuestra causa dependerá de ustedes. Como miembros de nuestras fuerzas armadas, sirven los ideales de esta nación y demuestran aquellos ideales en su código y en su carácter. Como su Comandante en Jefe, he llegado a conocer a los hombres y las mujeres que llevan el uniforme de los Estados Unidos.  He visto su amor por la patria y su devoción a una causa superior a ustedes mismos. He visto su disciplina, su idealismo y su sentido de honor.  Sé que cada orden que d conllevará cierto costo. También sé que, sin lugar a duda, cada orden que dé será llevada a cabo con destreza y valentía desinteresada.

     Es posible que estén por delante horas cruciales. Conocemos los retos y los peligros que enfrentamos. Si esta generación de estadounidenses está lista, aceptamos el peso del liderazgo, actuamos por la causa de la paz y la libertad.  Y por esa causa, prevaleceremos.

     Gracias por su servicio.  Que Dios los bendiga, que Dios bendiga a sus familias y que Dios bendiga a los Estados Unidos.  (Aplausos.)

                       END

        1:15 A.M. CST


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